Todo Pasado se Vuelve Futuro

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Para Iris: Al igual que las hojas en el otoño, tu existencia está más seca que mi alegría.

Los trotamundos caminaron metros hacia la izquierda, allí, un majestuoso puente los esperaba, el puente se encontraba hecho de un resiste pero oxidado y deteriorado metal, pintado con una ya desgastada capa azulada, este se sostenía por unos inmensos cables que llegaban hasta el fin del despeñadero.

Destino y el hombre comenzaron su camino a través del puente, con su destinación a unos infinitamente menores pasos de todo lo que habían recorrido en su largo caminar por el rebuscado Reinado del Tiempo. Descendieron por el puente, y frente a ellos presenciaron una ancha avenida con dirección a la ciudad, la continuaron por unos minutos, finalmente llegando a una inmensa y barroca puerta de metal, a cada uno de los lados de la puerta se erigía una imponente muralla que delimitaba la ciudad.

La puerta, al sentir la imponente presencia de Destino, se abrió de par en par mostrando la reverenda majestuosidad y esplendor de la ciudad. Un imponente carruaje con ruedas como engranes llegó para recoger al gobernante y su invitado. El hombre subió junto con Destino al carruaje, se sentaron, Destino cruzó la pierna y miró su reloj de bolsillo, mientras el hombre, expectante, solo miraba a los lados con un cada vez mayor asombro de la imponente ciudad en la que se encontraba. La ciudad se encontraba repleta de edificios, por doquiera veías enormes e imponentes edificios que moldeaban el panorama de la ciudad, el alumbrado que se disponía al rededor de la larga avenida por la que recorrían era de un metal dorado, con grandes focos en la parte de arriba. 

Todo en la ciudad tenía una apariencia muy mecanizada, extrañas máquinas de vapor surcaban los cielos de esa ciudad, estas tenían forma de dirigible, con unas medianamente grandes alas en la parte trasera de las aeronaves que aleteaban con el fin de propulsarlas, carros propulsados por vapor recorrían a los lados de la avenida por la que transitaban los trotamundos. Los habitantes de la ciudad tenían una apariencia robótica, con piezas de maquinaria en su vestimenta, extrañas piezas hidráulicas en los puntos de unión de sus extremidades, algunos poseían relojes como parte de su cuerpo, otros poseían una especie de lente de cámara que sobresalía de sus ojos.

El hombre estaba atónito ante la imponente ciudad, este se encontraba distraído cuando Destino se levantó y con porte le dijo -Llegamos- El sujeto se levantó y bajó del carruaje, sorprendido alzó la mirada, ante ellos se encontraba una majestuosa torre, con un gigantesco reloj en la parte más alta, en la puerta de la misma habían dos manecillas gigantescas, decorando la magnifica puerta de metal.

Ambos entraron,  una alfombra de color azul determinaba el camino, en el centro de la torre comenzaban dos escaleras, que subían por el resto de la torre, un piano de cola, repleto de engranajes en su cubierta, adornaba la unión de la espiral de escaleras. Comenzaron a subir, Destino le dijo al hombre -Bienvenido seas a este, mi hogar, aquí es donde pasado, presente y futuro se juntan para encarnar el centro de mi mundo- el hombre solo quedó con la mirada perpleja mientras subían por la torre. 

A un cuarto de la altura de la torre toparon con un descanso en las escaleras, este tenía una puerta en el centro, Destino entró, por consiguiente el sujeto le siguió, detrás de la puerta se encontraba una gigantesca biblioteca, el señor del tiempo contó a aquel hombre que esa era su Biblioteca, ahí se encuentran escritos entre páginas de papel todos los momentos en la historia de la humanidad, así mismo, ahí se escribe cada uno de los momentos que conforman el futuro, con cada segundo que pasa, un relato se guarda en esos estantes, con cada instante que pasa, esa biblioteca va creciendo, cosa curiosa es que, llega un punto en el que la biblioteca se termina y aún así sigue creciendo.

Salieron de esa extraña biblioteca y continuaron subiendo. Destino llevó al hombre a través de una extraña habitación, era toda una especie de taller, probablemente ahí había hecho alguna de las retorcidas creaciones de aquel mundo. En el centro de esa habitación, una curiosa esfera yacía inmóvil, Destino le dijo al sujeto que la tocara, dicho y hecho, el sujeto la tocó y vio ante sus ojos las vastas líneas del tiempo, frente a él cada posibilidad habida y por haber, posterior a eso, miró fijamente a los ojos a Destino, quien sólo sonreía con disimulo.

Más arriba en la torre, yacía un mirador, un balcón desde el cual observar el vasto mundo en el que Destino habitaba. Un barandal oxidado evitaba que cayeran, unas jardineras con plantas que crecían y morían con rapidez adornaban la terraza, mientras que dos sillones yacían en aquel lugar. El cansado y agobiado hombre quiso sentarse en uno de aquellos sillones, Destino lo tomó del hombro, con una cara severa le miró a los ojos y le dijo con coraje -Ni se te ocurra sentarte ahí- a lo que el hombre, asustado, asintió con la cabeza y se levantó.

Temeroso, el hombre preguntó -¿Por qué no puedo sentarme ahí?- a lo que Destino respondió -No lo entenderías, ahí yace el recuerdo de mi felicidad- 

El hombre no quiso preguntar, solo miró a Destino con incertidumbre, mientras que este se daba la vuelta, dando la espalda al hombre y mirando su mundo con bastón en mano dijo -Tarde o temprano la conocerás...- El sujeto sólo quedó más intrigado por la situación.

Destino se volteó, colocó su mano en el hombro del hombre y le dijo que lo siguiera.

Ambos bajaron de la torre, ya abajo, caminaron hacia la parte trasera de la misma, donde ante ellos, una magistral puerta se erigía. La puerta se abrió, Destino miró al hombre a los ojos, diciéndole: - Si es que quieres verla de nuevo, debes seguirme, visitaremos a los demás, con alguno de ellos debe de estar- el hombre, sin saber que hacer, preguntó -¿Ahí está quién?, ¿Con quiénes te refieres que está?- Destino sólo dijo una palabra, como un imponente susurro que atravesó el alma de aquel fatídico hombre, fue tal el poder de esa palabra que sin pensar dos veces, ambos atravesaron la puerta. Destino con su trayectoria ya planeada en lo más profundo de su intelecto, mientras que el hombre no era capaz de concebir que le esperaría en su travesía.

La palabra que Destino había dicho era: Iris...

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⏰ Última actualización: Oct 24, 2019 ⏰

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