Capítulo 1

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Allison Morgan

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Allison Morgan

Observar a mi madre encimar las cajas con cuidado, y metiendo las maletas en el maletero tarareando una canción mientras se lo  concentraba en su labor, eso me había cabreado aún más por qué se había echo real, ya no solo era esa suposición que me había creado en la cabeza en forma de esperanza. Era oficial nuestra mudanza a California. Dejaría todo mi hogar e incluida toda mi vida con aquel viaje del demonio. Pero claro, mi opinión no era bienvenida, y mucho menos si tenía una opinión que no fuera de agrado de mi madre. La sonrisa en el rostro de mi madre era más que obvio que estaba muy emocionada por aquel traslado que iba cambiar totalmente nuestras vidas, pero a ella parecía no importarle en lo absoluto lo que aquel viaje implicaba, ella estaba más que feliz, mientras que yo sentía que me estaban despojando de mi vida y todo lo que la rodeaba. Había pasado tres meses desde que recibi la noticia más destructiva, la que cambiaría mi vida por completo la que conseguía que suplicara como una niña de ocho en vez de dieciocho. No podía creer que estábamos a punto de
cruzar un estado entero para llegar a Los Ángeles California, y todo por el mísero marido de mi madre.

Pero no podía hacer nada, ya era mayor de edad, pero con mi madre se iba mi futuro, no podía pagar sola la universidad, y la ayuda de mi madre era necesaria. Pero no voy a negar que se me cruzó por la cabeza una y mil veces largarme; lejos de una madre que solo piensa en si misma, lejos de los desconocidos con lo que me iba tocar vivir, por qué desde ahora en adelante iba a tener que compartir mi día a día con dos personas completamente desconocidas.

—Ya alégrate Allison, vamos a vivir en California frente al mar. ¿Que más puedes pedir?— me pidió mi madre mientras me subía a su coche nuevo para tomar marcha a California.

—A mi no me importa convivir con un tío que tiene casas en los East Hamptons mamá— replique de mala manera.

Me estaba obligando ¿cómo podía obligarme, ya era mayor de edad? Al parecer no le importaba mis sentimientos. Pero ella seguía insistiendo en que si le importaba; pero no paraba de demostrar lo contrario. Ya había pasado nueve años desde que mi padre nos abandonó un dia sin rastros ni huella, se había ido así nada más, sin decir nada y sin regresar; pero ya lo habíamos superado...bueno yo aún seguía intentándolo, estaba más que claro que mi madre ya lo había hecho, eso era más que obvio si así lo poníamos.

—All entiéndelo, eres mi hija, quiero que formes parte de está nueva familia ¡por Dios santo! Ya lo he dicho mil veces y una. Pero tranquila, que no me cansaré de repetírtelo, hija—agrego mi madre en un tono de cabreo sin apartar la vista de la carretera, ese tono que había usado mucho estos días siempre que sacaba ese maldito tema.

Ella no comprendía lo duro que era esto para mí, ella comenzaba una nueva vida a lado de su nuevo marido, el cual no conocía yo, pero quería que fuera parte de esa familia que ella quiere que seamos; el estereotipo de la familia perfecta de película.

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