Extra uvu

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está historia la hice a partir de la muerte de un personaje del libro it, así que la idea en sí no es mía.
me gusto como quedó y ps, se me ocurrió compartirlo con ustedes xd, no tiene tanto newtmas realmente, pero weno.
tengo unos poquitos más hechos, si quieren también los subo xd.
ojalá les guste :3

. . .

Thomas vio todo pasar lentamente. En algún lugar, Minho y Newt trataban de volver. Sus cuerpos estaban allí, pero el resto de ellos, lo real de ellos, estaba muy lejos.

Había visto que aquellos penitentes giraban hacia Minho y que Newt se adelantaba a toda carrera gritándoles algo que el no alcanzó a oir, pero no eran los únicos con aquel problema, Gally, Teresa y los demás habitantes también se encontraban peleando con varios de ellos.

Los penitentes se habían vuelto hacia Newt, el cual volvió a gritar, y Thomas sintió que uno de ellos aullaba de dolor. Newt había empezado a decir algo… pero su voz fue sustituida por sus gritos cuando un penitente se lanzó a el tirandolo al suelo.

Pasó el tiempo; Thomas no habría podido decir cuánto, y Newt seguía peleando bajo aquella máquina.

Minho yacía en el suelo, había logrado derrivar a dos penitentes, pero uno de ellos lo habia golpeado fuertemente y no tenía la suficiente fuerza para prestar atención a lo que pasaba a su alrededor.

El penitente cercano a Newt sangraba un extraño líquido pegajoso por cuatro o cinco puntos, pero aún era peligroso y Thomas pensó: ¿Por qué no hacemos algo? ¡Podríamos herirlo mientras aún tenga su atención sobre el rubio! ¿Por qué nadie hace nada?

Debían apurarse, Newt no aguantaría por mucho tiempo. No podían dejarlo morir. No a el.

Entonces Thomas se adelantó corriendo mientras sacaba su pistola de uno de sus bolsillos, con los labios encogidos en una mueca, mientras el aliento le brotaba en dolorosos silbidos.

La cabeza de la maquima giró en su dirección, apartandose unos centímetros de la cara de Newt, el cual apenas podía moverse.

  —¡Toma! —aulló Thomas, con su voz moribunda—. ¡Toma un poco de esto!

Saltó contra el con su pistola en mano, y al alargar su mano contra la cara del penitente percibiendo su asqueroso olor a aceite, sobrecogido por su furia concentrada y su decisión de aniquilarlos a todos, apretó el gatillo apuntándo directamente a uno de sus ojos.

Sintió su alarido; esa vez no era de ira, sólo de dolor. Pero aún seguía vivo.

  —¡Levantate, Minho! —gritó, con lo último de su voz.

Y comenzó a golpearlo y a meter sus manos en su gelatinoso cuerpo buscando la pequeña palanca para desactivarlo, la cual encontró al instante, por lo que la jaló sin dudarlo. Se giro mirando a Newt victorioso, y cuando comenzaba a acercarse a él, la maquina, con su último esfuerzo, saco una de sus cuchillas de dentro de el y corto el brazo de Thomas, para luego caer muerto.

Thomas también cayó al suelo, sangrando por el muñón del brazo, vagamente consciente de que Minho se estaba levantando y de que Newt avanzaba hacia él, a tropezones.

  —… Tommy…

Todo se alejaba de él junto con su sangre: toda la ira, el dolor, el miedo, la confusión y el sufrimiento. Se estaba muriendo, tal vez, pero se sentía lúcido, claro.

  —… Tommy oh dios mío, Minho, Gally... Quien sea, ha perdido un brazo, el…

Vio una distorcionada Teresa correr hacía ellos llorando; las lágrimas le resbalaban por las mejillas sucias mientras le pasaba un brazo bajo el cuerpo. Notó que ella se había quitado la blusa y estaba tratando de detener la hemorragia mientras gritaba pidiendo ayuda. Después miró a Newt y se humedeció los labios con la lengua. Se esfumaba, se esfumaba. Todas las impurezas escapaban de él para dejarlo limpio, para que la luz pudiera pasar; de haber tenido tiempo suficiente, habría podido pronunciar un sermón. No es malo —empezaría—. Esto no es nada malo. Pero antes necesitaba decir otra cosa.

  —Newt— susurró.

  —¿Qué? —Newt estaba hincado a cuatro patas, mirándolo desesperadamente.

  —No me llames Tommy —dijo y sonrió. Levantó lentamente la mano izquierda y le tocó la mejilla. Newt lloraba—. Sabes que… que…

Thomas cerró los ojos, pensando cómo terminar y mientras estaba pensándolo todavía, murió.

Weadas DylmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora