Extraños

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****alerta, hay un poco de smut-ish por ahí****



Emilio soltó un suspiro pesado y se recriminó por haber obedecido el mensaje de texto, se regañó por asistir a la cita, se odió; porque no podía detenerse. Sentía la hambrienta necesidad de estar ahí, de volver a verlo a él, de volverle a tener entre sus brazos, de volver a sentir sus labios, de respirar su esencia y de probar su aliento.

Sabía que debía parar, justo por ello había dicho que si, pero al mismo tiempo sabía que Joaquín era peligroso, que era adictivo, que era increíblemente necesario para él. Temía no poder hablar, temía caer de nuevo en los encantos del chico que le volvía loco de mil formas distintas y no poder decirle que ya no quería verle. Que le dolía verle, que le dolía tocarle, que le dolía besar todo su cuerpo sin poder besar sus labios. Que odiaba que no fuera nada más que su amante.

Cerró los ojos por un segundo y tocó a la puerta.

La puerta se abrió y miró al castaño frente a él, Emilio sintió el vello de su nuca erizarse al verle en bata, sabía que debajo no había nada, sabía que él sabía cómo seducirle, el chico se movió para dejarle entrar, Emilio caminó varios pasos dentro del conocido departamento, escuchó la puerta cerrarse, se giró en sí mismo y miró a Joaquín quitarse la bata y abalanzarse hacia él.

Emilio tuvo menos de un segundo para reaccionar y abrir los brazos, recibiendo la desnudez de Joaquín en contra de su cuerpo, sintiendo los labios del castaño besarle el cuello casi con vehemencia, Emilio cerró los ojos, soltó un suspiro combinado con un jadeo y dejó sus manos pasearse por la espalda desnuda de Joaquín.

—¿Por qué tardaste tanto?– preguntó el castaño con los labios pegados a la piel de su cuello mientras pasaba las manos por su pecho para quitarle la chaqueta, Emilio sintió un jadeo atorarse en su garganta cuando los labios de Joaquín comenzaron a jugar con el lóbulo de su oreja.

—Había tráfico– murmuró entre jadeos. Joaquín no dijo otra palabra, pronto sus manos hábiles dejaron el torso de Emilio desnudo y sus besos bajaron de su cuello a su pecho, Emilio cerró los ojos dejándose guiar por Joaquín hasta la habitación. Emilio podría dejar que Joaquín le llevara a dónde fuera, con la condición de que siguiera tocando su piel.

Emilio pasó sus manos a la nuca de Joaquín cuando el castaño regresó a saborear la piel de su cuello, las manos de Joaquín deshacían el agarre de su cinturón y Emilio moría por besarlo.

 —Dame un beso– pidió Emilio en un susurro,  colocando sus manos en las mejillas de Joaquín y moviendo su rostro para que sus labios quedaran a milímetros de los ajenos, el castaño movió la cara y Emilio jadeó cuando una de las manos de Joaquín se metió en su ropa interior.

—No– soltó Joaquín, moviendo su mano dentro de su ropa, Emilio tiró la cabeza hacia atrás a causa del placer y sintió sus piernas temblar al momento en el que Joaquín sacó su miembro de sus pantalones y una corriente de aire fresco pegó en su piel recién expuesta.

Joaquín colocó las dos manos en su pecho y se separó de su piel. Emilio regresó la cara para verle, le miró a los ojos y Emilio los notó más oscuros, Joaquín le sonrió y le empujó, haciéndole caer encima de la cama.

Emilio miró al techo, se refregó el rostro con las dos manos, dejando que por un instante su cabeza se llenara de preguntas que sabía que no tendrían respuesta mientras sentía las manos de Joaquín acariciar su cadera y desnudarle por completo, escuchó el ruido de sus zapatos cayendo al suelo, bajó las manos de su cara y se apoyó en sus codos para incorporarse y mirar a Joaquín y se sintió expuesto por completo cuando el chico se separó de su cuerpo para mirarle.

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⏰ Última actualización: Sep 29, 2019 ⏰

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Memorias de mis Vidas Alternas (Emiliaco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora