҉ ʟᴏʟʟɪᴘᴏᴘ ➳ ᴊᴏꜱᴜᴋᴇ ʜɪɢᴀꜱʜɪᴋᴀᴛᴀ

ᴜɴᴏ

　 ҉ la llegada de idara momoka
a morioh-cho.

era un día soleado en morioh. la radio sonaba como todos los días con su típica canción de las mañanas, que se escuchaba en cada casa, en cada auto, en cada puesto de trabajo o local.

aún recordaba la primera vez que escuchó la canción.
estaban bajando sus cosas del auto, una caja grande llena de juguetes y peluches; que obviamente llevaba su padre.

- ¡dejame ayudarte, padre! - exclamó en su idioma natal, causandole risa al hombre de 40 años.

- claro que si, bambi. - cedió pasandole un par de osos de felpa. -  pero recuerda que vas a tener que practicar más tu japonés y olvidarte un poco del italiano...

bambi. que adorable apodo le había puesto.

el barrio era muy tranquilo. la ciudad en sí lo era... o bueno, lo parecía ser.
nunca hubiera imaginado todo lo que le esperaba a lo largo de su bizarra adolescencia.
tenía muy mala memoria, pero sus primeros años en morioh-cho era algo que no olvida sin ningun detalle. y menos el tiempo en el que él apareció en su vida.

era una niña de 10 años muy normal. era alegre, coleccionaba peluches a los cuales hablaba y apodaba con nombres especiales, miraba televisión hasta tarde, se adornaba el cabello en dos trenzas y amaba los dulces.
era como cualquier otra chica.
pero su único defecto, ya que se lo hicieron ver así, eran sus ojos.
heterocromia.
una condición en el que el color de tus ojos eran distintos. en su caso, uno era gris oscuro y el otro café.

eran preciosos. de verdad, lo eran. él aún recordaba cuando la vio por primera vez. debajo de su lacio flequillo estaba su reluciente y destacable mirada; llena de alegría y emoción de empezar el colegio en un lugar totalmente nuevo.
sus rasgos además eran totalmente distintos a los del resto. se notaba a leguas que no era de allí.

estaba anonadado mirándola.
idara no le había puesto tanta atención al principio, estaba buscando un espacio libre en el salón para guardar sus cosas y tener un asiento. todo el mundo la miraba, y ella llena de inocencia creía que eran con buenas intenciones.
de fondo susurraban y cuchicheaban cosas como;
"¿que le pasa en la cara?"
"¿y los ojos, los viste?"
"¿desde cuando vienen europeos aquí?"

ay, la inocencia infantil puede llegar a ser la más cruel.

- niños, comienza la clase. - aclaró la maestra entrando al salón con su típica sonrisa de oreja a oreja, esta vez más radiante que nunca, como si fuera el primer día de clases.
- ya se habrán percatado de la nueva compañera aquí... idara, ¿quieres pasar a presentarte?

la niña tardo en entender lo que dijo. no estaba tan acostumbrada al idioma. pero al entender su nombre en sus labios, supo que estaba hablando de ella.

- uh... - paso al frente con una sonrisa radiante y miró a sus nuevos compañeros. - ¡hola! s-soy momoka idara, tengo años 10 y soy de venecia, italia.

unos chicos del fondo se rieron de su error de gramática, pero ella lo ignoró inocentemente.

- mi padre nació aquí, y decidió que sería bueno volver. ¡espero que nos logremos llevar bien!

esa amabilidad era tan rara en ese entonces. la veían como falsa y necesitada de atención.
ella acostumbraba a ser muy popular y simpática alla en venecia; todo el mundo quería ser su amigo o amiga.
creía que le esperaba lo mismo en su nuevo hogar.
eso quería.

se rieron. en vez de saludar de vuelta, entraron a carcajadas. si no fue por su error de su vocabulario, fue por su acento; si no era por eso, eran por sus ojos, o por su falsa amabilidad.
se le borró la sonrisa, y el color subió a sus mejillas.

- ¡niños, por favor silencio! - la maestra golpeó el borrador contra la pizarra mientras idara miraba a otro lado, por la ventana.
- la compañera esta recién aprendiendo el idioma, no es razón de burla.

- claro, disculpános, años diez. - los niños del fondo volvieron a hacer reír a la mayoría del salón. ella no lo había notado, pero solo había uno que no se había burlado...
y estaba muy furioso del acontecimiento.
no sabía que ese chico sería el héroe de su infancia y la persona más importante de su adolescencia.

✾

las cosas apartir de ese día solo empeoraron para momoka.

en la entrada, solían molestarla gritandole cosas; lo que hizo que comenzara a llegar más temprano que incluso los profesores para esconderse en el salón.
en las clases, se sentaba contra la ventana, y cualquiera de sus respuestas era motivo de burla. los ptofesores eran incompetentes ante esto; si claro, solo eran niños.
en el receso, llevaba sus mangas a leer y aprender sola el idioma por su cuenta. eso solo empeoraba para tratarla de querer-hacerse-la-japonesa.
en los almuerzos, nadie se sentaba con ella, la hacían irse bajo los arboles del jardín.
por primera vez en toda su vida, se sentía sola.

no les quería decir nada a sus padres. ellos estaban muy felices con la vida en morioh, y creían que su hija también.
ella lloraba todas las noches por que ya no tenía con quien comentar de su nuevo juguete, o con quien hablar sobre el nuevo tema de au grupo favorito.
lo único que quería hacer era llegar a su casa, a casa y a llorar o hacer sus deberes.

les alertaba que apesar de llevar ya un mes en la ciudad, nunca se juntara con nadie, o que nunca les mencionara sobre algún amigo como hacía en italia.
e incluso cuando le preguntaban, ella armaba alguna mentira; que estaban ocupados, que todo el mundo la quería o que estaban fascinados con sus historias de europa.
esa era su fantasía.

¿pero quien podría pensar que una adorable y pura niña como ella podría estar sufriendo un infierno al salir de su casa?

el único que lo sabía era el niño del cabello esponjoso, estilo pompadour, que se sentaba en la otra punta del salón; esperando pacientemente a que la niña de ojos raros le prestara atención y supiera que realmente no estaba tan sola.
el estaba esperando el momento. josuke higashikata.

N/A
ok esto es muy muy horrible pero weno lo intento.

dato:
amo a josuke con todo mi corazon