De mis peores profesores no aprendí...

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A lo largo de mi vida (y probablemente de la vida de todos) he tenido maestros que realmente te hacen pensar: ¿cómo diablos obtuvieron su cédula profesional?, puesto que muchos de ellos muestran que realmente no están preparados (completamente) para ejercer la profesión de Maestro/Docente:

Recuerdo que, en primaria, tenía una profesora que impartía, en ese entonces, el 3er Grado y cada vez que escribía algo en el pizarrón tenía como mínimo un error ortográfico. Quizás ustedes estarán diciendo que soy un exagerado, pero pónganse a pensar: ¿cómo siendo un profesor con título, que imparte clases a alumnos que apenas están aprendiendo lo básico, puedes darte el lujo de escribir mal algunas palabras? Simplemente no puedes, si alguno de mis compañeros o yo mismo aprendiéramos mal algunas palabras, el año siguiente tendríamos problemas que sí, son pequeños y con las debidas correcciones eso puede dejar de ser así, pero ya fuimos mal enseñados, lo que deja pensando a uno ¿fueron sólo errores ortográficos o algunas cosas que nos enseño también estaban mal?

Y digo, realmente equivocarse a la hora de escribir no es tan malo, aún te equivoques cada que escribes, pero lo que realmente está mal es escribir algo con faltas, darte cuenta y no hacer absolutamente nada para ello, lo que me lleva al siguiente profesor.

Ella es una profesora que imparte la materia de Artes en la Técnica 56, y durante unas pruebas que estábamos haciendo (las cuales ya no recuerdo pero eran del tipo Planea) escribió algo en la pizarra la cual estaba mal escrita, e inclusive a la hora de escribirlo y leerlo te das cuenta que está mal, pero así la profesora lo dejó. No fue hasta que, en el cambio de módulo, el profesor que llego para suplir a la profesora de Artes notó del tremendo error que tenía la palabra que hasta nos miró con cara de ¿Es neta? ¿Es en serio esto? (así lo interpreté yo), soltó una carcajada y una sonrisa burlona y corrigió la palabra- siento que ya utilicé muchas veces la palabra "palabra" -y el examen siguió su curso normal, pero todos los que lo aplicábamos, sin duda, pasamos un gracioso momento. Más sin embargo las cosas con esa profesora no terminaron ahí, ella antes daba clases en la tarde, pero como la profesora que debía de tocarnos en el turno de la mañana recién se había jubilado, esta llego a su remplazo.

Ella solía llegar tarde a las clases o hasta no venía; cuando sí llegaba, nos ponía a hacer manualidades y todo el curso se fue así. No nos enseñó nuevas técnicas de pintado, no llevábamos apuntes de calidad, no nada, pero ¡hey! la papiloflexia nunca faltó. Solía pasar el rato en el celular y realmente su atención hacia nosotros era deplorable. 

Sé muy bien que no debería estar criticando así a mis profesores,  ya que yo no soy mejor que ellos, no aún, pero (y retomando el primer párrafo de este capítulo) son profesores, personas profesionales con certificado y todos sus debidos documentos que acreditan que lo son, pero a la hora de ejercer su carrera demuestran que no están preparados, y eso deja una "mancha" en los alumnos, por su incompetencia. 

Cambiando de maestro, recuerdo a dos profesoras en particular que, a pesar de impartir materias diferentes, compartían algo en común: la ira.

¿Qué quiero decir con esto? Sabemos que un profesor nunca estará siempre de buenas porque ellos también tienes sus propios problemas los cuales deben enfrentar, pero o en todo momento estás lidiando con algo o de plano odias la vida: Mis profesoras de Matemáticas y Literatura (o materias similares para el 3° de Secundaria) siempre estaban enojadas; era muy raro verlas sonreír y aún más escucharlas reír. Les cagaba que las corrigieran y para todo buscaban un pretexto para comenzar a gritarte. Sé que siempre habrán profesores así, pero ¿qué los hace ser así?

Para cerrar e irme a cumplir el resto de mis deberes, concluiré con quien fue mi tutora en 1° de Preparatoria, ella siempre nos hacía bolas con lo que explicaba, e inclusive podría decir que lo explicaba a medias, explotaba rápido y, a veces, desperdiciaba sus clases para crear una porra para el Rector (y no lo digo de broma, literalmente eso sucedía), pero el cómo era como profesora no justifica que esté en este capítulo, si no lo que comentó acerca de mi con mi madre. Ella dijo que yo era muy asocial, que nunca socializaba y cosas de esa índole, cosa que me hizo enojar- ¿por qué se dio el lujo o el atrevimiento de opinar cómo soy? -Uno quisiera pensar que es porque uno no participa en clase, pero cada que yo intentaba dar mi opinión ella simplemente la ignoraba; y aún así se daba el p*nche lujo de comentar cómo soy.

18 AñosWhere stories live. Discover now