𝟘𝟜

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- ¿Acompañante de Min YoonGi?

Estuve esperando cerca de una hora, sentado en el incómodo banco a las afueras de la enfermería donde se encontraba el joven de tez pálida y oscuro cabello. No había pasado mucho tiempo desde que nos conocimos, tampoco éramos cercanos. No teníamos siquiera algo parecido a una amistad, pero cuando preguntaron por su acompañante yo no dudé en levantarme del lugar.

Una vez entré en la pequeña sala me encontré con esa persona de mayor edad que la mía... ¿debería llamarle "Hyung" o tal vez "sunbaeming"? El caso es que sus ojos se encontraban cerrados, su respiración era tranquila. Su pecho subía y bajaba lentamente al compás que soltaba suspiros con la boca abierta; esos que dejaban escapar pequeñas nubes de vapor por el contraste de la calidez de su cuerpo y el frío ambiente.

No sabía que hacer exactamente, asiqué me senté a uno de sus lados y me quedé observando los hematomas en su cuello. Fue entonces cuando me tomé un tiempo para estudiar su anatomía. Si os soy sincero, la duda me estaba matando.

¿Acaso le conozco?

Y si no es así... ¿por qué me suena tanto su persona?

No solo su personalidad creaba esa duda; su delicado cuerpo, sus rasgos faciales tan finos y femeninos y, ahora que lo recuerdo, ¿es realmente posible que alguien pueda parecer de porcelana y que tenga esa gruesa y profunda voz?

Con la curiosidad en la punta de los dedos comencé a buscar su nombre en las redes sociales porque, Dios, soy tan patético que me deba vergüenza preguntarle algo como eso. Aún así lo intenté por varias plataformas hasta que... ¡Bingo! Encontré su cuenta en Twitter. Lo que no me esperaba es que él fuese a despertarse tan repentinamente, cosa que me asustó a tal punto que retrocedí en la búsqueda, eliminando así – por desgracia – la cuenta del listado de búsquedas recientes.

Tras dar unas leves toses, empezó a removerse entre la sábana blanca - ¿Qué hago aquí? – dijo con un tono confundido y desorientado mientras miraba a su alrededor.

¿Debería preguntarle?

Por alguna razón no había demasiada información en la cuenta que encontré, tan solo su edad, nombre completo y nacionalidad. Pero, incluso si no sabía demasiado sobre YoonGi, seguí sintiendo esa extraña sensación de familiarización, esa que a veces me perturbaba.

- ¿Park? – dijo él, mirándome con confusión - ¿A dónde me has traído? – con muecas de dolor en el rostro se levantó de la camilla de enfermería. ¿Y yo? Bueno, yo tan solo pude decir lo que ya todos sabían, no se me ocurrió otra cosa que decir más que eso: enfermería.

Ridículo.

- Ese imbécil... - murmuró entre dientes, reteniendo la furia que sentía. Su reacción fue tan calmada que no parecía la primera vez que algo así le pasaba, de hecho, era como si que hubiesen intentado dejarle sin aire, no fuese algo importante. Parecía más preocupado por las marcas en su cuello que por el hecho de que intentasen acabar con él.

Dirigí la mirada a mi teléfono, donde la pantalla se mantenía en un tono negro, acompañado de una gran grieta que dividía norte y sur. Un bostezo y con un pequeño gemido de dolor se reincorporó por completo, parece una tontería, pero eso hizo que tirase mi teléfono – más bien se resbaló de mis manos de jabón – y se llenó de grietas más pequeñas hasta el punto de no ser visible la pantalla.

- Mierda... - susurré sobando la pantalla con cuidado de no estropearla más.

Y sin previo aviso, YoonGi se situó frente a mi para ver el destrozo que había causado por mi propia cuenta. Me arrebató el teléfono al segundo, como si fuese parte de una abrumante magia.

- Esto ha sido mi culpa, ¿cierto? – al levantar la mirada me encontré con sus rosados labios hechos una fina línea...se veía lindo así – Lo siento...

- No te preocupes, ha sido culpa mía. – dije levantándome de mi lugar a un lado de la camilla.

Tras varias muecas más, el teléfono acabó de vuelta en mis manos.

- Creo que me iré a casa...en serio, lamento todo lo que ha pasado. – suspiró comenzando a caminar en dirección a la salida que nos separaba de la realidad.

- ¡Espera! – él obedeció y se giró sobre sus talones al escuchar mi voz, esperando a que continuara, cosa que no hice hasta poder volver a escuchar la suya.

- ¿Sí, Park?

- ¿Nos...volveremos a ver? – una risa salió de sus finos labios.

Eres jodidamente tierno, Min YoonGi.

- Si así lo quieres, creo que te debo una. – una pequeña sonrisa desveló sus rosadas encías y...algo dentro de mí se paralizó – En realidad, creo que te debo varias...

Esa sonrisa... ¿quién diablos eres?

ᴳʳᵃᶜⁱᵃˢ ᵖᵒʳ ˡᵉᵉʳ ʸ ᵛᵒᵗᵃʳ

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F i r s t L o v e	«ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora