SasuHina: La fiesta.

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Había pasado ya dos años desde la guerra. Konoha se había reconstruido totalmente, los heridos se habían recuperado y siguieron con sus vidas, además, ese día volvería a su hogar, el ultimo Uchiha.

El alba había llegado, Naruto entusiasmado jaloneaba a su compañero azabache, pues iban en camino a reunirse con su generación en un nuevo establecimiento que tenía una reputación de agradable ambiente.

No era necesario ser un genio para saber que el Uchiha no deseaba ir a ese lugar, pues además de que nunca fue bueno socializando, pues él sabia que los amigos del ojiazul lo odiaban y siempre lo verían como el traidor de la aldea, aunque para el azabache su aprobación lo tenía sin cuidado.

-¡Wow! Mira Sasuke, ya todos están esperándote. -exclamo el Uzumaki con emoción y alegría.

-Si, claro. -afirmo el Uchiha con notable sarcasmo.

Ambos llegaron al lugar, sus compañeros los recibieron con una sonrisa, pero va de mas decir, que el Uchiha paso de ellos, pues solo quería acabar con eso lo más rápido posible.

Al entrar vio a una singular peliazul arreglando los bocadillos de una mesa bastante amplia lo cual solo le molesto, ya que era obvio que comerían todos juntos.

La peliazul al notar su presencia, sonrió con naturalidad dándole una cálida bienvenida que extrañamente no pudo ignorar.

-Bienvenido Sasuke-san, tome asiento donde guste.

-Hola...quiero el lugar más apartado del resto.

-¿Eh? Em...<<¿cuál podría ser ese?>> q-que le parece este, junto a la ventana. -indico la peliazul nerviosa, pues a su espalda podía escuchar la risa de su amado.

-Bien.

El azabache tomo asiento y sin dirigile la mirada a la joven, dijo. -Quiero té negro con lima.

-Eh...n-no se si tengan té negro Sasuke-san.

-Trabajas aquí ¿y no sabes si tienen té negro?

-Y-Yo no trabajo aquí...

-¡Teme, deja de molestar a Hinata, ella no es tu mesera! -exclamo el Uzumaki tomando el hombro de la opalina.

La chica nívea no pudo evitar sonrojarse completamente, que su amado tocase su hombro con tanto cariño, hacia su corazón saltar de emoción.

-¡Tsk!

Naruto frunció el ceño ante la contestación de su amigo, y eso encogió el corazón de la peliazul, pues ella deseaba que disfrutara la fiesta que el preparo con tanto empeño para el azabache.

-Esta bi-bien, Naruto-kun.

-¿mmm?

-¿Hinata?

-p-puedo preguntar sobre el té, d-de cualquier forma iba a ir para ver algo que Sakura-chan encargo. -dijo la ojiperla con una sonrisa que atrajo la atención del azabache.

-Eso no importa, ya vendrá un mesero, Hinata.

-N-No tardare, N-Naruto-kun, ya vuelvo.

-Pero. -La opalina se fue rápidamente y el azabache solo la siguió con la mirada, mientras el rubio se sentaba junto él.

-Cielos teme, como pudiste tratar como mesera a Hinata.

-Cállate, a ella ni siquiera le molesto.

-Es por que Hinata es muy buena y jamás se molesta con nadie, ella es realmente amable.

-Tsk.

La mesa rápidamente se lleno y la opalina aun no regresaba, solo quedaban dos lugares y eran los más alejados del grupo. Todos estaban muy animados conversando con Naruto, mientras que Sakura estaba intentando sacarle platica al Uchiha, que solo parecía buscar algo con la mirada.

Hinata HaremDonde viven las historias. Descúbrelo ahora