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La llegada de JongHyun le hizo demasiado bien, tal vez no al punto de olvidarse de JiMin y TaeHyung, quienes en algún momento llegaron a ser sus amigos.

Tal vez llegó a ser muy duro con ellos cuando le hablaron, pero se dejó llevar ¿cómo podría reaccionar si de un día a otro quiénes se habían hecho sus amigos, le dijeron que ya no estarían más con él? Sabía que por lo que dijeron alguién, o algunos, los estaban amenazando de alguna manera, y creía saber quiénes fueron.

En estos momentos estaba al lado de JongHyun apoyado en su hombro, mañana era sábado y agradecía enormemente por eso, no quería volver a sufrir lo mismo que sucedió hace unos días, de tan sólo recordarlo le dan ganas de llorar.

Sintió como su mejor amigo se removió de donde estaban y lo quedó mirando confundido, pues este sorpresivamente se había levantando.

—¿Qué sucede, Jjong?—Preguntó el más pequeño mirándolo con sus ojitos de bambi.

El nombrado se dió vuelta mirándolo y negó con una linda sonrisa en el rostro comenzando a estirarse, abrió la boca entendiendo y dejó salir una pequeña risita tierna de sus labios. JongHyun volvió a sentarse y lo abrazó protectoramente comenzando acariciar su suave cabello.

—Sólo estaba estirandome, Ggukie... Ahora, quiero que me cuentes que sucedió para que estés así.

Ante esas palabras, JungKook lo abrazó más fuerte escondiendo su rostro en el cuerpo contrario soltando un ligero suspiro cerrando sus ojos, de todos modos debería contarle y sobre todo porque le tiene confianza, además sabe que él sabrá ayudarlo de alguna manera, lo seguía conociendo demasiado bien como para saber que era lo que pensaba o sentía. Sonará algo ridículo, pero creía que tenía alguna conexión con él, sabían que con sólo ver sus rostros y decir unas pocas palabras se entenderían a la perfección.

Decidió contarle lo que sucedió con su voz baja, mientras el otro lo escuchaba atentamente sin detener sus caricias en su cabello. Cuando terminó, la habitación quedó en completo silencio por unos pocos minutos, era uno de esos silencios lindamente cómodos y en los que podrías quedarte por horas.

—¿Te puedo decir algo? —Recibió un asentimiento del más pequeño y le mostró una bonita sonrisa.— Escúchalos, tú mismo dijiste que sospechabas que alguién los obligó, entonces... Habla con ellos y escúchalos, por lo que sé no fueron malas personas contigo y es raro que te hayan dicho eso de un día a otro sin mostrar signos malos antes ¿no creés? Entonces sólo es eso, estoy seguro que te darán una explicación.

Se quedó pensando por unos segundos aquellas palabras, y tal vez sí tenía razón. Puede que no sea él el problema, si no que simplemente alguien los estába amenazando y claramente él ya sabía quiénes eran, sino ¿quién entonces? No tendría sentido alguno que fuera un chico o chica que no lo conocía en lo absoluto y quisiera que sus amigos se alejaran de él sin razón, así que sólamente podrían haber sido ellos.

—Yo... Supongo que tienes razón, sólo que también necesito pensarlo... No fue fácil escuchar sus palabras, supongo también que me dejé llevar por la impresión y los traté mal, así que también debo disculparme con ellos.—Comentó en voz bajita formando luego un pequeño puchero con sus rosados y pequeños labios.—

JongHyun sonrió ante el puchero de JungKook y revolvió amistosamente su cabello levantándose de la cama nuevamente bajo la atenta mirada del otro. Se dió vuelta mirándolo y le mostró una cálida sonrisa calmando el corazón del castaño.

—¿Quieres ir a pasear? Yo invito un helado.—Le ofreció su mano para levantarse, una que el contrario aceptó con gusto.

Salieron de la casa para dar un pequeño paseo por el parque, ambos querían disfrutar el bonito día que había estando sólamente los dos como amigos, como hermanos más que todo. El castaño tomó del brazo al mayor y prácticamente lo arrastró hasta los columpios para que éste le diera vuelo, recibiendo una risa que lo hizó contagiarse para reírse él también.

—¿Ya te dijeron que pareces un niño pequeño cuando vienes al parque? Además tu estatura tampoco ayuda mucho, enano.

Como respuesta recibió un puchero y una lengua afuera haciéndolo reír, tomó las cadenas del columpio cuando el castaño se sentó bien y lo comenzó a empujar con suavidad, no quería ser brusco con él y que terminará volando a quién sabe dónde, a parte de que es liviano y saldría lejos, muuuuuy lejos.

—Empujame más, Jjong.~

—¿En serio? No quiero que salgas volando, porque no te veo más.

—Me empujas o te pego.

Rodó los ojos ante su agresividad y procedió a empujar con más intensidad como de lo pidió escuchando la risa de bebé feliz, se salió mirándolo columpiarse con una tierna sonrisa. JungKook siempre le dijo que era como su ángel, porque lo ayudaba, lo aconsejaba, lo cuidaba, lo protegía, lo quería, etcétera. Pero, el mayor siempre creyó que el verdadero ángel era JungKook, porque cuando se sentía mal siempre le daba galletitas, le daba besitos en la mejilla, le mostraba una de sus lindas sonrisas de conejito, cuando se lastimaba él lo curaba y le colocaba banditas con estampado de conejito, etcétera. En fin, el castaño era un ángel que el mundo no merecía, que un niño tan lindo no merecía llorar y menos ser dañado, alguien tan hermoso no merecía sufrir.

JungKook, él creía que el mundo no merecía a Jjong, no merecía esas hermosas sonrisas que entregabab y sus bonitas palabras, alguien tan hermoso que no se merecía sufrir por nada ni nadie, alguien que merecía cuidado y amor, estaba seguro que él se lo entregaría y no dejaría que nadie lo dañe por ningún motivo. Los dos siempre desde pequeños se tuvieron un amor de hermanos incondicional, esos amores que jamás se acaban, porque para amar no necesariamente es tener a alguien como pareja, puedes amar a tu familia, a tus amigos, a tu mascota, amar no se basa en algo tan simple como lo es la palabra en si y es porque amar se basa en algo mucho más allá de eso, JungKook y Jjong tenían esos amores que jamás se acaban, esos amores con los que puedes contar sin condición alguna.

El castaño dejó de columpiarse de a poco y se bajó del columpio corriendo hacía el mayor lanzándose sobre él en un fuerte y cálido abrazo, el otro lo sostuvo sorprendido para luego sonreír acariciando su espalda.

—Te amo mucho, Jjong. Por favor, jamás me dejes.—Susurró abrazandolo con sus pequeños brazos.—

JongHyun lo miró sonriendo y llevó una mano al suave cabello del castaño para acariciarlo con dulzura.

—Te amo más, pequeño. Jamás te dejaré ¿está bien? Tú tampoco lo hagas.

El pequeño negó con una sonrisa mientras escondía su rostro en el pecho del mayor, se quedaron unos momentos abrazados para disfrutar la calidez del contrario, cada uno con una sonrisa plasmada en sus rostros.

Siempre habrá alguien con el que tengas un amor incondicional, sea quién sea lo habrá.

ℳ𝙞 𝒫𝘦𝘲𝘶𝙚𝙣̃𝙤 𝒜𝙢𝘰𝙧  ִֶָ⁠   𝙔𝘒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora