EL CÓNDOR Y LA ANACONDA.

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El día se sentía frio y el canto de un gallo me había despertado tenia la misma ropa mojada y sucia pero bien arropado con una colcha de lana  alado mío estaba mi mochila de inmediato revise todas las cosas estaban ahí también tenia un cambio de ropa que de inmediato mientras veía el pequeño cuarto en el que me hallaba tenia una ventana que apenas me permitía ver por la neblina y la oscuridad de la madrugada me vi en un espejo la ropa que me había puesto era a la talla así que sin ningún inconveniente salí del cuarto afuera sentado en una silla  estaba un señor viejo de barba plateada  el que me empezó a dialogar:


□Por fin despertaste chico.


■He buenos días.


□Buenos días creí que ibas a morir en esa cama dormiste dos días seguidos si hoy no despertabas tendría que llamar a un doctor que te vea.


■ Wow perdón señor pero que pasó no recuerdo nada ni como llegue aquí.
□Pues te vi en la lluvia del jueves estabas helado apenas si llegaste al portón de mi casa te desplomaste y como no podía dejarte morir como pollo te levante te sequé te puse una cobija y te deje dormir y pues al parecer acabas de despertar tenias los pies hinchados acaso caminaste por diez años.


■Pues si camine demasiado eso es  dependiendo del departamento en el que este.
□¿Departamento? Mijo esto no es Colombia acá en Ecuador se le dice de otra forma hablamos diferente y pues para ser mas especifico estas en Tulcán.


■¿Ecuador? No puede ser vengo de la selva colombiana  no pude haber llegado hasta aquí caminando es mas estaba alucinando no pude haber  cruzado sin ser visto por alguien como sospechoso.


□Pues yo vi a un chico que si no lo rescataba se moría y menos mal tu mochila es impermeable o de no ser así todo se te hubiera destrozado.


■¿Revisó mi mochila?.


□No para nada eso no me incumbe solo la deje a un lado pero veo que te ruge el estomago ven tomate un café con empanada conmigo.


Sin ver nada mas que bondad en cada acción del viejo acepte su ofrecimiento y lo  acompañe ya muy de madrugada se iba al mercado a alistar en su pequeña camioneta productos para vender en el mercado yo que después de tantos servicios lo menos que podía hacer era ayudarle cargué junto a el su pequeña camioneta y apenas el se fue confiándome su casa corrí al cuarto a vaciar mi mochila para ver que todo estaba ahí tal como lo ordene tenia el cuchillo, la pistola, ropa y lo mas importante mi libreta al ver que todo estaba correcto envolví las dos armas en la poca ropa que traía y puse  a un lado la mochila para que secara  y me acosté a dormir.


Era ya las tres de la tarde el viejo había vuelto y de un zapatazo me despertó yo como huésped intruso no levante queja alguna además me había despertado para servirme un rico almuerzo, mientras comía empezaba a preguntar sobre mi vida empezando por mi nombre Julio(el nombre de Guerrero) Cesar(ensalada que me preparaba Ana) Chávez(el que me dio el don maldito del disparo Ramón Chávez) Lagos (el segundo apellido de mi madre)  era ahora mi nombre y para evitar  responder mas cosas por miedo a mentir mal o responder bien y que se asusté lo evadía pidiéndole conocer mas de Ecuador por sus relatos.


Al decírselo el rostro se le lleno de alegría me habló de sus cuatros regiones, de sus distintos climas y de la hospitalidad de la gente las cuales eran muy amables y atendían a extraños como en su casa lo cual le creí después de toda su hospitalidad pero apenas el sol se metió yo agarre mi mochila aún húmeda y guarde el cuchillo,  la pistola, la ropa y comida que me regaló el anciano antes de irme  partí en la noche por que la luna llena me hacia muy buena compañía  y que no quería que corrieran rumores de que el viejo atendía muy bien a sus visitas y llegasen vagabundos a comprobarlo.

El Mejor De Los Ladrones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora