Capitulo 1

6 0 0
                                    

24 DE DICIEMBRE DE 2017

Estaba sola, una vez más me encontraba en mi habitación; como siempre, mi madre no estaba en casa y mis hermanas acaban de salir con sus amigos.
No recuerdo el último día en que estuvimos juntas...desde que mi padre nos abandonó mi madre no ha vuelto a ser la misma, se refugia en su trabajo o sale con sus amigas, pero jamás me dedica un poco de su tiempo.
Y mis hermanas...bueno ellas salen de fiesta cada que pueden, supongo que cada persona enfrenta su dolor de distinta forma.
Anhelo el día en que podamos volver a estar juntas como antes.
Sin embargo ese es un deseo al que poco a poco he ido renunciando con el paso del tiempo.
A veces, hay días en los que siento que la tristeza me sobrepasa, días en los que siento el corazón destrozado y abatido.
Este día, anteriormente habría sido una fecha muy especial para mí, pues solíamos reunirnos en familia y celebrar la ocasión.
Muy próximamente será año nuevo, aunque a decir verdad no me causa ninguna emoción, pues el día transcurre de manera ordinaria, nuevamente me encontraré sola y mi madre y mis hermanas probablemente saldrán otra vez.
Desde hace cinco años, o debo decir, desde que mi padre nos abandonó, da igual la fecha que sea (mi cumpleaños, una navidad, año nuevo), siempre es más de lo mismo.
Mis calificaciones no son excelentes pero tampoco voy tan mal en la escuela. Soy una alumna regular, aunque últimamente he estado a punto de reprobar algunas materias.
Mi madre me ha sugerido que trabaje en un pequeño mercado que está cerca de mi casa, la idea no me agradó en lo absoluto, pues algunas de las personas que trabajan cerca me intimidan un poco, pero no tengo alternativa, prefiero trabajar ahí a tener que seguir conviviendo día tras día con mi soledad, tal vez estar ahí no sea tan malo después de todo y yo esté siendo un poco prejuiciosa.
Aunque tengo algunas amigas en la escuela, no podría hablar con ellas de estas cosas, no creo que me entenderían, además no es fácil para mí compartir algo así, no creo que sea apropiado. O tal vez me harían preguntas, y yo terminaría llorando si contara como me siento.
Ellas por su parte son chicas muy alegres, mejoran un poco mis días con su espontaneidad y entusiasmo.
Entre risas y bromas diariamente logran distraerme de mis problemas, aquellos que para los adultos no son tan "importantes", pero que al menos para mí significaban muchísimo, pues el hecho de no contar con alguien a quien poderle contar un poquito de lo que era mi vida o los problemas que tenía me entristecía un poco.
Son esas pequeñas cosas las que se quedan estancadas en el alma, en lo más profundo de nuestro ser, y que, con el paso del tiempo nos van haciendo daño esos sentimientos que no pudieron ser expresados en su debido momento, generando fuertes desilusiones y tristezas, odios y rencores.
Yo, por mi parte no podía evitar tener sentimientos encontrados hacia mi padre, me entristecía su recuerdo y me dolía el abandono, me pregunto ¿por qué se fue?, ¿por qué nos abandonó?, sin duda su cariño por nosotras era tan poco que al poco tiempo de marcharse el formó otra familia, a la cual, sinceramente no me interesaba en lo más mínimo conocer. Yo no quería saber absolutamente nada de aquella mujer que destrozó mi familia, todo era perfecto en mi mundo hasta que ella apareció, nosotros no teníamos mucho dinero no obstante, manteníamos una economía estable, pero lo más importante, estabas juntos y éramos felices a nuestra manera.
Miles de pensamientos pasaban por mi mente, con tan sólo 15 años, ¿qué debía yo hacer?
Había días en que simplemente me sentía cansada, sin ganas de más, y a decir verdad esos eran mis mejores días; pues en el peor de los casos, eran semanas enteras en que por una discusión tonta mi madre y yo pasábamos días sin hablar, y la situación se volvía aún más difícil de sobrellevar.
Un día en especial, discutí con ella, lo cual ya era un poco normal, entonces opté por salirme de mi casa; fueron un par de horas, así que decidí ir a casa de una de mis amigas, su nombre es Jaqueline, evidentemente no le dije que me había escapado de mi casa, ella supo por mí que mi madre había accedido a que estuviera con ella un rato.
El estar con ella me ayudó a relajarme un poco y tranquilizarme, ya con la cabeza fría y la mente más despejada volví a mi casa, para mí sorpresa mi madre ni siquiera estaba en casa, no esperaba que estuviera preocupada por mí, pero no pude evitar sorprenderme al oírla hablar con mi hermana.
-Oye mamá, ¿Has visto a Ingrid?.
-¿Quién? Ah, tu hermana, no tengo idea, pero por mi mejor, esa niña sólo está estorbando aquí en la casa, ya le dije que se busque un trabajo o algo que hacer, de seguro piensa que esta casa se mantiene sola.
Sentí lágrimas rodando por mis mejillas, mi madre no había sido últimamente muy cariñosa, pero jamás se había expresado así de mí.
Subí corriendo a mi habitación, ¿Enserio eso era para ella? ¿Un estorbo?.
Lo había decidido empezaría a trabajar y por ello tendría que dejar la escuela, quería evitar a mi madre el mayor tiempo posible.

Los problemas son eso, pero si no cuentas con el apoyo de alguien, estos se vuelven aún más difíciles de sobrellevar.
Incluso la persona más fuerte necesitará siempre de algunas personas que vuelvan su camino más llevadero, pues hay personas que son capaces de reparar los corazones de los demás con su alegría, su optimismo y bondad.
Por supuesto, yo no era la excepción, pasé parte de mi infancia sin mi padre y sin mi madre, aunque ellos estaban vivos era como si no lo estuvieran. A ninguno de los dos les preocupaba yo.
¿Acaso era yo una mala hija y no me había dado cuenta?

Olvida el MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora