CAP 3: Desahucio.

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Unas semanas después de lo sucedido con Velociman.

Era el día de mi cumpleaños 10 de Junio del 2007, cumplía 17 años.

La mañana se desperezaba y los rayos del alba no llegaban a mi habitación porque tenía la persiana bajada. Un mensaje me sobresaltó, era Adri felicitándome con un "FELICIDADES CARUUUN". Hice una mueca de felicidad y alargue mi brazo para subir la persiana. Cuando la subí el sol me cegó y dije palabras un poco feas con voz de camionero.  

Desayune unos cereales que me mantenían con fuerza porque los cereales son algo que lo ha creado una divinidad porque un simple humano no puede haber hecho tal manjar.

Pensé en dar una vuelta con Adri pero justo cuando le mensajeaba para quedar el timbre de mi puerta sonó dándome un susto que se me desparramo sobre el mantel un poco de la leche de mi cuenco de cereales.

- Ya puede ser algo importante porque sino al que este detrás de la puerta le voy a partir las piernas, por hacer que derrame mis cereales-Dije enojado.

Y vaya si era importante, ni más ni menos que una persona del Cuartel de policía. Salude nervioso, al notar que me sudaban las manos el aparto rápido su mano. No sabía cómo ponerme al saber que era una persona de un calibre importante o al menos lo parecía ya que iba trajeado. Solo la idea de que había salido a recibirle con unas pintas horrorosas y con ganas de agredirle causaron un poco de vergüenza en mi así que me peine como pude mis pelos rebeldes de recién levantado y puse cara sería, aunque era una tarea un poco difícil ya que la situación me parecía graciosa.

- Buenas tardes señor, yo soy Borja Martínez jefe del cuartel de policía. Antes de nada decirle que esta decisión no depende de mi sino que depende de los que controlan el mundo desde arriba y que yo no tengo ninguna culpa de lo que ocurra a continuación-. Dijo preparándose para mi reacción porque la noticia que me iba a dar no era nada buena. - En los últimos meses está sin pagar las facturas de este departamento. Al parecer se ha gastado todo el dinero de la herencia de sus difuntos padres y su tía no quiere saber nada de usted. Sintiéndolo mucho queda desahuciado de este piso, recoja sus pertenencias valiosas y desalojelo por favor.

La noticia me sentó como si me metiera en una bañera de agua del mismísimo polo norte, era paralizante. El mundo se me había echado encima a una muy temprana edad. Pero luego pensé en como ganarme la vida y lo mucho que me ayudaría mi mejor amigo Adri a salir del paso y enseguida se me pasó. Ya sabía yo que la arpía de mi tía no me daría ni unas perras. Me adentre en mi casa por última vez. Miré mis cosas con aire nostálgico como si aquella casa fuera un Palacio precioso pero hecho un desaste, recogí lo más importante antes de que un extraño ocupará mi lugar en mi propia casa, la idea no me hacía gracia pero que se le va a hacer así es la vida. Recogí mis cosas y me fui tranquilamente levantando mi maleta gracias a mi trabajado bíceps y baje lentamente las escaleras con gran parsimonia. Al notar mi gran pasividad el oficial me dijo:

- Oye creo que ha entendido mal. Osea le acabo de echar de su casa, su hogar en el que lleva viviendo 1 año y le da igual.

-Si. Ya me buscare las mañas necesarias para salir adelante- Dije tranquilamente.

Borja me miro un poco extrañado, pero al darse cuenta de que le miraba apartó la vista. Cuando me di la vuelta para seguir bajando las escaleras el volvió a mirarme como si fuera el un ser de otro planeta. Yo lo noté pero no le di importancia y seguí mi camino.

Aquí empezó una nueva etapa de mi vida que me marcaría completamente.

No os voy a mentir los primeros días viviendo en la calle fueron muy duros. Pedía en la calle, me peleaba con borrachos y otros vagabundos para recuperar mi dinero y ver si pillaba cacho del suyo. 

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