LISIA

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Después de un largo día de viaje, Steven ahora se encontraba en el extremo norte de Hoenn. Era el atardecer cuando por fin arribó a Pueblo Fallarbor, una comunidad bastante pequeña si se le comparaba con Ciudad Mauville, pero que tenía su propio encanto. Era uno de los poblados que más cerca se encontraba del monte Chimney, pero a diferencia de Rustboro, Verdanturf o Lavaridge, era ocasional que la ceniza volcánica fuera traída por las corrientes de viento que provenían del sur. A causa de esto, el paisaje de la zona siempre tenía un tinte entre grisáceo y marrón únicos en la región. El propio material volcánico era el principal impulsor de las actividades del lugar, por lo que era común ver huertos extremadamente fértiles y siempre llenos de bayas, o a los artesanos creando objetos a partir de la ceniza que salían a recoger a los alrededores del poblado. Mucha gente solía venir desde todos los extremos de Hoenn a visitar los atractivos de Fallarbor, pero también a participar en los concursos pokémon, que en los últimos años se volvieron populares como una alternativa a las batallas de gimnasio.

Era ya tarde y el Campeón estaba bastante cansado, por lo que decidió buscar alojamiento en el Centro Pokémon del pueblo, que a su vez funcionaba como una especie de hostal para los foráneos. A pesar de que el sitio era muy grande, ese día estaba bastante concurrido, ya que hubo un evento en el Salón de Concursos, por lo que tuvo que abrirse paso entre la gente para llegar con la enfermera encargada. - No entiendo por qué no han construído un hotel en este pueblo si reciben a tanta gente. - se dijo Steven a sí mismo, mientras forcejeaba entre la multitud.

- Disculpe señorita. Me preguntaba si aún tendría alguna habitación disponible donde pudiera pasar la noche.

- Buenas noches, señor Stone. Lo sentimos mucho, pero el día de hoy todas las habitaciones están ocupadas - dijo una enfermera estresada por todos los visitantes que vinieron a los concursos. - Me temo que lo único que le puedo sugerir es compartir la habitación con algún otro huésped.

El chico albino suspiró profundamente ya que no conocía a nadie más ahí, y la idea de pedirle a algún desconocido que compartieran cuarto le resultaba en extremo incómoda. Sin más remedio que tener que pasar la noche en alguna de las incómodas sillas del lobby, se dispuso a comprar algo de cenar en una de las máquinas expendedoras antes de intentar dormir. Fue en ese entonces que alguien le cubrió la vista.

- Adivina quién soy - dijo una voz bastante femenina.

En ese instante, al galante muchacho le ganaron los nervios. No sólo porque fuera una chica, sino porque sabía de quién se trataba. Esa voz, el perfume que desprendía y sus tersas manos la delataban.

-Li... ¿Lisia? ¿Eres tú? No te reconocí sin tu atuendo de los escenarios, jaja.

- ¿Es que acaso esperabas a alguna otra persona? - cuestionó la chica de ojos turquesa con un poco de decepción.

- Es que simplemente no esperaba verte aquí. - replicó el peliazul - ¿Es por el concurso que estás en Fallarbor?

- Así es. Vine a entregar los listones de primer lugar, y a hacer algo de labor de scouteo. Ya sabes, siempre estoy en búsqueda de comenzar nuevas historias. Pero dime, ¿Te hospedarás esta noche en el Centro Pokémon?

- Me quedaré en la recepción por ahora. Al parecer está lleno el lugar, así que tendré que dormir en uno de los asientos.

- ¡Entonces no se diga más! - exclamó Lisia - ¡Vendrás a dormir hoy a mi habitación!

- Qu... ¡¿Qué?! - gritó un sorprendido Steven - No creo que eso esté para nada bien.

- No te preocupes, tontito. El cuarto tiene un sofacama, así que no tendremos que dormir juntos. - le susurró al oído con una sonrisa pícara al joven.

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⏰ Última actualización: Sep 26, 2019 ⏰

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Caminos cruzados: una historia no contada de Steven StoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora