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Rose Weasley

Toque el timbre de la casa de Scorpius, el cual retumbó por todas las paredes de la casa, ni habían pasado dos segundos cuando Tori me abrió con una sonrisa como siempre

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Toque el timbre de la casa de Scorpius, el cual retumbó por todas las paredes de la casa, ni habían pasado dos segundos cuando Tori me abrió con una sonrisa como siempre.

– ¡Hola Rose! – me da un beso en el cachete – No sabia que ibas a venir hoy

– Es que necesito hablar con Scorpius. – le digo yo con una sonrisa

– Entonces sube, esta en su habitación. – me dice mientras me deja pasar

Yo empiezo a subir las escaleras hasta poder llegar al tercer piso, ni bien llego descanso un poco y vuelvo a retomar para poder llegar a la puerta de Scor, en la cual di tres golpes antes de pasar.
Scorpius se encontraba sentado en su escritorio que daba vista a la ventana, se encontraba sin camiseta y con el pelo bien despeinado, como si recién se despertaba.

– ¿Que quieres ahora mamá? – pregunta el enojado dándome la espalda

– No soy tu mamá.

Yo lo abracé por detrás – no sin antes cerrar la puerta – y empecé a darle pequeños besitos en el cachete, Scorpius separó su silla del escritorio y palmeó su regazo para hacer referencia a que me sentara, cosa que hice sin pensar.

– ¿Que haces aquí pecas? No sabia que venías– Pregunto mientras me daba un beso – Si me hubieras dicho me hubiera arreglado un poco más

– Te extrañaba. – digo

Si bien esa era una de las razones por las que estaba acá, no era la más importante y eso Scorpius lo sabía.

– ¿Estas molesta por lo de Amanda? – pregunta el con una sonrisa burlona y yo asiento

– ¿Tan obvia soy? – mis mejillas se sonrojaron un poco de la vergüenza 

– Ay Rose, tu sabes que solo tengo ojos para ti y para Madisson Beer – lo último me hace reír

– Es que me molesta el echo de que ella este todo el tiempo atrás tuyo y siempre intenta que me aleje de ti. – entrelazó mis brazos en su cuello mientras escondo mi cabeza en su pecho

– Créeme cuando te digo que tú eres la única chica con la que quiero estar, no me importan las demás. – sus manos acariciaban mi pelo con tanta delicadeza que hacía que me quisiera quedar así por siempre

– te amo. – le doy un beso – le dije a mi hermano que me venga a buscar a las dos y todavía falta mucho tiempo, ¿Que quieres hacer?

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