La marca

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Cuando Inosuke tenía 5 años y se encontraba entre los brazos del abuelo que lo cuidaba, unas líneas finas de color rojo se esparcieron por su brazo, entrelazándose entre sí y formando una figura parecida a aquellas flores que había visto en la cima de la montaña.

Sus ojos verdes brillaban con esmero mientras tiraba de la ropa del viejo y exclamaba fuertemente con su voz de niño.

⎯ ¡Oi! ¿Qué es esto?

A su pequeña edad, él estaba convencido de que aquello era magia.

El viejo le miraba con interés y sorpresa mientras le agarraba el brazo.

A su larga edad, él estaba convencido de que Inosuke era un jabalí.

⎯ Así que incluso los animales tienen almas gemelas...

⎯ ¿Almas gemelas? ¿Qué es eso? ¿Se come?

Las manitos regordetas de Inosuke tiraban la ropa del viejo mientras preguntaba curiosamente. Él le sonreía y lo agarraba de la cintura, sentando al pequeño niño en su regazo.

⎯ Te voy a contar una historia, pero tienes que escucharla bien porque te la contaré solo una vez.

⎯ ¿Por qué solo una vez?

⎯...Porque se me va a olvidar después.

Aclarando su garganta, el viejo empezó.

⎯ Se dice que en un principio, los humanos eran seres lamentables. Estaban solos, hasta más no poder y aquella soledad les llevó a la locura. Fuera alguien superior, el mismo planeta o fuerzas fuera de nuestro poder, un día apareció la marca.

Inosuke se revolvió en su regazo mientras apuntaba a su brazo.

⎯ ¿¡Como la mía?!

⎯ Sí, como la tuya. La marca se creó para que las personas conocieran a su contraparte destinada, para que vivieran su vida juntos y se comprendieran, eventualmente llegando a enamorarse.

⎯ ¿Enamorarse?

⎯ Lo entenderás cuando seas grande. De cualquier manera, aquellas marcas rojas son de tu alma gemela y estás destinado a conocerla en algún punto de tu vida. Todavía no tienes una, pero las marcas azules son de amistad eterna. Cuando tocas tu marca, puedes transmitir sentimientos a través de ella y todas las marcas tienen una palabra inscrita que cuando llegue el momento, se revelará en tu piel.

Los ojitos le brillaban ante la explicación del viejo, esto era mucho más genial de lo que había pensado y la flor roja en su brazo brillaba con esmero.

⎯ ¿¡Enserio?!

Sin pensarlo, Inosuke tocó su marca con emoción.

Segundos después, vomitó en el suelo.




Lo había llenado una mezcla de emociones que jamás había experimentado.

Miedo, tristeza, desesperación, ira, miseria pura hasta el punto en que lo había mareado y disgustado hasta vomitar.

¿Qué estaba pasándole a su alma gemela para sentir semejantes emociones en tal intensidad?

Inosuke no tenía el tiempo para preguntarse eso mientras vomitaba en el suelo y el viejo llamaba a su nieto para que viniese a ayudar.

La experiencia fue suficiente para que Inosuke decidiera no volver a tocar su marca por otros seis años, hasta que el miedo de la primera experiencia se había disuelto lo suficiente para intentarlo de nuevo.

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