Capítulo 6

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Un quejido salió de sus labios al sentir su cuerpo caer sobre... ¿pasto?, comenzó a abrir los ojos lentamente mientras que con una mano tentaba el lugar sobre el que había caído comprobado que era pasto. Sus orbes se abrieron demasiado al encontrarse con unos zafiros que le miraban preocupado, sus mejillas se tornaron rojas al reconocer aquella persona que tenia encima.

-¿K-Kardia? - no quería creer que el peliazul lo había salvado, no podía ser así ¿no? ¿porqué él?

-¡Por Zeus Degel!, ¿estás bien? - el peliverde asintió mientras que el heleno suspiraba aliviado mas eso sólo fue por unos segundos - ¡imbécil! ¡casi te matan! ¡jamás leas mientras caminas, no se si nuevamente este ahí para salvarte! - dijo con reproche mientras fruncía ligeramente el ceño.

-L-lo siento - se disculpó. El peliazul se quito de encima del francés mientras este se sentaba sobre el pasto - e-el libro era interesante - murmuró. Kardia lo miró lo conocía muy bien y sabia que el galo no era despistado por ello le sorprendió verlo caminar tan distraído y mas cuando ni siquiera se detuvo a mirar que no cruzaría algún automóvil, no lo dudó ni un momento y se lanzó a el para salvarlo de una posible muerte.

Por su parte, Degel había desviado la mirada estaba realmente avergonzado, sentía su rostro arder seguramente tenia las mejillas sonrojadas, aunque no era solo por en hecho de su irresponsabilidad al cruzar la calle también por que tuvo tan cerca el rostro del griego, eso si que lo hacia sentir aun mas apenado.

-No vuelvas a hacer eso, casi me matas de un infarto - dijo preocupado. Degel sintió una leve punzada al oír aquello sin embargo un tirón en su brazo derecho le hizo abandonar sus pensamientos y cuando menos se dio cuenta Kardia ya lo tenia pegado a su cuerpo. Kardia lo había abrazado. - no podría vivir si algo te pasará, ¿entiendes? - no respondió, ni siquiera podía articular alguna palabra.

Prefirió no responder y de manera casi inconsciente se aferro al cuerpo del griego sintiendo la calidez que este emanaba la misma que años atrás lo calmaba y le traía paz, deseaba gritarle todo aquello que se a guardado desde aquel día, quería confesarle sus sentimientos, deseaba besar aquellos carnosos labios que tanto lo invitaban sin embargo no haría nada de eso pues la sensación de aquella vez le impedía hacerlo además, aun tenia algo de dignidad y después de todo era un Aquario, no se permitiría caer en su sentimentalismo... no de nuevo.

A lo lejos un auto miraba la escena de ambos jóvenes, chasqueo la lengua molesto y retiró el cigarrillo de sus labios.

-¡Ese imbécil! - dijo mientras miraba por el retrovisor del auto - el jefe se molestara demasiado cuando se enteré - murmuró.

Observó por breves segundos a Kardia y Degel para luego tirar la colilla del cigarro que anteriormente fumaba y poner el auto en marcha.

******

El manto oscuro había cubierto toda Atenas, las estrellas brillaban mas que otros días mientras que el viento soplaba lentamente haciendo crujir a algunas ramas.

En la mansión de la familia Aquario el silencio gobernaba, era la hora de la cena y, luego de años de ausencia donde el mayor se negaba a cenar junto a sus hijos él estaba ahí, sentado a la cabecera de la mesa junto a sus dos hijos a los lados. El silencio era demasiado incómodo para los tres, ambos hermanos se miraban confusos ante la presencia de su padre, si bien aquello les alegraba también les parecía extraño e incluso sospechoso.

Camus desde hace rato que había notado la actitud extraña de su hermano y estaba seguro que la causa no era precisamente el hecho de que su padre estuviese acompañándolos en la mesa, mas bien aquella actitud la traía desde la tarde cuando llegó a casa.

❝Sálvame❞  [Reedición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora