No Me Separaran De El [Saiino][Sasuino][Terminada]

Cambios

Si no fuera por que es medico pensó que estaba teniendo un infarto en este mismo momento, miro a la habitación donde se encontraba Sai viendo que ya se encontraba acostado durmiendo y se dio el tiempo de mirar la pieza de sus hijos. 

Pasaron los minutos que ella se encontraba mirando el vació y aunque Sasuke le hablo reiterada veces ella nunca escucho nada por lo cual simplemente colgó el teléfono diciendo que antes de medio día pasaría al departamento por su teléfono. 

Dejo todo como estaba y se cambio ropa, fue a ver a sus hijos antes de acostarse. Se acomodo en la cama e intento conciliar el sueño, pero lo único que tenia en la mente era la conversación que tendría mañana con el azabache. Se le pasaron todos los escenarios posibles desde que lo tomaba bien y los dejaba tranquilo hasta que se enojaba y peleaba por la custodia de sus hijos y ganaba. 

Se quedo dormida pensando en lo que podría suceder, durante en la noche solamente tuvo pesadillas, tantas que no pudo contar cuantas versiones tuvo. Pero si podía sentir una punzada en su pecho tan fuerte que solamente se dedico a llorar como si el mundo se le fuera encima. 

-¿Que sucede Ino ? - Pregunto su esposo - Son las cinco de la mañana, ¿Te encuentras bien?. 

-Si... yo solo - Se sorprendió al sentir los brazos de su marido abrazándola por la cintura.

-Tranquila - La dio vuelta para quedar frente a ella - Ino...cariño ¿Que sucede?. 

-No quiero que nada le pase a nuestros hijos - Sus lagrimas comenzaron a salir lentamente, tenia miedo de lo que podía pasar. 

-Ino, mientras estemos aquí nada le pasara a nuestros hijos te lo prometo - La abrazo con mas fuerza, la rubia lloraba mas fuerte, se sentía completamente culpable de lo que pasaba. Pero no tenia fuerzas para decirle la verdad. 

Se quedo dormida en los brazos de su marido mientras el le acariciaba lentamente el cabello como cuando comenzaron a vivir juntos. 

Cuando despertó ya no sentía ese dolor en el pecho que la afligía tanto, pero cuando miro ya no había nadie a su lado. Se levanto con cuidado y fue directo a la pieza de sus hijos encontrándose con una escena totalmente cautivadora. 

Sai tenia a sus dos hijos en brazos, los mecía lentamente mientras tomaban su mamadera. Ella solo podía sonreír al ver la tierna escena que sin dudar fotografió para guardar ese hermoso momento. 

-Ino, despertaste - Le sonrió - He visto que ni con el llanto de Sara te haz despertado por lo cual me levante yo para que pudiera seguir durmiendo. 

-Gracias Sai... - Le sonrió - Si quieres me puedes pasar a los niños para que te prepares para el trabajo. 

-Por que no te duchas, ya tengo a los niños en brazos de todas formas llegare tarde. 

-¿Seguro?. 

-Si, yo me ocupo de esto por un rato. 

-Gracias - Volvió a decir, se fue rápido a la ducha. Pudo lavar sus cabellos con tranquilidad aunque de todas formas se apuro para no poder abusar de la buena voluntad de su esposo. 

Desde que tuvieron a los niños nunca se había ofrecido para cuidar a los dos niños, pero el gesto y la escena la tenían maravillada, haciendo que los malos pensamientos se fueran de su cabeza. Pensó que todo iba a mejorar desde ahora. 

Termino de ducharse y rápidamente seco sus cabellos, para poder vestirse y estar lista para recibir a sus hijos. 

-No demoraste mucho - Llego Sai a la habitación - He dejado a los niños en su cuna, se han vuelto a dormir. 

-Creo que esto es un milagro - Rió un poco por primera vez la rubia en harto tiempo - Creo que ahora están mas tranquilos. 

-Me iré a duchar antes de que se haga mas tarde - Tomo unas cosas del cajón y fue al baño. 

Mientras el estaba en la ducha la rubia pudo ordenar tranquilamente la habitación como tiempo no hacía, al terminar Sai estaba listo para irse a trabajar.

-Nos vemos en la tarde - Le hablo el azabache acercándose a la rubia, deposito un tierno beso en sus labios para después tomar su mochila de trabajo e irse. 

La rubia no podía creer lo que estaba pasando, el día fue lo mas tranquilo y pudo avanzar en muchas cosas ademas de que sus hijos jugaban tranquilamente en su corral. 

Cuando eran las 12:03 el timbre de la casa sonó. 

a Ino se le revolvió el estomago que estuvo a punto de vomitar solo por el susto. Se acerco lentamente a la puerta y la abrió. Sabía lo que le esperaba ahora.