Capítulo I

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Después de apagar el televisor, Andrei  se giró sobre sus talones para volver a su trabajo. Había dejado una pila de libros descansando en el suelo, justo a su lado, para escuchar un poco de la entrevista que se encontraban realizando a la autora del libro que lo había estado manteniendo tan ocupado en los últimos días en que tuvo que montar —dos veces ya— la exhibición para la obra que apenas había salido a la venta, se había agotado en cuestión de unos pocos días.
Al parecer todos estaban muy interesados en aquel libro, sobre todo, después de que la  autora fuera galardonada con lo que muchos habrían llamado "El Óscar a la literatura". Personalmente, el aún no había tenido la oportunidad de abrir uno y leerlo, pero había escuchado a muchas personas decir que era muy bueno. Se vendía cual pan caliente entre personas de diferentes edades y eso llamaba la atención del joven.

Tomó la pila de libros, la acercó al sitio que había preparado previamente y se dispuso a acomodarlos. Para cuando estuvieron todos en su lugar, dio unos pasos hacia atrás para apreciar su trabajo y asintió complacido. Todo se encontraba en orden, así que se retiró, no sin antes tomar el único ejemplar que no había colocado en la exhibición.

"Los colores del viento", leyó en la portada en la que se podía apreciar a una chica que se encontraba de pie, a la que el viento le había revuelto un poco el cabello de color caramelo, mientras tendía sus brazos, quizás desesperada por algo que el mismo viento que había desordenado su cabello, le habría quitado. Lo único que tenía color era la imagen de aquel personaje. Todo lo demás en la escena era completamente gris.






Después de deshacerse de la basura, la librería quedó en completa oscuridad una vez que se hubo retirado. Casi como si todos los libros se hubieran ido a dormir...

El camino a casa era relativamente corto, pues sus abuelos sólo la habían apartado un par de calles al norte. Todo estaba en un silencio de lo más tranquilo; las estrellas y la Luna brillaban en el cielo, encendiendo y apagándose lentamente, como si estuvieran interpretando un concierto de luces especiales; una dulce canción de cuna. 

—¿Cerraste bien? —preguntó el abuelo apenas Andrei entró en la cocina.

—Si, todo está en orden. También monté la exposición para ese libro otra vez —informó refiriéndose al libro que, por el momento, descansaba en el comedor mientras cenaban.

— Y veo que has traído uno contigo a casa —observó el abuelo al tiempo que señalaba el objeto junto a su nieto.

—Quita eso de la mesa, niño —ordenó su abuela algo molesta—. Estamos cenando, Drei. Déjalo por allá —indicó apuntando en dirección a la sala de estar—. El comedor es precisamente para eso y nada más. Ustedes dos deberían respetar sus fines de uso.

La mujer se llevó un trozo de pescado a la boca ante la atenta mirada de su nieto y esposo que no pudieron evitar reír por la actitud de la mujer que al parecer, a pesar de todos esos años, aún encontraba irritante el que en casa los libros estuvieran por todos lados. Por ello había establecido como regla, que al menos en su cocina y el comedor, ninguno se atreviera a asomarse. Porque el más joven de la familia trabajaba muy duro por su carrera en apreciación y creación literaria mientras que, al mismo tiempo trabajaba en la librería de su familia.

—Tengo curiosidad del por qué se está vendiendo tanto —comentó en referencia al libro—, así que traje una copia; por eso y porque estoy seguro que tu no me dirás mucho, ¿verdad? —el abuelo asintió.

—Hay cosas que tenemos que experimentar por nosotros mismos. Es un buen libro —aseguró el anciano encogiéndose de hombros.

—La autora no parece mucho mayor que yo —comentó.

—Apenas unos tres o cuatro años —calculó el señor Lévedev,  que estaba bebiendo limonada.

—Me impresiona ver a una joven escritora ser publicada. Es impresionante cómo algunas personas tienen tanto talento. Yo quiero poder disfrutar de ver, un día, mi nombre impreso en una portada.

—¿Enserio crees que lo tuyo sea escribir? —el abuelo le habla con todo su amor.

—Por supuesto. Ya lo decidí. Tengo que ser un autor publicado en algún momento. Eso o me dejó de llamar Andrei Lévedev —sentencia.


















¿Sobre qué podrías escribir a esta edad? — Aquel pensamiento apareció cuando estuvo a solas nuevamente con el libro después de retirar el empaque de plástico transparente que lo cubría. Lo acercó a sus rostro para poder sentir esa fragancia tan característica de los libros nuevos. A él siempre le gustó mucho.

"Hasta hace poco no había prestado atención al viento por no tener ni mente, ni alma, ni cuerpo. Pero ahora me parece que incluso conozco su voz..."

"Gritaba tan fuerte a mi oído, que sentí mis tímpanos a punto de reventar del dolor. Tuve miedo de todo, de todos..."

"El viento me saludó. Aquel día había decidido vestirse de negro..."

"Se lo llevó tan lejos..."

—Selima Taubayeva... —leyó en voz alta de la primera página.

Aquellas frases sueltas que había podido encontrar mientras hojeaba el libro, se repitieron en su cabeza durante un largo rato antes de que pudiera conciliar el sueño. No pudo evitar revivir malos momentos a partir de aquellas lineas. Un globo de color rojo escapando de entre sus manos, su abuela sujetando con mucha fuerza el bolso, libros cayendo y otros estrellándose en la pared, obra de su abuelo; lluvia, mucha lluvia; el cielo rugiendo furioso sobre ellos y luego... rezos, flores blancas y moños blanco y negro adornando las  fotografías de sus amados padres.



















Muuuuy pronto aparecerá Dimash!

Hace cinco años que comencé a escribir esta historia y a publicarla en mi otra cuenta de Wattpad y hasta ahora es que puedo retomarla para por fin terminarla. Espero que pronto quede todo listo y mientras tanto, ojalá que pueda llegar a gustarles. Ya tengo varios capítulos avanzados por lo que no demoraré tanto con las actualizaciones, lo prometo. 

En este nuevo perfil que me he creado, quiero seguir escribiendo historias originales y muchos fanfics más donde Dimash sea el protagonista. 

Un besito para usted, que llegó hasta aquí. 

¡Hasta el próximo capítulo!

La voz de las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora