¿De verdad las cosas habían terminado de esa manera? Jimin quería darse contra una pared de cemento, y es que, todavía no sabía qué tipo de embrujo le había lanzado Min Yoongi para que terminaran de esa forma. ¿Cómo era posible que luego de haberle reventado los huevos tres veces siguiera intentando conquistarlo? El rubio empezaba a creer que no tenía nada ahí abajo para empezar.
Negando con la cabeza, alejó esos pensamientos dejándose arrastrar por el otro beta, sintiendo como sus largos y fríos dedos se amoldaban a su pequeña mano. Alejando todo el enredo de emociones, la frustración y el nerviosismo, no podía negar que se sentía bien esa cercanía. Sus comisuras ascendieron con disimulo, manteniendo su visión en el suelo.
–Vamos pastelito de arroz, no seas así. – El de cabellos platinados no dudó hablar, mirándolo de reojo. – Háblale a tu compañero entregado por la Luna. –
–No me digas así y ya deja de decir estupideces. – Jimin frunció el ceño, elevando la vista, con claras intenciones de soltar el agarre, pues aun cuando su corazón se emocionara por la atención entregada, eso no significara que soportaría sus comentarios innecesarios. – Ni siquiera somos amigos, todavía no sé por qué te estoy acompañando. – Gruñó.
Por supuesto, el pálido chico negó con una amplia sonrisa, mostrando sus rosadas encías, acrecentando el agarre en sus dedos entrelazados.
–Me acompañas porque aceptaste esta cita.—
–¡No es una cita! – Se apresuró a discutir el rubio. – Ni siquiera me pediste una cita, pedazo de beta mal hecho. – Volvió a gruñir, escuchando a lo lejos como fuerte música resonaba. Estaban cerca de la fiesta.
–No necesito pedirte una cita para que lo sea. – Con arrogancia, Min lo miró lamiendo sus labios.
–¡Te malditamente aprovechaste de la situación! ¡Ni siquiera eres amigo de Jin! – Bramó con desesperación, deteniéndose de golpe. La situación comenzaba a afectarle, él sólo no quería salir dañado.
–No. – Yoongi suspiró y soltó a su acompañante, para mirarlo a los ojos. – Puede que no sea amigo de Seokjin pero sí conozco a su novio, de hecho, yo ayudé a organizar esta puta fiesta. – La seriedad en su rosto dejó ligeramente helado al beta poco común. – Sólo... sólo deja de gruñir por una noche, Jimin. –
Yoongi realmente debatía en su interior y Park suspiró rindiéndose, tal vez debía bajar la guardia, aunque sea por unas horas, es decir, su mejor amigo estaría allí, podía sentirse seguro a pesar de todo.
–Bien. – Susurró por fin el de cabellos dorados. – No estaré a la defensiva contigo, por hoy. – Pudo ver como el rostro del contrario se iluminó y él frunció el ceño. – Pero tú también compórtate, deja esas frases de alfa para ligar, compórtate como una persona normal y así ambos nos divertiremos. –
–Nada de frases de alfa, anotado. –
–Y nada de decir algo acerca de mi perfume, ¿de acuerdo? – Dirigiéndose una mirada acusadora al de cabellos casi blanquecinos, terminó por suspirar y sonrió con dulzura.
–Nada acerca de eso tampoco. – Extendiendo su diestra, esperó a que Park volviese a afianzar el agarre para dirigirse hacia la fiesta.
Extrañamente, dejando esos delicados temas, ambos pudieron establecer una cómoda charla acerca de música, como ambos se dejaban llevar cuando las melodías invadían sus oídos, la comprensión acerca de las pasiones podía ser un detonante para que una relación, del tipo que sea, tuviese futuro. Y quizás ellos podían ser positivos respecto a eso.
Jimin quería creer que al menos podría ser un buen amigo para Yoongi, en lo que su fugaz enamoramiento se desvanecía, justo como lo había hecho su primer amor. Ahora al menos se daría el lujo de conocer a la persona, o intentarlo.
Ya eran pasadas las once de la noche y aquella casa estaba repleta, con la música a todo volumen, podía notar como al interior un par de grupos se dedicaban a rapear en estilo libre, como otros se apretujaban para bailar y por supuesto como los demás bebían e intentaban conversar y conocerse a pesar de todo.
De un momento a otro, Min lo dejó al reencontrarse con algunos creyó eran sus amigos, por lo que él continuó en su búsqueda hasta dar con su mejor amigo. Todavía tenía que saludar a Namjoon.
Sorpresa. Estaban en la cocina, bebiendo unas cervezas, nada del otro mundo. Compartiendo una también, brindó y dio un abrazo al moreno con sonrisa de hoyuelos, antes de tomar prestado al pelinegro de hombros anchos. Su mejor amigo, aquel omega, Kim Seokjin, era uno de las pocas personas que alegraba su vida, es por ello que lo raptó un poco, quería divertirse con él, y qué mejor forma que disfrutando de la música a través del baile.
Sus caderas moviéndose al compás de su compañero, ambos chicos riendo y haciendo uno que otro paso extraño, la diversión era algo tan simple como eso. El rubio se sentía libre, y es que en aquel mar de aromas, el suyo pasaba desapercibido, considerando que estaba junto a Jin, nadie se atrevió a molestarlo, incluso Yoongi había estado perdido o absorto por algún sitio de aquella casa. Tenía que negarlo, estaba un poco decepcionado, ¿es que acaso el pálido no quería estar cerca suyo si no había palabras descaradas de por medio? Como sea, no iba a pensarlo demasiado, por el contrario, iba a olvidarlo pasándolo bien.
Los minutos avanzaban y Jimin continuaba alegre producto de la primera cerveza que había ingerido, su amigo se quejaba del dolor de pies, pero él continuaba dejando todo en esa "pista de baile". Ignorante de su alrededor, el rubio jamás fue consciente de la dura mirada de un alto alfa sobre su cuerpo, cargada de emociones inexplicables, cargada de necesidad.
La música de pronto se tornó algo más íntima, razón por la cual se quedó solo. Dispuesto a ir por algo de beber o incluso por Min, con tal de no ver a las parejas alrededor, es que se detuvo, sin embargo, una cálida mano lo apresó por su muñeca.
–Yo, ahm... ¿no quieres seguir bailando? –
Ojos enormes, brillantes, calando en lo más profundo de su alma. Jimin pasó saliva, inhalando con profundidad, buscando alguna fragancia fuerte. Nada. Era sólo un beta, uno hermoso, uno con reflejos puros sobre sus orbes destellantes como la noche.
–Bailemos. – Una sonrisa dulce, una mueca natural que salió desde lo más profundo de su corazón, con las mejillas enrojecidas y sus pequeños ojos formaron dos lunas menguantes. – Soy Jimin. – Su cuerpo parecía ser controlado por alguien más, como si su, según él, inexistente lobo hubiese hecho acto de presencia, sólo para asegurarse de no correr de aquel precioso castaño.
–Jungkook. –
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Defective [ KookMin ]
Romance« Un alfa que huele a algodón de azúcar. Un beta que posee aroma. Jungkook es defectuoso, Jimin es defectuoso y por eso ambos estaban destinados a estar juntos. » ♡ Fanfic KookMin ♡ Omegaverse ♡ Capítulos cortos ♡ Mención de otras shipps