Kanao hablaba con una voz tranquila, preparada, dando órdenes a los residentes de la finca para tratar a los enfermos según las instrucciones de Shinobu, como siempre lo había hecho al actuar como la sucesora de su maestra.
Era una tarde tranquila, sin eventos aleatorios.
Entonces sintió un tintineo. Partía desde su brazo y pronto recorría todo su cuerpo en forma de escalofríos, dejándola confundida en su lugar sin saber bien que hacer mientras por alguna razón la adrenalina se disparaba en su cuerpo, moviendo sus pies sin su permiso hacia una cama ajena y sacando suavemente las sábanas que cubrían un cuerpo extraño.
Kanao inmediatamente se congeló en su lugar.
Aquello que se encontraba debajo de las sábanas no era una persona sino un jabalí.
Un jabalí con ojos muertos, insensibles, y que para peor tenían el cuerpo de una persona.
Ella mentiría si no dijera que se asustó cuando dicho jabalí se comenzó a mover y tocando instintivamente su nichirinto, casi se desmayó cuando el animal se arrancó su propia cabeza.
Debajo de lo que ahora sabía era una máscara, se encontró con los ojos más verdes y brillantes que Tsuyuri había visto en su corta vida, pestañas largas en un rostro tan precioso como el de una flor salvaje y cabello azulado que envolvía la asombrada expresión que hizo al verla.
Cuando Inosuke tocó la cama donde debía reposar, todo su espíritu pareció salirse de su cuerpo para dejarlo recostado sin fuerza ahí.
Se sentía débil. Patético. Inútil. Inservible.
Triste.
No había podido hacer nada para seguir peleando y aun así había resultado gravemente herido.
Quería esconderse de todo el ruidoso mundo que lo rodeaba y aunque su máscara de jabalí estaba puesta, se ocultó debajo de las sábanas y cerró los ojos, queriendo dormir.
Entonces escuchó un paso. Y luego otro. Y los pasos se mezclaron con un tintineo y su cuerpo se sintió como si estuviese flotando y por unos segundos Inosuke se preguntó seriamente si acaso la medicina que le habían dado era demasiado fuerte.
La luz molestó ligeramente sus ojos y cuando los abrió bien un escalofrío recorrió todo su cuerpo.
Enfrente de él había una chica extremadamente bonita, mirándolo con una emoción que Inosuke no conocía, pero que hacía que todos los vellos de su cuerpo se parasen en punta.
Inosuke se sacó la máscara, queriendo confirmar sin obstáculos lo que acababa de ver.
Ojos color púrpura y labios tan rojos como una manzana, cabello sedoso y piel pálida como la nieve matutina de las montañas, una adorable expresión asombrada e Inosuke estaba seguro que era la chica más hermosa que había visto.
No sabía bien qué hacer o pensar, pero lo que sea que esto haya sido parecía que ella también lo había sentido. Lo sabía por la manera en que sus ojos se movían nerviosamente de lado a lado, intentando dejar de observar su cuerpo y actuar con normalidad.
— Voy... Voy a proceder a cambiar su vendaje.
Habló ella formalmente con una voz suave, pero nerviosa, que hizo que la punta de las orejas de Inosuke se sonrojara.
Confundido, se tocó su propia frente para saber si tenía una fiebre, no podía entender la razón por la que se estaba comportando tan raro.
Extendió su mano para que la chica le cambiara el vendaje, que ahora notaba tenía unas pequeñas manchas de sangre y en cuanto sus dedos rozaron su piel un escalofrío recorrió todo su cuerpo y por lo que veía, también el de ella.
Sacó las vendas de su muñeca y pasó por su piel algo suave con un líquido que en segundos comenzó a arder.
Inosuke quitó su mano rápidamente y la miró mal.
— Es para desinfectar.
Dijo ella mientras sudaba e Inosuke la miró atentamente, decidiendo si podía confiar en ella o no.
El tratamiento que le habían dado antes no había dolido para nada.
Lo que él no sabía, era que el tratamiento anterior le fue dado cuando la adrenalina circulaba por su cuerpo y por ello sintió menos dolor.
Dudosamente, miró fijamente los ojos de la chica.
Púrpura. Como las flores que espantaban demonios.
Brillantes. Como las estrellas en la noche.
Nerviosos. Como los suyos.
Lentamente, Inosuke le dio su brazo de nuevo.
Y así, ella hizo su trabajo, Inosuke casi ferozmente alerta de cada vez que su mano le rozaba su piel y su tan preciso cuidado lo estremecía.
Cuando terminó, le dio una sonrisa que lo atontó, para luego dejarlo solo sin ni una palabra más, caminando rápidamente fuera de su vista.
Era una pena, Inosuke quería escuchar más de su bonita voz.
Confundido ante su propio pensamiento, Inosuke se tiró hacia atrás y miró hacia el techo, sintiendo su corazón palpitar en su pecho ante el recuerdo de ella.
Renuentemente, se forzó a dormir.
Probablemente, esto no le importará en la mañana. Volverá a estar deprimido y débil, y al despertar, seguramente se habrá olvidado de este extraño y emocionante encuentro.
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Conexión | InoKana |
FanfictionUna que no debería de existir entre estas dos personas, de alguna manera se formó un lazo firme y fuerte que incluso si no querían, los unía eternamente. | Soulmate AU | Actualizaciones una vez cada mes. #3 en SoulmateAU 14/01/2020 :0