Dudando de mi heterosexualidad | | [Emiliaco]

Prólogo: Hetero

Emilio un chico que cree ser hetero, que afirma serlo, incluso demuestra ser hetero, odia a los homosexuales. Lo que Emilio no sabe es que su mejor amigo "Joaquín Bondoni" es uno de ellos.

Joaquín no se avergüenza de ser gay, para el es un orgullo serlo, el único que no sabe que lo es, es su mejor amigo "Emilio Osorio", al cual el mismo tiene miedo de decirle que lo es.

El pequeño Bondoni sabe que su mejor amigo no soporta a los homosexuales, para el rizado son raros y los suele molestar, su motivo para no decirle es que no quiere perder su amistad.

Cinco años de amistad que se irán a la basura el día que el joven Bondoni le diga que es gay, por más homofobico que sea su mejor amigo no pudo evitar enamorarse de él.

—¿Que haces con Bondoni, Marcos? —preguntó el moreno con una mueca de asco al ver al castaño

—Pasando tiempo con mi mejor amigo —el rizado paso una de sus manos alredor del cuello del castaño

—¿No que muy homofobico? —rodó sus ojos al ver el acto que cometió el rizado

—Y lo soy, no soporto a los homexuales; son un estorbo, desearía que todos murieran —respondió tranquilamente

—Wey estas abrazado de tu mejor amigo el cual es gay —se cruzó de brazos, el rizado rápidamente quito su mano del castaño

—De qué diablos hablas Roy —contestó molesto el rizado—. Mi mejor amigo es hetero igual que yo

—¿Y no que muy orgulloso de ser gay Bondoni? —dirigió su mirada al castaño el cual sólo agachó la cabeza

—Fuchi, no le metas ideas absurdas a Joaquín —hizo una ceña con la mano para que el moreno se fuera

Por primera vez en su vida las palabras de Roy tenían algo de razón, se supone que Joaquín es abiertamente gay, además de que está muy orgulloso de serlo.

Pero tampoco quiere perder la amistad que tiene con Emilio, solo por ser gay, aunque sabe que no debería mentirle y se había decido a decirle que era gay y no le daba pena decirlo.

Como cualquier otra tarde de amigos, la pasaron demasiado bien, el chico de cabellos rizados coqueteaba con algunas chicas que realmente eran bellas.

Una vez en casa del rizado, el corazón del castaño latía muy rápidamente, sentía que se le saldría en cualquier momento, Emilio se sentó a un lado de él.

—Te noto tenso, ¿algo sucede? —preguntó mirando a los ojos a su mejor amigo

—Necesito confesarte algo —respondió jugando con sus dedos

—Mira si ya tienes novia no problema, entiendo que no le hayas querido decir —comentó sonriendo

—No es eso, nada que ver con lo que te voy a decir —respiro hondo, decir esto sería acabar con una linda amistad

—¿Entonces? —preguntó curioso—. No me digas que te gusta la misma chica que a mi me gusta

—¿Que? —miro un par de segundos los ojos de su mejor amigo—. Claro que no idiota

—Vaya —llevo su mano a su pecho, realmente se sentía algo aliviado

—Bueno te quería decir que yo soy gay —mencionó tranquilamente

—¿Eres gay? —abrió los ojos a más no poder—. Maldita sea dime que escuche mal

—No lo hiciste, soy gay —repitió con una sonrisa—, y estoy orgulloso de ser gay

—Debe ser una equivocación —se alejo un poco del castaño—. ¿Es una broma?

—No, no es ninguna broma —respondió poniéndose de pie

—¡Largo de mi casa! —elevó la voz, sin duda estaba molesto

—Ya lo esperaba —sonrió triste, su corazón dolía solo un poco

—No quiero ser amigo de un gay —mencionó con veneno en sus palabras

—Era de esperar esta reacción —camino a pasos lentos hasta la salida

—Me das pena, ¿como pude ser amigo de un gay todo este tiempo? —preguntó con su ceño fruncido

—¿Cómo pude ser amigo de un idiota como tu? —preguntó abriendo la puerta—. No puedo creer que me enamore de una persona como tú

Y sin más el castaño salió de la casa de su ex-mejor amigo. Había sido una difícil situación, le dolía cada palabra que dijo su ex-mejor amigo.

Llegó a su casa, solo para encerrarse en su cuarto y llorar como nunca en su vida lo había hecho. Su corazón se había roto en mil pedazos.

Pero se sentía bien por haber dicho con orgullo que era gay, no le daba pena decir lo que era, lo que sí le dio pena fue ocultar lo que era, y sólo por conservar una amistad ridícula.