Capitulo 2

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Entré a mi habitación dando un portazo, estaba tan molesta que ni siquiera me había dado cuenta por completo de que lo había hecho. Siguiendo mi instinto me lance a la cama, en un movimiento brusco tiré uno de las fotografías enmarcadas que estaban al lado de mi buró, al volverme, me di cuenta de que era una fotografía de mi familia de hacía 9 años. Yo era completamente una niña en ese momento, en aquel momento era feliz; mis ojos lo irradiaban, esa alegría se había apagado día con día, una sonrisa amarga surgió en mi rostro.

¿Qué hubiera pasado si él no nos hubiera abandonado?, no tenía caso pensarlo, él ya había planeado y hecho una nueva vida, en la cual, obviamente yo no estaba incluida. Ante esos pensamientos arremolinando en mi cabeza instantáneamente sentí las lágrimas deslizándose por mis mejillas, el corazón me ardía de forma incontrolable; rabia, rencor, dolor, tristeza...

Intenté tranquilizarme, pero me resultó imposible, traté de poner en orden mis pensamientos y mis sentimientos, me sumergí en ellos y perdí la noción del tiempo, cuando me di cuenta eran las dos de la mañana. Estaba tan exhausta emocionalmente que decidí que ya era hora de descansar y me sumí en un sueño sumamente profundo.

A la mañana siguiente me desperté con los rayos del sol iluminando mi rostro, me levante de inmediato, me duché y me vestí. Tomé mis llaves de la entrada y comprobé por última vez que mi madre no estaba.

Salí entonces de mi casa decidida a buscar a la señora que mi mamá me había sugerido para trabajar, ella vendía ropa de bebé en un mercado. No fue tan difícil localizarla, pregunté por ella e inmediatamente la identificaron.

Estando frente a ella me puse un poco nerviosa, tuve que insistir durante un buen rato para que me diera el trabajo, ella me dijo que tenía una corta edad para trabajar, supongo que por mi insistencia fue que accedió.

Aunque el sueldo no era mucho, de algo me serviría ese dinero y en cuanto al trabajo, me reconfortaba saber que tendría algo en que ocuparme, cualquier cosa era mejor que seguir en la misma rutina durante todas las vacaciones.

Esa noche no pude dormir de saber que mañana entraría a trabajar por primera vez; me causaba muchos conflictos internos, por un lado estaba asustada y nerviosa porque la simple idea de rodearme de personas completamente desconocidas me atemorizaba y me hacía sentir vulnerable, detestaba ese sentimiento; pero por otro lado sabía que ese dinero me haría bien, lo necesitaba, en general, me haría bien encontrar algo nuevo que hacer, si seguía viviendo de la misma forma estaba segura de que pronto acabaría volviéndome loca.

Me dormí temprano ese día, no tenía idea de cómo sería el trabajo, pero por lo que la señora me había advertido, resultaría bastante agotador.

Al siguiente día me presenté a trabajar a la hora que habíamos acordado y aunque no me agradaba del todo, por un momento me sentí útil; y poder ganar mi propio dinero me causaba gran satisfacción.

Efectivamente, el trabajo no era apto para mí, tal y como había predicho la señora, pero no me podía rendir, tenía que seguir adelante.

De camino a mi casa, me pareció sentir que alguien me seguía; y a pesar de que estaba agotada corrí hasta llegar a mi casa, cerré la puerta detrás de mí, todavía no había vuelto de mis pensamientos cuando una figura conocida tomó su lugar justo enfrente de mí, era mi hermana.

Me preguntó qué me ocurría, no quise decirlo, pues por el cansancio probablemente lo habría imaginado todo; y además sería desconsiderado de mi parte alarmarla con algo de lo cual ni siquiera estaba segura. Ella giró sobre si, y la vi subir las escaleras hasta que la perdí de vista.

Me dispuse a cenar y a considerar la posibilidad de renunciar mañana mismo, esa idea fue desechada rápidamente, quería demostrarle a mi madre que yo podía con esto y que ella se equivocaba con respecto a la imagen que tenía de mí, pero sobretodo, quería demostrarme a mí misma de lo que yo era capaz de lograr.  Mis pensamientos tomaron otro rumbo y enseguida pensé en cómo había resultado ese día, en realidad, fuera del trabajo que era agotador y cansado, lo más incómodo fue que todos me hacían sentir de una forma rara, pues me decían que estaba muy chica para trabajar; en los puestos todas las personas son mayores, y me aburro porque no tengo compañeras de trabajo de mi edad.

Me propuse hacer todo lo posible para adaptarme pronto, sólo era cuestión de acostumbrarme a todos estos cambios, no me tomaría mucho, ¿verdad?, sabía que esto sería algo complicado pero jamás consideré que tanto.

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