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diciembre 30 del 2018

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diciembre 30 del 2018

Namjoon bajó de las escalerillas y acomodó las tijeras y la cinta en uno de los cajones de la repisa. Se alejó caminando de espalda hacia el pasillo, posando sus brazos en su cadera frunció su nariz, llevó su dedo índice a los labios, mordisqueando la yema de él con sus dientes, mirando detenidamente la decoración que habían decidido entre Yoongi y él, juntos, para el cumpleaños de Taehyung. Y se suponía que Jung Hoseok se encargaría de comprar los aperitivos y el pastel, pero faltaba poco o nada para que el cumpleañero y Min tocaran la puerta de su departamento y su novio no había hecho acto de presencia aun.

El sonido de llaves tintineando llamó su atención hacia la puerta. El pelinegro apareció y con una sonrisa cansada entró al departamento. Kim se mantuvo estático, sin mover ni un músculo aun cuando vio al mayor atareado con las bolsas en su zurda y sosteniendo el pastel en la derecha.

─Cariño ─saludó Jung, con una sonrisa irónica─. ¿Podrías... no se ─pausó, arrojando las bolsas sobre la mesa en medio del comedor─, ayúdame, digo. Si no es mucha molestia para ti.

Namjoon sonrió y negó con su cabeza─. Si es molestia, veras... ─se acercó al mayor y picó su pecho con el dedo que hace segundos estaba entre sus labios─. Yo hice todo el aseo hoy mientras ¡tú! Estabas muy cómodo jugando vídeo juegos en el sofá, así que..., es tu turno. Iré a bañarme ─anunció finalmente, alejándose y perdiéndose en el pasillo.

Jung suspiró, dejando el pastel en el medio de la mesa de comedor. Alcanzó las bolsas con los aperitivos y dulces, destapandolas y vaciandolos sobre los platos. Tomó las envolturas y las metió al bote de basura. Sacudió sus manos y estiró su cuello. Su vista se encontró en el sofá, se veía demasiado cómodo hasta que el sonido de la ducha lo distrajo.

─Una ducha no iría nada mal ahora ─dijo para si, sonriendo.

No se percató del individuo atrás de él, ni de la mueca que se plantó en su rostro al escucharle─. ¿Acaso hay día que no pienses en cogértelo? ─preguntó, asustando al pelinegro que gritó alejándose unos pasos, su pie se torció y cayó de espaldas al suelo─. Kookoo ─emitió un cacareó, burlándose del menor.

─Cállate ─gruñó, dándose el tiempo de cerrar sus ojos y tomar un respiro, había discutido con una anciana por los dos últimos chocolates con maní (que eran los favoritos de su novio) y no había sido fácil, la señora le había insultado a diestra y siniestra: mientras pagaba su compra, y has cuando salió de la tienda, gritando obscenidades desde el otro lado de la calle. Abrió sus ojos soltando un suspiro, ya de nuevo en pie se sentó correctamente en el sofá─. ¿Dónde esta Tae?

Yoongi se acercó a la mesa y robó unos doritos─. En poco llega, le he dicho a Jin que le traiga.

Hoseok bufo en desagrado─. ¿Por qué él? ¿Se va a quedar? ─preguntó, con el hastío y quejumbre a su vez. Sacudió su cabello molesto.

─Nop.

─Que suerte ─susurró, colgando su cabeza hacia atrás y cerrando los ojos. No sabia porque se sentía tan estresado los últimos días. Quizás era el hecho de que su menor había estado lo suficiente ocupado con la universidad y el trabajo de medio tiempo y no tenía tiempo para ayudarle a relajarse.

Yoongi caminó lentamente, rodeando el sillón y sentándose a su lado, varias gomitas descansaban en la palma de su mano, Hoseok la miró, viendo el pequeño brillo de la joya plateada en su dedo anular. ¡Desde hace cuándo estaban comprometidos y él no se había dado cuenta!

─¿Cuándo se lo has pedido?

─Se lo pediré hoy. Me lo puse porque me gusta como se ve ─dijo restando importancia a su comentario, metiendo varias de los dulces a su boca─. ¿Por qué odias tanto a Jin? No es un mal tipo.

Hoseok rodó los ojos─. ¡Pues veras...! ─dijo, levantando uno de sus dedos para enumerar─. Primero, su intento de matrimonio fracasó, lo que significa que ahora esta malditamente soltero ─dio su primera razón, levantó un segundo dedo─. ¡Segundo! Y bastante importante, ¡le gusta mi Joonie, maldita sea! ─gritó nuevamente, alterado, sabia que su menor no lo estaba escuchando porque la música de su grupo favorito se escuchaba hasta la sala.

─Cálmate. ¿cómo sabes que a él le gusta? Y..., aun si así fuera, sabes que Namjoon no le copiaría, después de todo esta contigo.

─Es obvio.

─¿Lo obvio realmente existe, Hoseok? ─preguntó Yoongi, aun cuando pronuncio el nombre del menor, lo decía más para sí. Hoseok rodó los ojos.

─No empieces con tu filosofía barata, viejito.

El citofono irrumpió en su charla, sonando lo suficiente alto para que la música cesara en la habitación principal. Ambos giraron la cabeza hacia la pared en la que yacía el aparato negro, pero no pusieron un esfuerzo por levantarse y contestar. Namjoon salió corriendo de la habitación con una camisa tres tallas más grande de las que solía usar, unas felpudas pantuflas azules, con grandes gotas de agua resbalando por las puntas, mojando su rostro y nuca. Contestó, sin olvidarse de enviarle una mirada desaprobatoria a su novio, quien sonrió tomando uno de los cojines y estampandolo en el rostro de Yoongi, evitando que viera más de lo que le gustaría.

El pequeño cojín amortiguaba la voz del pálido, pero pudo escuchar lo suficiente lo que dijo─: ¿Él hace ejercicio?

─Eres un idiota, eso no te importa.

Namjoon murmuró una afirmación antes de colgar y correr a su habitación─. ¡Tae ya llegó, arreglen todo!

Ya saben que esto es corto, así que

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Ya saben que esto es corto, así que..., solo
avisó y recuerdo.

¡Gracias por leer esta cosa! 💜

𝗲𝘀𝗽𝗲𝗿𝗼 𝘃𝗲𝗿𝘁𝗲 𝗽𝗿𝗼𝗻𝘁𝗼.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora