Cuando Percy aparece en una cueva...

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Cuando abrí lo ojos, noté dos cosas.

1) No estaba en el Campamento.

2) Dos empusas estaban cuidando la entrada de la pequeña cueva.

Intenté hablar, pero no hubo palabras, sino que en su lugar solo solté unos gruñidos.

Una de las empusas escucho y le dijo algo a la otra.

La que había escuchado entro a donde estaba, mientras que la otra se fue.

- Oh, Percy Jackson, no sabes cuánto había esperado para verte así... Tan frágil... Tan débil.

Y se empezó a reír como loca.

Una voz trono detrás de la empusa.

- Deja de burlarte de él, Kary.

La empusa, Kary, se calló de inmediato y volteó a ver a la nueva.

- Lo lamento, mi señora.

E hizo una reverencia.

La nueva se acercó, iba vestida como salida de una película de Harry Potter, mientras alzaba una de sus manos.

- No hay necesidad de eso.

La empusa se alejó de Percy, aún en pose de reverencia.

- Ahora, tu.

Señaló con un dedo a Percy.

- ¿Yo?

La chica rió.

- Oh, Percy, ni estando así dejas a lado tú sarcasmo.

Percy la vió a la cara.

- Bueno, es mi estilo, señora Hecate.

La chica soltó una risa, pero está risa fue una risa sin gracia.

- Me descubriste rápido.

Ahora, Percy rió.

- Pues, si no vistiera como salida de una convención de Harry Potter, sería más difícil.

Hecate lo vio y sonrió.

- ¿Sabes porque estás aquí?

- Pues, es lo de siempre ¿No?

Hecate se acercó a él.

- Si, te quieren matar, me encomendaron ese trabajo, no es nada personal.

Percy sé encogió de hombros.

- Supongo que no hay problema, pero ¿Puedo preguntar algo?

- Claro, querido.

- ¿Quién fue?

Hecate hizo mueca.

- No puedo responder eso, querido, es ética profesional.

Percy asintió.

- Cierto, bueno, ¿Puedo pedirte algo antes de morir?

- No vas a morir, Percy.

Percy rió.

- Oh, vamos, no hay que mentir.

- No te miento, me encomendaron que te hiciera la vida imposible, pero la verdad es que te debo mucho, gracias a ti, los dioses menores somos más valorados que antes, por ello te voy a dar de escoger tu castigo.

- Supongo que... ¿Gracias?

- De nada, Perseus, ahora, tengo tres opciones, la primera es volverte inmortal, la segunda opción es hacer que te enfermes gravemente, pero sin matarte inmediatamente, si no que te mueras lenta y dolorosamente y la última es que mate a tu seres queridos frente a ti... ¿Sabes que? Olvida esa última.

Percy pareció pensativo.

- Me dejas pensarlo, porfavor.

Hecate asintió y salió de la cueva.

Sin Miedo... //CANCELADA/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora