VI

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El alfa suspiraba con pesadez en medio de aquel lugar, y es que, ni por asombro pensó que se trataría de una fiesta tan grande, sabía que no sería nada tranquilo si el peligris estaba metido, sin embargo, el ruido y el exceso de gente era bastante más de lo que llegó a imaginar. Ese tal Kim Namjoon parecía realmente popular, o bueno, eso creía, considerando la magnitud de la celebración, aunque tampoco podían culparlo, él no era especialmente sociable considerando lo especial que era y la poca paciencia que le quedaba.

Había saludado, había bebido, incluso se había dado el tiempo de hablar con más de un desconocido, mas tan pronto como había hecho todo eso, se cansó. No había nada interesante, o más bien, no había nadie que tuviese un aroma similar a lo que él consideraba interesante. O eso pensó hasta que su nariz picó con insistencia, incluso a través del olor a sudor, a alcohol y hasta a sexo, fue capaz de percibir la mínima, pero deliciosa fragancia que buscaba. Era casi imperceptible, quizás era sólo un perfume artificial, pero no importaba, su lobo rasguñaba con fuerza obligándolo a acercarse.

– Soy Jimin. –

– Jungkook. –

El nombre de aquel chico sonó celestial en sus oídos y moría por decirlo mientras le devoraba la boca. Uhm, quizás se estaba apresurando demasiado, pero es que la sensual melodía que resonaba en los parlantes no ayudaba en lo más mínimo y el que el contrario lo rodeara con ambos brazos por el cuello para iniciar una danza acompasada tampoco lo hacía.


[[ Aquí está. Ya márcalo. Es nuestro omega. Mío. Mío. ]]


Jeon contuvo sus ganas de gruñir en cuando sus manos tomaron las caderas del más bajito. Aun con la ropa estorbando su camino a la piel contraria, podía sentir el calor ajeno, anhelando por más contacto. Dejó cualquier atisbo de pudor de lado, apegando su vientre al ajeno, sólo para moler su creciente erección contra el rubio chico, perdiendo su lujuriosa mirada en las candentes expresiones de Jimin.

No sabía absolutamente nada de aquel caliente chico, con suerte estaba al tanto de su nombre, no obstante, el deseo creciente por de dorados cabellos era tan grande que hasta podía aseverar que se trataba de su omega destinado, claro, de no ser porque no vio ningún cambio en el color de ojos ajeno. Demonios, en ese instante no le importaba, tan sólo quería probar un poco esos gruesos labios, delinearlos con su lengua y saborear hasta el más profundo rincón de esa boca.

–N-No...perdona. –

En cuanto Jungkook se acercó a besarlo, el contrario se apartó con notoria agitación y sus esponjosos mofletes coloreados, era obvio que ambos estaban sobrios y lo deseaban, entonces, ¿por qué no hacerlo? El alfa gruñó de frustración, viendo como su chico se apartaba y caminaba entre la multitud de personas.

Oh no. Su lobo interno se removió con desespero, alerta, no podía dejar que su omega se escapara, no cuando lo había encontrado. El castaño, aunque dudoso, no tardó en seguirle el rastro a Jimin, esquivando a los ebrios para subir las escaleras de aquel sitio.

–Jimin, perdona, podemos tomarlo con calma. – Sus palabras trataron de sonar relajadas, aunque prácticamente había corrido hacia el chico, quien se encontraba dándole la espalda con la mano en el pomo de una de las puertas.

Gemidos femeninos se escuchaban amortiguados contra esa puerta en medio del bullicio de la fiesta, así como algunas palabras del chico que se encargaba de joder a esa chica contra la madera. El alto no supo por qué, tan sólo siguió sus instintos acortando la distancia que poseía con el rubio sólo para acariciarle el cabello tratando de confortarlo.

–Hijo de puta. – Salió de los labios de Jimin con ira contenida.

–¿Qué...? – Jungkook ni siquiera fue capaz de cuestionarle la razón de su insulto, no obstante, en cuanto el bajito volteó para besarlo con fiereza no dudó en rodearlo por la cintura.

Ignorando el hecho de que estaban en medio del pasillo, Jeon gruñó en medio del beso, succionando la lengua de Jimin con avidez, dejando al bajito sin aliento, comiendo hasta el último de sus respiros, liberando todo el deseo que no sabía que poseía. Podía sentir como las pequeñas manos del rubio desordenaban y tironeaban de sus oscuras hebras, gimiendo en medio del beso, dando rienda suelta a sus profundos anhelos, o eso creía.

No estaba seguro de cómo lo había hecho, mas en algún instante tenía a Jimin contra una de las paredes, creando una deliciosa fricción entre sus partes bajas sin intenciones de dejar aquella sesión de besos. Todo estaba más que perfecto para el alfa, al menos hasta que la dichosa puerta no muy lejos de ella se abrió.

–¡¿Qué mierda haces, Park Jimin?! – La voz rasposa de un sujeto los obligó a separarse y voltear.

Una chica corrió lejos arreglándose la ropa desvergonzadamente mientras, un tipo pálido y un tanto desaliñado los miraba con reproche. Jeon tenía una excelente memoria, había visto a ese tipo y por lo mismo sólo pudo fruncir el ceño, era como si se esmerara en joderle la existencia sin saberlo. Era una maldita amenaza, o eso le decía su lobo.

–¡¿Qué mierda tú, Min?! – El rubio estaba colérico.

Jeon sonrió con suficiencia, mirando al beta con ojos felinos, dándole espacio a Jimin para que se expresara, a pesar de que si notaba algún indicio de peligro para su rubio no dudaría en defenderlo.

–¡No digas que quieres una puta cita si es para irte tirando a cuanta zorra se te cruce! – Vaya, el rubio tenía una boca algo sucia. Y Jeon sentía que sus pantalones apretaban demasiado. – ¡Vete bien a la mierda y como te me acerques de nuevo te cortaré las pelotas y se las arrojaré a los perros de la calle! –

Los puños del tal Min se mantenían presionados con fuerza, así como su mandíbula estaba tensa, buscando controlar su molestia y las palabras adecuadas para seguir. El castaño se cruzó de brazos, todavía con el ceño fruncido, cualquier otro hubiese salido de allí, después de todo él realmente no tenía que ver en aquello, mas ahí estaba, indispuesto a dejar a Jimin por cualquier inconveniente.

–No lo entiendes, Jimin. Eso fue sólo un polvo.– El de cabellos platinados trató de sonar tranquilo, aun cuando sus mejillas estaban algo sonrosadas por el enojo.

–Tú no lo entiendes, Min. Jimin ya te dijo que dejaras, así que será mejor que te vayas ahora. – Gruñó Jungkook, quién ya no podía permanecer en silencio.

– ¡Tú no te metas pedazo de...! –

–¡Min Yoongi! – Jimin frenó sus palabras con furia. – Escúchame bien. – Con el ceño fruncido avanzó un par de pasos hacia el beta. – No te vuelvas a acercar a mí. Si quieres coge con todas las putas omegas de la ciudad, pero a mí no me metas en tu jodido saco, yo no soy un puto omega así que a mí no me vas a doblegar. –

–¡Maldita sea, Jimin...!–

El rubio con sumo coraje, dio un empujón hacia Yoongi para bajar las escaleras con rapidez, por supuesto, el beta planeaba seguirlo, después de todo, para él la discusión no había terminado. El alfa gruñó sujetando al contrario por el hombro, con fuerza, impidiendo que vaya tras de su chico.

Ya lo escuchaste, beta. – No era común para Jeon utilizar su voz de mando, sin embargo, en aquella oportunidad había salido de manera casi inconsciente. – Déjalo en paz.

La sumisión en el pálido era notoria, aun cuando sus ojos lo retaran a una pelea. Soltándolo con descuido, Jeon bajó las escaleras tratando de no verse demasiado desesperado, y es que se encontraba preso por la adrenalina del momento. Una sonrisa se dibujó en sus labios mientras buscaba al rubio, había dicho que no se doblegaría a nadie y aquello hizo aullar a su lobo interior, tan absorto en la felicidad y la fragancia de Jimin, que ni siquiera guardó aquellas palabras claves saliendo de los gruesos labios ajenos. Jimin no era omega. 

Defective [ KookMin ]Where stories live. Discover now