VARNEY EL VAMPIRO; O, EL FESTÍN DE SANGRE

CAPITULO 2 LA ALERTA-EL DISPARO-LA PERSECUCIÓN Y SUS CONSECUENCIAS.

Luces se encienden por toda la casa y varias de las puertas de las habitaciones se abren, voces llamando a unos y otros, había caos y conmoción en los habitantes de la casa.

—"¿Has oído el grito Henry? —pregunto un hombre joven a medio vestir, mientras entraba a la recámara de otro joven de su misma edad.

—"Si, ¿de dónde provino?"

—"Dios sabrá"

—"Pero ahora todo está en silencio"

—"Si; pero a no ser que haya estado soñando, hubo un grito"

—"No podríamos haber soñado lo mismo ¿de dónde crees que vino?"

— "Llego tan de repente a mis oídos, que no sabría decirlo"

Tocaron a la puerta de la habitación donde ellos se encontraban y una voz femenina exclamo:

—"Por el amor de Dios, despierten"

—"Lo estamos" —dijeron al tiempo los dos jóvenes mientras salían de la habitación

—"¿oyeron algo?"

—"Si, un grito"

—"Oh, registren la casa; ¿de dónde provino? podrían decírmelo?"

—"De hecho, no lo sabemos, madre"

Otra persona se unió a la conversación, un hombre de mediana edad, diciendo:

—"Buen Dios! ¿Cuál es el problema?"

A penas estaba diciendo esto, cuando una rápida sucesión de gritos llegaron a sus oídos, aturdiéndoles, la anciana, a la que uno de ellos había llamado madre, se desmayó y habría caído al suelo de aquel corredor, si no la hubiera sostenido el hombre que se encontraba en la esquina, quien al hacerlo se tambaleo, como aquellos gritos que penetraron el aire de la noche, más sin embargo fue el primero en recuperarse, ya que los jóvenes se mostraban paralizados.

—"Henry!" —Exclamo —"por el amor de Dios, sostén a tu madre, no hay duda de que los gritos provienen de la habitación de Flora"

El joven sostuvo rápidamente a su madre, y el hombre que acababa de hablar, volvió hacia su dormitorio y regreso en un momento con un par de pistolas, y dijo: —"sígame, quien pueda"— corriendo hacia el otro lado del pasillo, en dirección a la antigua estancia, de donde provinieron los gritos. Pero ahora todo estaba en silencio.

La casa fue hecha para ser resistente, y las puertas estaban hechas con roble de considerable espesor, por desgracia, no tenía cerradura desde fuera, de modo que cuando el hombre llego a la recamara para brindar la ayuda que tanto se requería, no pudo hacer nada, se acercó rápido a la puerta.

—"¡Flora, Flora!" —¡Gritó —" ¡Flora, háblame!"

Todo estaba en silencio.

—"Buen Dios, hay que forzar la puerta"

—"¡Escucho un extraño sonido que proviene del interior!" —dijo el joven, estremeciéndose.

—"Yo también, ¿qué es lo que suena?"

—"No lo sé, pero se asemeja al de un animal alimentándose, o succionando algún liquido"

—"¿Qué demonios puede ser?, ¿no tiene alguna herramienta que logre forzar la puerta? perderé la cabeza si sigo esperando aquí"

—"Tengo" —dijo el joven —"espere un momento"

Bajo rápidamente la escalera, volviendo después con una pequeña pero potente palanca de hierro.