ᴛʀᴇs

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  ҉ una amistad extraña.

josuke higashikata, un chico severamente popular, ¿que hacía con tal extraña como idara? no pegaban ni con pegamento segun el resto de el colegio

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josuke higashikata, un chico severamente popular, ¿que hacía con tal extraña como idara? no pegaban ni con pegamento segun el resto de el colegio.

pero el chico de estilo llamativo y los ojos claros como el mar desarrolló tal cariño hacia la jovencita italiana que se volvió una de sus más grandes prioridades cuidarlas, justo luego de su cabello.

con solo un mes de amigos; se esperaban mutuamente para ir juntos al colegio, sentarse ambos contra la ventana y cotillear de cosas tanto infantiles como graciosas. no tenían preocupaciones cuando estaban juntos, el niño fue la cura para todo el mal que venía pasando idara.

o eso les hicieron creer.

la primera vez que idara vió a josuke violento.
la habían esperado afuera del colegio, dos chicos y una chica de la clase. esperaron a los jueves, el único día que la italiana salía del colegio sin compañía ya que el chico se quedaba en el colegio haciendo basketball.
casualmente estaba muy lluvioso, incluso se largo s tronar, avisando del temporal que se venía.
apenas la vieron, salieron de su escondite tras los muros del colegio.

— hey idara. ¿sin tu novio para cuidarte? — preguntó el más alto de los niños. su voz atravezó como una corriente de energía la espina de la italiana. sabía que esas sonrisas de maldad y las tijeras en las manos no significaban nada bueno.

en dos maniobras la tenían acorralada en el suelo, tapando la boca de ella con las manos haciendo lo mejor posible para que la jugarreta tan malvada saliera bien.
— ¡ya callate, te vamos a arreglar el cabello para josuke! — rieron mientras la tiraba la niña de la larga trenza de su cabello.

y se escuchó, en medio de los truenos, tal como si hubiera sido un corte en su corazón.
zac.

sintió como el agarre se desvanecía, el peso de su larga cabellera ya no se sentía.
hubo un silencio abrumador por unos tortuosos segundos, en los que los ojos de idara se llenaron en lagrimas.
pero no lloró.
estaba en total shock.

— en... enserio lo hicieron. — murmuró uno de los varones.

— ¡clar-ro que lo hice! — gritó la niña. — ya dejenla, sabe que no debe hablar si no quiere terminar rapada. — habló directamente a la chica, que estaba en medio de una burbuja de pensamientos.

¿por que yo?
¿que hice para merecer esto?

eran preguntas bastante fuertes viniendo de una niña de 10 años.

la dejaron tirada bajo la lluvia, se quedo casi un minuto ahi, sin saber que hacer.
si se quedaba ahi, no solo preocuparia a sus padres si no tambien se enfermaria. si iba a casa, sus padres se enterarían de todo y considerarían volverse...

josuke.

con las piernas cediendole, pasada de shock y nervios, tomó su empapada mochila y el trozo de su cabello.
arrastró sus pies hasta el portón del gimnasio y la voz no le salió, las lagrimas le cedieron, esperando que el notara que estaba allí.

josuke siempre la notaría cuando estaba en problemas, siempre dejaría todo de lado para ayudarla.
despues de todo era su único amigo.

cuando notó las miradas de todos hacia la puerta, se giró y se quedó igual de paralizado de que ella al ver como sus rodillas sangraban y... su trenza en la mano.
soltó el balón, y fue corriendo más rápido que nunca, sin pensarlo 2 segundos, a abrazarla.
sintió como la chica gastaba sus pocas fuerzas en aferrarse a el y llorar, llorar con todas sus ganas.

no había nada que le hirviera más la sangre desde niño, escucharla llorar y por culpa de alguien, aún más.

— ¿quien fue?

— no import-ta, josu. — susurró sin fuerzas. detestaba que apesar de todo quisiera protegerlos.

el niño se separó del abrazo para mirarla a los ojos. — idara. dime quienes fueron. — nunca lo había visto tan serio, emanaba enojo y tristeza.

con su mirada lo dijo todo, sabía perfectamente que fueron los chicos de su salón.
josuke volvió a hablar. — vamos a mi casa. mi mamá puede acomodarte el cabello.
— pero para eso vas a tener que dejar de llorar, ¿va?
secó las lagrimas ajenas con sus pulgares.
la niña asintió y se le escapó una sonrisa; contagiandosela a él.

la abrazó de la cintura para tenerla con fuerza. no pudo aguantar sonrojarse, cada vez que él la tocaba respondía su cuerpo inconscientemente.

l

uego de una hora sentada en la cocina de jojo, mientras su joven madre acomodaba el cabello de idara, porfin había terminado.
antes de verse a ella misma quizo ver la reacción de su amigo, el cual justamente estaba atacando su heladera en busca de comida.

la manzana cayó de su boca entreabierta al ver el nuevo estilo de la chica, que muy en el fondo, provocaba sentimientos que nunca había sentido.

pasó de tener su larga melena azabache a un corte bob que la hacia, de forma imposible, aún más hermosa.
era demasiado para su pequeño cuerpo que estaba recién descubriendo lo que era estar enamorado de alguien.

por que definitivamente lo estaba.

— ¿y... que tal? — se le escapó una risita a ambas al ver la reacción de él sonrojado niño.— al parecer hice un buen trabajo...
se burlo su madre.

reaccionó torpemente y levanto la fruta del suelo. — esta... est-ta muy bonita, si. — hizo muecas avergonzado.
a ella también le subió la sangre a los cachetes.

— bueno... iré a hablar con tus padres para contarles lo que te paso y ver si te puedes quedar a dormir. — habló tomoko, dejando a ambos niños en la cocina.

hubo un corto silencio y jojo volvió a la cocina. — ¿que haces? — preguntó idara apareciendo de golpe tras el, haciendo que pegue un salto y por inercia saque a su amigo imaginario.

— ¡idara siempre me asustas así! — se quejo el niño tirandole un poco de harina, volviendo a desvanecerse el espectro que solo el podía ver.

— ¡oye! — la chica respondio al ataque con un correctivo suave, haciendo que ambos rían a carcajadas. — ya dime...

— estaba intentando hacer pancakes, ya que seguro te quedas a dormir por que tus padres me adoran. — sonrió con ego. idara rodó sus ojos.

— pues los estas haciendo mal. con razón te salen tan pegajosos...

— ¡oye, dijiste que te gustaban! — fruncio el ceño con cierta vergüenza.

— tienen buen sabor pero parecen un chicle, josuke-kun. — rió hechando mas harina, y sorpresivamente tomo con firmeza la mano de jojo que sostenia la cuchara de madera, subiendose el pulso de ambos instantaneamente.
tomarse de las manos era tanto para ellos, como si incluso fuera ilegal.

— ¡idara, puedes quedarte! — gritó desde el salón tomoko, haciendo que ambos chicos sonrían.

— ven, luego seguimos los pancakes, quiero mostrarte algo. — murmuró jojo, llevando a la italiana escaleras arriba.

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⏰ Última actualización: Nov 11, 2019 ⏰

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 ҉ ʟᴏʟʟɪᴘᴏᴘ ➳ ᴊᴏꜱᴜᴋᴇ ʜɪɢᴀꜱʜɪᴋᴀᴛᴀ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora