Cuando Marco el Fénix despertó aquella mañana, no esperó encontrarse a Ace Puño de Fuego durmiendo en su cama.
El primer pensamiento que tuvo el rubio al verlo fue "¿Acaso él y yo...?", pero inmediatamente descartó esa idea. Recordaba perfectamente haber estado sobrio la noche anterior, y haberse ido a acostar solo. Entonces, ¿en qué momento había Ace entrado a su habitación y cómo se había colado en su cama sin que él se diera cuenta?
Sin alarmarse ni por un instante, se incorporó sobre la cama y esperó a que el menor despertara.
No pasó mucho tiempo hasta que Ace, finalmente, abrió sus ojos. El pecoso bostezó y se estiró, siendo observado por Marco en todo momento. Cuando Ace reparó en la curiosa mirada del comandante de la primera división, una amplia sonrisa se dibujó en sus labios.
—Oh, hola Marco —saludó en tono casual.
Marco frunció levemente el ceño.
—Ace, ¿podrías decirme qué estás haciendo en mi cama, yoi? —le preguntó sin perder la calma.
—Bueno, verás... —Ace se incorporó a su lado, cruzándose de piernas—. Como sabrás, debido a mi condición, no tengo problema con quedarme dormido en cualquier sitio.
Marco asintió, recordando las cuantiosas veces en las que el menor, debido a su narcolepsia, se había desplomado en los lugares más inusuales; su regazo, por ejemplo.
—Y, cada vez que me recuesto a tu lado, me siento más... cómodo. ¿Comprendes? —prosiguió el menor.
—¿Y ese es motivo suficiente para que te infiltres en mi camarote por la noche y te metas en mi cama sin mi permiso? —Marco arqueó una ceja.
—Bueno, ¡sí! —respondió Ace con inocencia.
Marco suspiró.
—Ace, no puedes hacer eso —le dijo con franqueza.
—¿Y por qué no? —se quejó el menor, haciendo pucheros—. No hay nada de malo en que dos hombres duerman en la misma cama por comodidad, de niño lo hacía todo el tiempo con mis hermanos.
—Pero ya no eres un niño, yoi. Además, no recuerdo haber dicho que yo me sintiera cómodo.
—Pues... Tampoco te quejaste.
Era cierto, ni siquiera había sentido la presencia de Ace durante la noche. No obstante, no podía permitir que aquello volviera a ocurrir, no era correcto.
—Ese no es el punto, yoi. ¿Por qué de pronto tienes la necesidad de dormir conmigo? —preguntó Marco, intentando sonar razonable.
Ace evadió su mirada, ligeramente avergonzado.
—Porque... Últimamente, he estado teniendo algunas pesadillas... Y eso no ocurre cuando estoy junto a ti, Marco.
Aquellas palabras fueron tan inesperadas que el mayor se quedó sin habla. Observó con detenimiento al pecoso, buscando un deje de burla o sarcasmo en su expresión, pero no encontró nada más que un triste destello en su mirada. Y nadie podía resistirse a aquel gesto, mucho menos viniendo de Ace.
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the brat and the phoenix | MarAce
Fanfic| Colección de relatos. | Disclaimer: Ni los personajes de la historia ni el fanart de la portada me pertenecen. Créditos a sus respectivos autores.