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Sus labios son tan dulces como el azúcar. Tan suaves como el algodón y tan adictivos como la goma de mascar o el chocolate.
Sus labios son dulces, y son mi dulce favorito.

×💜×

JiMin y yo comenzamos a salir como pareja. Esto dio un gran shock en toda mi familia. No porque ellos fueran sobre protectores o algo así, u homofóbicos, no, nada que ver. La cosa es que ellos realmente nunca creyeron que yo llegara a tener una pareja, me sentí muy decepcionado al saber que mi familia tenía tan pocas expectativas de mi.

Pero eso ya no importaba, llevo seis meses saliendo con la hermosura de Park JiMin. Falta poco para nuestro próximo mes juntos, cumplimos los veintiocho de cada mes.

Siempre lo celebramos igual, salimos a algún lugar bonito, aveces vamos al lugar en donde nos conocimos, comemos helado, vemos una película y yo me quedo a dormir en su casa o él en la mía. Nos damos muchos besitos hasta que nos quedamos dormidos... Y todo es hermoso ese día.

Pero quiero que este sea aún mejor. Quiero que este sea uno que JiMin nunca olvidará. No sé exactamente qué hacer, y no me quedan muchos días para pensarlo, pero... Ya se me ocurrirá algo.

Bajé a desayunar después de lavarme la cara, cambiar mi pijama y cepillar mis dientes. Bajé con una linda sonrisa decorando mi rostro, me encontré con Jin hyung cantando mientras cocinaba y Nam hyung haciéndole compañía, como siempre.

—Buenos días~— Saludé y me senté en una butaca, apoyé mis brazos en la encimera, al lado de NamJoon hyung.

—Hola Tae, ¿Vas a comer?— me preguntó Jin hyung. Yo obviamente asentí.

—Voy a comer, siempre quiero comer.— Nam hyung rió, sacándole una pequeña risa a Jin hyung y una también a mi. —Oigan, ustedes saben que voy a cumplir ya siete meses con JiMin y bueno, quiero que sea algo especial. Algo que JiMin nunca olvide. ¿No se les ocurre nada?

—Pueden follar.— Respondió indiferente Nam hyung, yo lo miré, indignado. Aunque no sería mala idea. SeokJin hyung lo fulminó con la mirada y yo reí. —Bueno, pueden hacer el amor. Es algo muy lindo, se siente muy bien. De seguro a JiMin también le gustaría hacerlo. Sabes cómo es, es pervertido.

Yo volví a reír y escondí mi rostro en mis manos para que mis contrarios no vean mi posible sonrojo gracias a la vergüenza de recordar aquella vez que JiMin quería... "Jugar"...

—Sí, podrían hacer el amor, es una buena opción. Ambos son adultos ya y llevan varios meses de relación, de hecho, me sorprende que no lo hayan hecho aún. Nam y yo lo hicimos cuando apenas llevábamos creo que dos meses.— Ambos mayores rieron y yo los miré con asco.

—¡Ustedes son desagradables! Es traumante tener que escucharlos follar, mis pobres orejitas no dan para más, ustedes me quitaron mi infancia, hyung's.— Dije fingiendo que lloraba.

—Ajá, sí. Cuando lo hagas con JiMin verás lo adictivo que es.

Yo sólo volví a reír.

×💜×

Mis nervios estaban de punta, otra vez. Siempre me ponía nervioso estos días. Estacioné el auto en frente de la casa de JiMin y me bajé de él con un ramo de rosas en mis manos. Acababa de comer algunos caramelos para calmar mi nerviosismo, me dolían un poco los dientes. Acomodé mi cabello y toqué con mis nudillos tres veces la puerta de su casa. Lamí mis labios.

JiMin abrió la puerta.

Tal vez hoy era el día en el que se veía más hermoso que nunca.

—H-hola...— Saludó él. Se notaba que también estaba nervioso. Vio el auto detrás de mi y se notó su sorpresa, yo sonreí.

—Hola, Minnie, hoy...— Me acerqué a él y le ofrecí el ramo de rosas. Él gustoso las aceptó y lo tomé de la cintura con una mano. Me incliné en su dirección y le di un pequeño beso en los labios. —Hoy estás demasiado hermoso. Casi se me salen los ojos de la sorpresa.

—Tú no te quedas atrás.— cerró la puerta tras de si y me dio otro beso. —Pero sigo considerando seriamente que tengo que enseñarte a vertir.

Ambos reímos y fuimos al auto. Abrí la puerta del copiloto para JiMin y él entró, rodeé el auto y luego yo entré en el asiento del piloto. JiMin dejó el ramo de rosas en los asientos de atrás y yo comencé a conducir, sonriendo al pensar en nuestro destino. JiMin no debe saber a dónde vamos, a no ser que SeokJin hyung se lo haya contado. Ellos dos parecen viejas chismosas.

Eran las siete y veinte minutos de la noche y ya faltaba poco para llegar. Pero JiMin estaba aburrido. —Tae~, ¿A dónde vamos? Estoy nervioso. ¿Me llevarás a un bosque y me violarás?

Reí fuerte ante su comentario. —Sí, te violaré en un bosque, Minnie. No es mala idea.— él se sonrojó y yo sonreí, orgulloso de causar esa reacción en él. Pocos minutos después estacioné el auto en frente de un parque que JiMin me contó una vez no iba desde niño. Él me miró, sin saber qué decir.

—Tae, yo...

—Vamos a cenar, ¿Te parece?— me bajé del vehículo y abrí una de las puertas de los asientos de atrás, de ahí saqué una canasta de picnic. JiMin se bajó del auto y me siguió.

Habían muchas personas por ahí, y eso era lo que yo menos quería. Quiero estar esta noche a solas con JiMin. Realmente quiero que todo sea perfecto y que JiMin nunca lo olvide.

Caminamos agarrados de la mano hasta un lugar algo alejado de los demás. Todo estaba siendo iluminado por los faroles y la hermosa luz de la luna. De la canasta saqué una manta y la puse en el pasto, ahí nos sentamos JiMin y yo. Comencé a sacar las cosas de la canasta. Los platos y la comida, comida hecha por SeokJin.

—Tae, esto es hermoso, enserio... Muchas gracias, no sé qué decirte.— JiMin parecía tener los ojos aguados. Yo lo abracé.

—No, JiMin. Gracias a ti. Tú te mereces todo esto, y te agradezco por estar a mi lado. Por no creer que sólo soy un adulto creyéndose niño por amar tanto los dulces y los juguetes. Gracias por soportar mi rareza por tanto tiempo y... Enserio gracias por todo, JiMin. No sabes lo mucho que te amo y...

—¿Me amas?— Me quedé quieto por unos segundos. A JiMin se le salió una lágrima, y sentía que a mi también se me saldría una. —¿Acabas de decir que me amas?

Yo asentí. —Te amo, JiMin. Te amo demasiado.

—Yo también te amo, Tae. Gracias. Gracias por hacer que mi vida aburrida desapareciera. Espero poder vivir el resto de mi vida contigo.

Dejé las cosas a un lado y lo besé. Cerré mis ojos, al igual que él, y sentí lo suaves que eran sus labios, lo dulce que sabían y más que nunca sentí la necesidad de no separarlo de mi. Él acarició mis mejillas y sólo nos seguimos besando. Realmente todo... Todo es perfecto.

—¿Qué te parece si comemos y luego vamos a tu casa?— Propuse. Él sólo asintió y lo volví a besar.

Candy ❤ VMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora