my godfather

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2. Mi padrino

Un par de días después, el miércoles, le dieron de alta de aquel lugar con olor a desinfectante y el director, Dumbledore, le puso un extraño sombrero en la cabeza que la mandó a Gryffindor.

También le compraron uniformes y fue a comprar una varita en una tienda, que era demasiado extravagante, igual que su dueño.

Madera de nogal. Núcleo de corazón de dragón. 28 cm.

La primera clase que tuvo el jueves fue Defensa contra las Artes Oscuras. Según su hermano, que apenas se separaba de su lado, el puesto estaba maldito desde hacía años, pero que esta vez era la única en la que Teseus tenía mucha esperanza, ya que Remus era tan bueno en las criaturas oscuras que sabía que lo haría genial.

Remus Lupin no se encontraba en el aula cuando entraron. Todos sacaron sus libros, pergaminos y plumas, y estaban hablando cuando el Profesor por fin entró.

Lupin sonrió vagamente y dejó su desvencijado maletín sobre el escritorio. Lucía cansado y la ropa gastada le hacía ver enfermo. Todo esto contrastaba con su amplia sonrisa y el brillo en sus ojos.

—Buenos días —dijo —. ¿Podríais, por favor; meter los libros en la mochila? La clase de hoy será práctica. Sólo necesitaréis las varitas mágicas.

Chloe cambió una mirada de curiosidad con su hermano y ambos metieron los libros en la mochila.

—Bien —dijo Lupin cuando todo el mundo estuvo listo—. Si sois tan amables de seguirme…

Desconcertados pero con interés, los alumnos se pusieron en pie y salieron del aula con el profesor Lupin. Este los condujo a lo largo del desierto corredor. Doblaron una esquina. Al primero que vieron fue a Peeves el poltergeist, que flotaba boca abajo en medio del aire y tapaba con chicle el ojo de una cerradura. Peeves no levantó la mirada hasta que el profesor Lupin estuvo a medio metro. Entonces sacudió los pies de dedos retorcidos y se puso a cantar una monótona canción:

—Locatis Lunático Lupin, Locatis Lunático Lupin, …

Peeves era maleducado e irrespetuoso, pero Chloe creía que le tendría un respeto a los profesores. Al parecer eso no era así, o al menos, no con Remus Lupin. Este miraba con una sonrisa burlona al poltergeist y sus ojos mieles brillaron cuando habló.

—Yo en tu lugar quitaría ese chicle de la cerradura, Peeves —dijo amablemente —. El señor Filch no podrá entrar a por sus escobas.

Filch era el conserje de Hogwarts, Chloe lo había visto limpiar la entrada al despacho de Dumbledore el día que le asignaron una casa.

Peeves, por supuesto, no le prestó atención al profesor y en cambio, le soltó una pedorreta.

Lupin sonrió y sacó la varita del bolsillo de su gastado abrigo.

—Es un hechizo útil y sencillo —dijo a la clase, volviendo la cabeza—. Por favor, estad atentos.

Alzó la varita a la altura del hombro, dijo ¡Waddiwasi! y apuntó a Peeves.

Con la fuerza de una bala, el chicle salió disparado del agujero de la cerradura y fue a taponar la fosa nasal izquierda de Peeves; éste ascendió dando vueltas como en un remolino y se alejó como un bólido, zumbando y echando maldiciones.

sirena   f. weasley (PAUSADO Y SIN EDITAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora