CAPÍTULO 16

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CE HABÍA CONSEGUIDO conciliar el sueño, cuando escuchó los ladridos, seguidos por unos golpes fuertes en la puerta de su habitación

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CE HABÍA CONSEGUIDO conciliar el sueño, cuando escuchó los ladridos, seguidos por unos golpes fuertes en la puerta de su habitación.

«¿Aspen?»

Los golpes no se detuvieron; eran cada vez más violentos. Ce se sentó y contempló la puerta con temor. ¿Aquel hombre los había encontrado de nuevo? ¿Dónde estaba Aspen? ¿Le habría sucedido algo malo?

Ce se levantó temblorosa. O ladraba sin cesar y se lanzó hacia ella, al mismo tiempo que la puerta se abría de un portazo con un sonido atronador. Un hombre apareció en la entrada; estaba vestido con ropas oscuras y un pasamontaña que le cubría todo el rostro.

Ella sintió que se le helaba la sangre, pero su mente se movió rápido. Empujó a O al interior del baño y lo encerró, antes de correr e intentar alcanzar su bolso; ahí estaba su arma. Sin embargo, el hombre se movió con agilidad. La atrapó y la empujó contra la pared. Ce gritó; él le cubrió la boca con una mano enguantada.

Ce se retorció, luchó y logró golpearlo en la entrepierna. Su agarre se aflojó y ella quedó libre. Corrió hacia la puerta; sabía que, si llegaba al ascensor, podría avisarles a Jules y a Virginia. Sin embargo, antes de que pudiera salir, el hombre la agarró del cabello y la hizo caer.

Ella intentó patear, golpear, morder, pero sus esfuerzos fueron en vano. Gritó de nuevo, pidiendo ayuda, pero él la sostuvo contra el piso y la golpeó. Ce sintió que el rostro le iba a explotar. Quedó aturdida; sus ojos se nublaron y no comprendía sus palabras.

—¿Dónde están? —le gritó, sosteniéndola del pijama—. ¡¿Dónde están?!

Ella no dijo nada y él volvió a golpearla. Se estremeció. Sintió cómo sus labios se desgarraban, cómo se abría su piel bajo sus puños.

«¿Voy a morir aquí? ¿De esta forma?»

El hombre se levantó y empezó a rebuscar por toda la habitación; mientras Ce se quedaba allí, tirada, observando impotente cómo aquel sujeto rebuscaba cada vez más cerca de su maleta, de lo que necesitaba proteger.

Ce intentó moverse; tenía que detenerlo, pero no podía. Los ladridos desenfrenados de O la alcanzaban desde el baño y quiso correr hacia él y tranquilizarlo, pero no podía; estaba demasiado débil. Probablemente el hombre la mataría cuando encontrara lo que buscaba. Eli habría ganado y se saldría con la suya, y ella habría muerto en vano.

Cuando el hombre regresó a su lado, tenía el paquete envuelto en tela en una de sus manos mientras que le apuntaba su arma con la otra. Ce cerró los ojos, gritó y se retorció desesperada contra el suelo. Entonces...

Cayó de la cama.

Y otro nuevo ataque la golpeó.

Ce se mareó. Intentó sentarse, pero todo su cuerpo temblaba. Sus palpitaciones estaban aceleradas; su respiración, entrecortada. Le dolía el pecho. Otra vez no podía respirar, se estaba asfixiando.

Antes de ser extraños  [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora