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Miró la sortija en su dedo; ella debería ser significativa, él debería sentirse bien al portarla, verla y recordar que, tiene a alguien esperándole en casa, que le ama y que estará para ti y junto a ti en la salud y en la enfermedad

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Miró la sortija en su dedo; ella debería ser significativa, él debería sentirse bien al portarla, verla y recordar que, tiene a alguien esperándole en casa, que le ama y que estará para ti y junto a ti en la salud y en la enfermedad. ¿Esos votos serían algo para ella? ¿Fueron reales? Hoseok no quiere darle más importancia, quería dejarlo ir, todo. Sin embargo, en sus venas corría whisky, ron, aguardiente y cerveza, estaba ebrio, su mente nublada por la ira y la traición. Deseaba enterrar su puño en algo o en alguien, odiaba ese sentimiento.

Tragó saliva y jugó con el anillo, girando éste y sacándolo lento. Lo sostuvo entre sus dedos antes de dejarlo sobre la madera.

Le dio un repaso al lugar, había música, gente riendo y bebiendo, asi como había gente llorando y bebiendo. Sus ojos se quedaron sobre la silueta de-creía-barista. Él parecía conocer con quien hablaba, repartiendo caricias en los cabellos del lloroso hombre al otro lado de la mesa que contaba a rienda suelta su situación, sea cual fuera.

Levantó su mano y le llamó, quería hablar y desahogarse, quería ser escuchado, pero su voz se escondió entre el sonido a su alrededor. Lo vio alejarse y hablar con otro cliente, bajó su mano y bebió la cerveza de su vaso con rapidez, antes de pestañear.

Abrió lentamente sus párpados, se sentía bastante desorientado. La música estaba más fuerte, percibía más gente en el bar y él ya no estaba en la silla en la que había estado antes de pestañear. Lo había sentido como un segundo, un suspiro. Su mirada tornó en su eje, reconociendo su chaqueta junto a él y una botella de agua en su regazo.

─Oh, emh... ─Escuchó en algún lado, buscó la voz que sobresalía─. Mi turno terminó ya, y no puedo cuidarlo desde ahora, me preguntaba si quería que le llamara un taxi ─Levantó su cabeza, encontrándose con un par de perfectos y preciosos orbes mieles sobre él, preocupados─. Debe beberla, eso le ayudara a recobrar el equilibrio y si tiene suerte, la sobriedad.

Hoseok negó, sosteniendo la tímida mirada.

─Quiero que me escuches, Namjoon ─pidió.

El menor parpadeo, no sabía de que estar más perplejo: de que el hombre, aun habiéndole mencionado su nombre en un estado completo de poca consciencia, lo recordará a la perfección, o el que haya hecho esa petición.

─¿Qué le escuche?

¿No tiene amigos?, pensó y se mordió la lengua, pues no confiaba en su filtro.

─Sí, además, tus ojos son sumamente atrayentes.

La prudencia no existe cuando hay alcohol, ¿o si?

─Vale. Está bien. ─accedió, con un sonrojo decorando sus mejillas.

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𝗲𝘀𝗽𝗲𝗿𝗼 𝘃𝗲𝗿𝘁𝗲 𝗽𝗿𝗼𝗻𝘁𝗼.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora