Miserable.
Huiste despavorido; te escabulliste entre la gente, mientras hacías presión sombre la tela que cubría tus labios. Ni siquiera lograste ocultarte, cuando te viste obligado a descubrir tu rostro. Seguiste corriendo mientras tosías flores de cerezo.
La noche quizás te haría pasar desapercibido.
Terminaste en el bosque. Caíste sobre tus rodillas. La agonía no se detenía.
– ¡Para!– te ordenaste con irá.
Todo tu cuerpo dolía. Tu cabeza quería explotar, emanabas calor como una flama.
¿Qué más quedaba? Sakura no te amaba y eso te estaba matando.
¿A caso alguna vez mereciste ser feliz?
¿Y como olvidarla? Si incluso las flores que escupías te recordaban a ella.
Golpeaste con furia el suelo, deshiciste las flores y bañaste tus manos en sangre.
Era tarde para hablar, pero aún así nunca lo hiciste, por Sakura, siempre pensabas en ella, en su felicidad y en la de su hija. Se podría decir que pensabas como un padre y un esposo más que Sasuke. Llegar a arruinar su vida con tus sentimientos de viejo enamorado no era parte de tu plan de vida.
Ya estabas preparado para marchitarte. Y lo harías en ese justo lugar, junto a ese árbol en el que Naruto sufrió un par de veces.
Un pétalo más cayó dentro de tí.
_____________________Wen-Hat