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San bajaba del taxi donde había llegado a su destino. Esa noche iría a a una exposición de arte, y no es que fuera lo suyo, pero era de un amigo muy cercano, su nombre era Mingi, así que faltar no era una opción válida. La expo tenía que ver con la magia y el misterio, por lo que, aparte de vestir un elegante traje negro, con una camisa morado oscuro al fondo, un antifaz cubría la mitad de su rostro, desde la mitad de sus mejillas hasta gran parte de su frente, ya que dicha máscara tenía decoraciones con plumas y demás detalles, no era lo suyo, debía admitir, pero su amigo fue estricto al momento de amenazarlo, y decirle que debía ayudarle a seguir la corriente, para que el resto del público no sintiera verguenza de hacerlo, y así se animara también de portar misterioros atuendos. San miró su reflejó en una ventana de un auto, el traje, más su cabello platinado, entre rubio y casi blanco, le daban un aura muy intrigante, y hasta algo sensual, cosa que comprobaba ya que tenía sobre sí la atención tanto de chicas, como chicos. Acomodó su saco y caminó hasta el gran interior de aquel lujoso lugar.

El piso estaba completamente cubierto por una alfombra color vino, las paredes blancas, y sus techos altos con lámparas enormes y de vidrio (seguramente costosísimas) dejaron sin aliento al chico.

Era un lugar muy iluminado, y habían distintas zonas; una donde las paredes tenían solo hermosos cuadros y pinturas referentes al tema, otra, era un amplio salón medio a oscuras, que poseía tenúes luces de distintos colores fríos, donde dejaba ver una lluvia de cristales que caían desde el techo. Eran distintos móviles, con diversas esculturas de vidrios que llegaban casi al suelo, habían caminos de por medio, por lo que la gente podía caminar tranquilamente entre ellos, logrando deleitarse con el efecto que las coloridas luces proyectaban con los cristales, haciendo que la sala luciese de ensueño. Penetrables, le llamaban, obras que podían tener contacto directo con el público. Lo siguiente que llamó su atención fueron las inmensas escaleras en modo caracol que daban hasta un segundo piso, donde habíaa una especie de exposición, se encontraban varios mostradores con tema de magia y fantasía, donde vendían desde comida, hasta accesorios y demás cosas para la venta y dejar recuerdos.

Por último, había un área más un cuarto negro, donde estaban las esculturas, las cuales eran iluminadas por luces blancas, y en los bordes del techo, habían más luces de colores. Seguido de otro tramo donde habían asientos en bancas de madera fina, rodeado por fotografías.

San se adentró en el lugar y exploró  fascinado todos las zonas. Todos vestían elegantes pero con sus rostros ocultos por máscaras, algunas que no había visto en la exposición de arriba, por lo que sonrió al pensar en su amigo, y en que había logrado justamente lo que quería.  Las mujeres eran quienes tenían mayor oportunidad para arreglarse, ya que llevaban más accesorios, tanto en sus trajes como en las máscaras, y hasta peinados llamativos se moslestarón en realizarse.

El joven de piel blanca caminó primero hasta la parte de los cuadros, a pesar de ser todo tan colorido y atractivo, no lograba entender nada, no tenía esa mentalidad artística como su amigo, por lo que solo observaba e intentaba analizar todo a su alrededor.

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El desconocido || woosan. TS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora