Séptimo capítulo.

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Dos horas más tarde me encontraba sentada cómodamente en el sofá de la casa de Emma con una taza humeante de té en mi mano derecha.

Le comenté brevemente lo que había sucedido en la casa de Harry, no era mentir, tan solo omitía los detalles que no era exactamente necesarios, dejándole a Emma una visión de Harry que lo hacía parecer un muchacho normal de acuerdo a su edad. Sonrió poco satisfecha ya que esperaba que Harry y yo tuviéramos algo más íntimo ya que ella no tuvo la misma suerte con Travis.

Me contó que luego de la cena siguió una íntima "fiesta" de dos personas y por la media noche Travis estaba demasiado ebrio para recordar su nombre. La llamó Kelly. Definitivamente eso no le gusta a las chicas. Y menos si es el nombre de su pelirroja ex.

––¿Y estás enfadada? ––Hice una mueca.

––Un poco. Pensé que mi presencia era más valiosa para él.

––Los chicos son así. ––Reí y acomodé mi cabello locamente.

Ella tomó mi brazo.

––¿Y esa dirección? ––Elevó las cejas.

––Un chico me ha invitado a algo así como una fiesta de su amigo. Nada muy complejo.

––¿Piensas ir? ––Dejé mi taza de té sobre la mesita luego de beberla.

––Mmm no lo creo, ya he perdido muchas clases en la facultad.

––¿Desde cuándo te interesa tanto la facultad? ––Escondió su cabeza entre sus manos como si no me reconociera.

Desde que deseo ocultarme de Harry.

––Oh vamos, debes divertirte. ––Me reclamó descaradamente.

––Solo si mi despechada amiga me acompaña.

Entonces reí y se tiró encima mío abrazándome.

.

Salí del departamento de Emma junto a ella. Escoltaba una prenda pequeña aunque no tan pequeña de seda color champagne ajustada al cuerpo; mientras que ella un vestido azul eléctrico que resaltaba sus curvas.

Fue difícil orientarse con tanto alboroto en la calles, pero finalmente llegamos al destino con un poco de impaciencia. Se podría decir que la casa del amigo de Sebastian era más que un hogar, era como una quinta. Me arriesgaría a decir que media una hectárea, mientras que el gran salón cubierto con techo de paja irrumpía en el arbolado espacio.

Luces neon, música más que fuerte y chicos lindos.

Luego de estacionar el auto de Emma, bajamos de el esquivando los cuerpos danzantes. Aunque no eran más de las once de la noche, todos ya se encontraban en un estado de éxtasis eufórico. Me pregunté donde estaría Sebastian.

A la hora me encontraba haciendo fondo blanco junto a una mesita hindú donde las botellas de vodka contrastaban con su mantel blanquecino. Una horda de gente me rodeaba, mientras agitaban sus manos y me alentaban a terminar mi bebida. Perdí de vista a Emma, pero en este momento era lo que menos me interesaba. Me sentía eufóricamente alegre y poderosa por los cánticos de mis nuevos amigos.

Divisé a Sebastian por una esquina, donde me hacia gestos para que me acercara, luego de despedirme de mis nuevos-viejos amigos me acerqué a él donde me recibió con un gran abrazo.

––Alineeee. ––Estiró su brazo sin soltarme ¿Cómo te encuentras? Podría jurar que nos vimos hoy al mediodía. ––Añadió con un tono de sarcasmo y a la vez dubitativo.

Reí ante su comentario y me abrazó otra vez posando su brazo en mi cuello.

––Hueles a jazmines. ––E inhaló suavemente cerca de mi lóbulo.

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⏰ Última actualización: Dec 16, 2014 ⏰

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