quince

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mayo 27 del 2019

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mayo 27 del 2019

Su última clase en la universidad había terminado. Se encaminó al apartamento para descansar un poco, renovarse y salir nuevamente hacia su trabajo de medio tiempo en una florería cercana a su hogar.

Abrió la puerta y dejó caer su maleta sobre el suelo, cerró tras de sí, quitando sus zapatos. Dando saltos fue a su habitación y se tumbó sobre la suave superficie, sonriendo cuando la calidez le abrazó la espalda y el escaso pero aun perceptible aroma de Hoseok. Se dio la vuelta y tomo la almohada de Jung, aspiro de ella y sonrió como un colegial.

Últimamente habían estado intercambiando una que otra postal, el mayor le había mandado un total de seis cartas y con la que le llegaría esa misma semana completaría la séptima. Claro, Namjoon había respondido cada una de ellas, enviaba pequeños detalles, fuesen fotos, dulces o algo por el estilo. Estaba agradecido con todo, a pesar de lo pesadas que estaban siendo sus clases, se encontraba feliz.

Su celular sonó sobre el buró y con pereza sacó su mano del agarre de la almohada y tomó el aparato, tocando el icono verde y hablando con desinterés y somnolencia—. ¿Si, quién habla? —murmuró pesadamente, mirando las pegatinas de estrellas que había pegado en el techo.

—Solamente el amor de tu vida, bebé —respondieron al otro lado de la línea,  y Kim sintió aquellas características mariposas en su vientre, como en todas sus citas o cada vez que lo veía cruzar el bar en el que solía trabajar; quizás cuando Jung hacía todas esas cosas románticas que inevitablemente lograban acelerar su corazón. Ahora estaba ahogando un grito de felicidad en su gran almohada, mordiendo sin descuido—. ¿Joonie? —mencionó el contrario. Namjoon casi podía sentir la sonrisa del pelinegro desde su lugar, una risa llego a sus odios porque su gritillo había dado hasta los auriculares del otro lado.

La cabeza de Joon hizo "¡Boom!" y en su mente un letrero flotante de fuego con el No.me.lo.creo.

—¡Te extrañe! No puedo creer que seas tu al teléfono. ¡Hyung, no sabes cuanto te extraño! Me alegra tanto escucharte, deseaba tanto escucharte, ¿cómo estás? ¿Cuándo volverás? ¿Ya te dieron fecha? Dímelo, dime que pronto. ¡Ah, hyung, vuelve, por favor! —Las palabras salían tan rápido y atropelladas que si no paraba perdería el aire de sus pulmones, Hoseok por poco no le entiende, pero para su gracia, entendió. Él también tenía inmensas ganas de besar y abrazar a su novio a su complacencia.

Sonrió, aún cuando Joon no podía verle, pero la emoción era palpable y era lo que le gustaba de ellos, que había amor tal que desbordaba hasta a kilómetros de distancia, sin importar quienes o cuanto les separe. Podía imaginarse las patadas pequeñas que Kim probablemente haría sobre su cama como evidencia de la euforia, o podía estar dando pequeños saltos alrededor de sus muebles o donde fuese que estuviera—. Bebé, yo te extraño más. Mucho más. Me encantaría tenerte a mi lado ahora.

Una risita abandonó los carnosos labios del menor.

—Estaba bien, Joon, pero ahora..., mierda, me alégraste el día y si tengo suerte, probablemente toda la semana.

[...]

Ese día Namjoon faltó al trabajo. Pero no había sido un día demasiado ajetreado en la florería para el suave y tierno abuelito, así qué su labor no había flaqueado, además el anciano Min era tan comprensivo y le había tomado tanto cariño a Joon que podía perdonarle detalles insignificantes.

Hoseok, sin embargo, había huido de la base, llegando hasta la ciudad más cercana en el Wangler de Jungkook, que había tomado prestado sin previo aviso. Usó el celular que le dieron después de algunas condiciones monetarias de muy altos estándares, pero que no dudo en aceptar.

Las repercusiones no faltaron, aunque Jeon había sido suave esta vez, teniendo en cuenta que ellos podían denominarse algo parecido a amigos, pero no importó todo ello al final del día, la felicidad se instalaba en su pecho, calentandole cada que recordaba la voz de Namjoon, su Namjoon.

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𝗲𝘀𝗽𝗲𝗿𝗼 𝘃𝗲𝗿𝘁𝗲 𝗽𝗿𝗼𝗻𝘁𝗼.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora