Capítulo 8

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Nicholas

   -¡¿Qué coños le has dado?!- le pregunto a imbécil que tengo cogido de la camiseta.

   -¡Joder tío!- gruñe con los ojos saliendole a las orbitas- Burundanga- agrega admitiendo el muy gilipollas.

"¡Mierda!"

Esa es una droga que usan los capullos como él para poder violar a las mujeres. Es indolora e incolora, por eso resulta muy fácil meterlo a la bebida sin que nadie se de cuenta al ingerirla.

Me nubla la mente con tan solo pensar que era capaz de hacerle algo así a una chica.

Aquella noche iba a acabar con los nudillos echo mierda.

Pero antes siquiera de que pudiera darle una paliza a ese mal nacido, una voz hablo a mis espaldas.

   -No me siento bien- dice Allison sosteniendo su cabeza entre sus dedos.

La observe y luego me volví devuelta al tipo y le estampó el puño contra la cara de aquel hijo de puta.

Lo suelto y le tiró al suelto y me vuelvo hacia Allison, que está completamente aterrorizada. Algo en mi se movió al verla de aquel modo. Por mucho que me pareciera a una remilgada estirada y que me caía de huevo, nadie se merecía que lo drogaran sin consentimiento. Me aproximo a ella lentamente para examinarla y ver que no se desmaye y tenga que cargarla hasta el hospital. Cuando estuve lo bastante cerca, ella retrocedió unos pasos, asustada y temblorosa. Me tiene miedo...

   -¡Joder, no voy a hacerte daño!- le digo sintiéndome como un bastardo delincuente cuando yo no tenia la culpa de absolutamente nada.

   -¿Qué me habéis dado?- pregunto tragando grueso y sosteniendo su cabeza que al parecer se le ha vuelta pesado.

Levante la mirada al cielo tratando de pensar con claridad.

"¡Menudo rollo en el que me metí!"

No debí ofrecerme para traerla a casa cuando Briar preguntó, debí de haber dejado que Jace o Nate vayan.

   -¿Tienes las llaves de tu residencia?- le pregunto en un tono de cabreo.

Yo no tenia por qué estar jodiendo por ella.

Me observa y empieza a razonar.

   -¡Mierda!- grita y da patadas dramáticas al suelo- lo he dejado en el coche de Jace junto a mi móvil.

Genial. ¿Ahora donde la llevo? No puedo dejarla tirada aquí, tampoco soy un sicópata.

   -No puedo volver allí adentro y arriesgarme que Briar se de cuenta de que te han drogado, no quiero y no estoy de humor para aguantar sus gritos- declaró dando círculos en el césped y pasando mis dedos por mi pelo nervioso.

Esta mujer ha conseguido tocarme las narices más veces que cualquier otra mujer que hubiera tenido el placer de conocer.

   -¿Estás bien?- le pregunto concentrándome en ella. Había olvidado lo más importante.

   -No- me contestó. Era obvio.

Baje la mirada y pude ver que sus párpados ya comenzaron a pesarle.

   -Estarás bien- intente calmarla en un intento de hacerlo conmigo también.

La cogí del brazo y la llevo a mi camioneta que estaba a pasos de allí.

   -¿Por que tuviste que haber aceptado la bebida de un extraño, si no has tomado nada en toda la noche?- le pregunto sin poder explicarlo yo mismo.

Nada Más ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora