Me gustaría saber cómo se escucha mi nombre entre tus jadeos

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Me gustaría mentir, decir que los besos de Park eran asquerosos, pero una no puede mentir cuando está recibiendo tan buenos besos, pese de quién fueran los labios. 

Podía sentir una de sus manos acariciar mi cintura por arriba de la ropa mientras se encargaba de dejar besos cortos pero demandantes en mis labios.

—¿Sueles ser tan callada en esto?— preguntó contra mis labios mientras yo le asentía con la cabeza y lo volteaba a ver, observando como el pelinegro se quitaba de encima para quedar sentado a mi lado. 

—¿Te gustan esas chicas que se la pasan gimiendo en todo el acto?— le pregunte, siguiendo sus movimientos hasta sentarme y comenzar a arreglarme el cabello.

—Me gustaría saber cómo se escucha mi nombre entre tus jadeos— confesó mientras se ponía de pie, dirigiéndose a la cocina. 

Debe ser una broma, hacer aquello sería rebajarse por completo a la humillación. 

—Debes estar de coña— le respondí desde la sala, ganándome una mirada de reproche de parte del chico. 

—¿Acaso te encanta provocarme, Sook?— murmuró haciéndome reír por lo bajo.

—Ya quisieras— le respondí poniéndome de pie, con la atenta mirada del chico puesta en mi.

—¿A dónde vas?— preguntó curioso cuando me vio llegar a la puerta principal. Era la hora en que Frank estaba en el trabajo, así que debía de aprovechar para sacar algo de ropa limpia y ver a mamá. 

—No es de tu incumbencia— conteste echándome la mochila a la espalda y dispuesta a dar un paso hacía afuera.

—¿Vas a tu casa?— lo escuche preguntar antes de que pudiera cerrar la puerta, ni siquiera me di cuenta cuando avanzó. 

—Y vuelvo más tarde, ya déjame tranquila, Jimin.— respondí.

—Me preocupa que vayas sola después de recordar como nos encontramos la otra noche—  Le he mirado unos segundos soltando un suspiro. 

—Entiendo, pero esto no te incumbe, ahórrate problemas y no te mestas en esto, Park— conteste esta vez apresurándome a cerrar la puerta y salir de la residencia del pelinegro. 

El camino fue algo largo, pero al final me encontraba frente a la casa, quien la viera tan tranquila, uno nunca podría imaginarse todas las cosas horribles que han llegado a ocurrir ahí... fingiendo ser tan normal...

Un escalofrío me ha recorrido la espalda conforme cruzaba la acera y me dirigía al patio para entrar por la ventana de mi habitación, durante todos estos años he ido aprendiendo a destrabarla con el más mínimo esfuerzo. 

—Bien, aquí vamos...— me murmure a mi misma. 


La Perra Y El Nerd || Park Jimin  • Lemon •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora