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❝ ¿Acaso no me vez? Yo ... Creo que me estoy enamorando, me estoy enamorando de ti. ❞ The 1975 —Falling For you.

Macarena.

Llevaba tres días sin ir a la escuela o salir de casa, estaba muy enferma. Cuándo Santiago me dejó en mi casa, yo tuve dolores de estómago, muy fuertes, y no fue por el hot dog.
Mi cuerpo no estaba acostumbrado a comer cosas así, no lo hacía por qué quería mantener mi figura, además de qué comía muy poco.
Ese hot dog estaba delicioso y jamás me arrepentiría de comerlo.
Cómo siempre a mis padres no pudo importarles menos, el que yo estuviera mal.
No había hablado con Santiago tampoco después de esa noche.
Y el no me había preguntado si estaba bien, y lo entendía, no éramos los mejores amigos.
Anna era la única que me visitaba y me ayudaba a hacer las tareas.
Fue la semana más dura para mí.
Regresé a clases una semana después.
Me sentía mejor, además ya estaba aburrida de sólo escuchar a mis padres discutir.
—Miren a quién tenemos aquí —Dice Robi —Oye perdón por no visitarte pero eso de las bacterias, enfermedades, ug no es lo mío.
—No te preocupes —Sonreí.
—Y ¿Vendrás a la fiesta de Eduardo? —Me pregunta.
—No lo sé —Le respondo.
—Vamos Maca, Anna no puede por qué va a visitar a sus parientes de Japón. Deberíamos ir juntas. —Dice haciendo un puchero — Además no tendremos clases estás dos semanas por lo de la estúpida huelga.
Sólo había regresado un día para después volver a estar en casa encerrada, genial.
—Está bien —Le digo cediendo por fin.
—Oye ¿Y cómo te va haciendo el trabajo con el emo ése? —Dice Robi, burlándose.
Yo giró los ojos.
—Se llama Santiago y es un buen chico... Aunque sí, es muy raro, nunca se quita ése feo suéter y casi siempre huele a nicotina. No sé debería de sonreír más o ser cómo cualquier chico normal —Digo, y no puedo creer lo que he dicho, he sonado muy bitchin.
—Whatever, es un perdedor —Dice Robi riendo.

Santiago

Whatever, es un perdedor”

No pude dejar de pensar en todo lo que habían dicho sobre mi, y es qué después de haber estado con Macarena un par de horas, pensé que era diferente a todas las huecas de la preparatoria.
Suelto un gruñido al ver que he cagado mi dibujó.
—Mierda —Gruño.
—Relajate muchísimo ¿Estás bien? —Pregunta Macarena detrás de mí.
Tiene su sonrisa de boba, era a la última persona que necesitaba ver.
—No te importa ¿O sí? —Respondo sin mirarla.
—¿Que te pasa? ¿Por qué estás tan borde? —Pregunta confundida.
Yo me levanto del asiento y por fin la miró.
—Te importa una mierda... Sabes ¿Sabes que? Eres justamente cómo pensé que serías, me equivoqué al pensar que eras diferente a las de aquí, eres una hueca, descerebrada, a la que sólo le importa así misma. Te crees perfecta pero estas lejos de serlo y déjame decirte por qué, crees que todos deben estar a tus pies, que deben complacerte y llenarte de halagos... Yo soy real, no finjo para encajar como tú, déjame decirte algo que te debieron de decir desde hace mucho, no ofreces nada, no eres más que una cara bonita y nada más, si algún día ganas un trabajo será por eso, no por tu inteligencia, la cual es inexistente. —Ella me mira sería, cómo si no sé creyera lo que le estoy diciendo —Y no te preocupes princesa, yo haré el trabajó. —Digo para después darme medía vuelta e irme.
Fue después cuándo me di cuenta que había un par de personas a nuestro al rededor mirándonos.
Algunos se estaban burlando y otros me miraban mal, me da igual.

Macarena.

Después del numerito de Santiago llegué a casa a tirarme en la cama. Quizá el tenía razón, o quizá no.
Cierro los ojos y siento las lágrimas resbalar por mí mejilla. Y es que todo lo que me había dicho me había dolido, todos pensaban que yo era una hueca sin cerebro por el simple hecho de "ser bonita".
Y yo les cerré la boca sacando buenas calificaciones y siendo la mejor en todo. Aún así las palabras de Santiago dolían.
Me quedé dormida por haber llorado tanto. Al despertar cheque mi celular y tenía un mensaje de Robi.

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