38. La señal que necesita

9.5K 951 77
                                    

Torrance

Las manos de Ethan me toman por la espalda evitando que caiga hacia atrás debido a que su boca prueba mi cuello para descender hasta mis pechos. Me obligo a enderezarme, apoyando mis manos en sus hombros para mantener el equilibrio. Permito que explore con su lengua mis senos hasta que, sin darme cuenta, son liberados de su prisión; me despoja del sostén.

Sus pupilas dilatadas me demuestran lo ansioso que está por probarme, inspeccionándome con sumo detalle. Sus manos sobre mis caderas se niegan a ejecutar caricia alguna, solo su boca expresa lo que quiere; sella sus labios en una fina línea, viéndome fijo a los ojos. Es como si pensara si es correcto o no seguir, solo que no quiero que lo piense, quiero sentirlo de nuevo, así que le doy la señal que necesita.

Desabrocho botón tras botón de su camisa, cuando quito el último deslizo mi mano atrás de su nuca, agarrándole de los cabellos, haciendo que emita un gruñido ahogado y dejo que mis labios actúen probando los suyos. Siento mis pezones rozar contra sus pectorales, un exquisito roce que los frunce de inmediato. Entre su respiración agitada y el deseo que me tiene, me pega más hacia él. Su beso es todo menos gentil, succiona mis labios como si tuviera hambre de ellos, sus manos me aferran tan fuerte de las caderas que me hace lloriquear en protesta, solo que no sé detiene pues empieza a moverme en ese vaivén placentero donde mi intimidad se provoca por su dureza que talla con exquisitez.

Nos detenemos cuando nos quedamos sin aliento; esta vez me obliga a ponerme en pie. Me desabrocha el jean que traigo puesto, lo baja de un tirón y deja que me deshaga de él, luego desliza una mano por mi abdomen delineando con su pulgar el tatuaje en mi costado, hasta que llega al límite de mi ropa interior; hala de ella, sin quitármela sumerge su mano, de la rodilla hasta quedar en mis caderas, luego la otra y aprieta mi piel.

Su caricia hace que mande la cabeza hacia atrás, dejándolo actuar, floreciendo más cada sensación que me produce. Sus dedos acarician el inicio de mis glúteos en círculos, hasta que me acerca y siento su boca succionar mi abdomen, haciendo que lo contraiga. Todas mis terminaciones nerviosas se paralizan, mis piernas se debilitan creyendo que en cualquier momento me harán caer, es peor cuando Ethan agarra mi ropa interior y la baja con delicadeza. La prenda resbala por mis piernas y quedo en pleno dispuesta ante él.

Abro los ojos, percatándome que pretende ponerse de pie, pero no lo dejo; lo empujo, dejando que se acueste en la cama, quedando sus piernas guindando al borde, me inclino, quedando de rodillas para desabrochar su pantalón.

Su firme dote que sobresale por su bóxer, ansioso por sentirme, lo toco por encima de la prenda y es todo lo que necesita para emitir un gemido ronco a boca sellada. Sin atravesar la tela toco la punta de su dureza, tallando con suavidad; cuando lo miro tiene la cabeza pegada a la cama, tensando la mandíbula de vez en cuando, apreciando su cerrada dentadura y su cuello marcado.

Lo torturo unos segundos más hasta que levanta la cabeza para advertirme, rogándome con la mirada que pare y lo hago, pero para despojarlo del pantalón y la ropa interior, quedando expuesto ante mí.

Ethan se sienta dispuesto a ser el siguiente en acariciarme, pero de vuelta lo empujo, no consigo que se acueste pero sí que mantenga distancia, apoyándose con sus manos hacia atrás. De rodillas ante él, aprecio su miembro latente, el cual tomo por la base. Siendo vigilada por sus intensos ojos ensombrecidos, rozo con mis labios el glande.

—Torr —murmura con la voz tan grave y ronca que me deshace por completo, ya estoy en su sumo empapada solo con verlo así de alterado.

Su pecho sube y baja, su piel de a pocos se torna perlada y a mi contacto está más caliente que nunca. Abro la boca, rozando con mi labio inferior el glande hasta que saco la lengua y doy una lamida.

Cuestión de orgullo [Cuestiones I]­ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora