Capítulo 4

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Después de ese indicente, Momo le preguntó a Dahyun si quería ir a pasar el día con ella, aunque no hicieran prácticamente nada. No iba a permitir que se quedara sola en casa después de lo ocurrido. Dahyun, como era de esperar, aceptó. En esos momentos la morena era un cacao mental con piernas. Quería protegerla de todo lo negativo y que Jin no se volviera a acercar a ella, solo quería meterla en una cajita de cristal y que nadie le hiciera nada malo, pero no podía hacer eso. Solo podía limitarse a ser una buena amiga y consolarla toda la tarde. ¿Gracioso, verdad? Consolar a la persona de la que estas enamorada porque otra persona le ha roto el corazón, es lo que se lleva ahora.

–Va Dahyun... Tienes que comer algo. No puedes dejar que un imbécil te quite hasta el apetito de este platazo -dijo Momo mirándola, le había preparado unos macarrones con carne picada, justo la comida que más le gustaba a Dahyun.

La castaña siguió mirando al plató sin meter nada a su boca, así que Momo entró en acción.

–No quería recurrir a esto pero tú lo has querido -sujetó el tenedor de Dahyun, pinchó un par de macarrones y lo apuntó hacia ella- ¡Que viene el avióoooooon!

Ese acto hizo que Dahyun riera un poquito y eso hiciera muy feliz a Momo. Dahyun se comió el par de macarrones que había en el tenedor.

–¡Otroooooo avión! A ver, di aaaaaa para que pueda aterrizar -Dahyun abrió la boca y Momo le volvió a introducir el tenedor dentro. Menos mal que tengo a esta idiota en mi vida, pensó Dahyun.

La castaña acabó comiéndose la mitad del plato de macarrones y Momo agradeció al mundo ser una payasa porque para estas cosas le servía.

Ambas adolescentes recogieron sus platos y subieron a la habitación de Momo. Tenia una habitación muy acogedora. Era rollo minimalista, las paredes eran blancas y lisas, tenía varios cuadros colgados con portadas de álbumes de música. Luego, en otra de las paredes, tenia una gran cartelera con muchas fotos pinchadas, la mayoría con Dahyun. Al contrario de su amiga, que su habitación era rosa, con un montón de peluches y posters. Dahyun, a diferencia de la cartelera de Momo, tenía encima de la mesilla un cuadro con una foto de ella y su mejor amiga. Una vez Jin fue a su casa se puso muy celoso porque tenía ese cuadro al lado de la cama, esa foto era lo último que veía antes de irse a dormir en vez de una foto con él. Intentó consolarlo pero Dahyun sabía no la quitaría jamás.

Dahyun se acomodó en la cama de Momo apoyando su espalda contra el cabecero, Momo mientras se colocó en la silla de su habitación. La morena miró a Dahyun, se notaba que estaba pensativa.

–¿Sigues dándole vueltas? -preguntó Momo.

–Me ha escrito 37 mensajes y tengo 16 llamadas perdidas suyas -Dahyun dijo todo esto mirando a la nada, como aquella vez en su cuarto. No sabía que pensar, qué decir, nada. Simplemente dijo el dato y ya está.

–Ese hijo de puta... Le dije que te dejara en paz y no me ha hecho caso. Te juro que lo mato -Momo volvió a apretar sus puños y se levantó de la silla. Dahyun continuó hablando haciendo caso omiso a las palabras de Momo.

–Dice que era una apuesta, si no la hacía tendría que enviar nudes suyos por el instituto.

–Además de imbécil, también es malo para inventarse cosas -Momo rodó sus ojos, cada vez con mas cabreo. Y la guinda fue ver como Dahyun no decía nada. Momo frenó y dejó de andar por el cuarto. Se giró para mirarla.

–¿No te lo creerás? -preguntó Momo poniéndose frente a la cama. No podía creerse lo que estaba viendo-. Me cago en mi vida Dahyun, ¿no te irás a creer semejante mierda?

–Y si... ¿Y-Y si es verdad y él me quiere? ¿y es un malentendido todo? -soltó Dahyun mirando a Momo, haciendo que ésta última se diera la vuelta y colocara sus manos sobre su cabeza en señal de desesperación. Estaba haciendo tanta fuerza en apretarse el cabello de la impotencia que sus nudillos estaban blancos.

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