2 - aprendiendo a hacer canastas

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— Hola Vecina! — sonrió.

Ya empezamos mal. Llevé mi mano para cerrar mi locker rápidamente y sacando mis cosas de allí, me digné a estrellar la puertita al cuerpo del locker.
Lo ignoré y seguí mi camino. Lo mejor es estar callada y no hacer ninguna acotación que afectara mi "invisibilidad".

—Wow. Parece que hoy te despertaste con el pie izquierdo nena.—

Pare de caminar y me giré 180º. No soportaba que me llamaran nena. No soy una nena.

—Primero, no me digas nena. Segundo, ¿qué tengo que hacer para que me dejes en paz?— dije indignada y enojada a la vez.

—No sé... mmm.... — dice aparentando que estaba pensando. — por ahí me vendría bien que me prestes un poco de atención. Así te dejaría en paz— sonrió burlón.

—Ni en tus sueños. No soy una porrista hueca babeando por todos los chicos populares.

Dije y seguí caminando hasta el salón. El me seguía atrás.

Entré al salón y por la charla que me dio el basquetbolista, llegué tarde.

—Perdón.

Dije y seguí cabizbaja a mi asiento.

—Siga a su asiento señorita, cállese y no interrumpa más la clase. — dijo el profesor pausando su explicación de geometría.

Me senté y empecé a tomar apuntes. Noté que un ser insoportable se acomodó al lado mío.

—Di la verdad... no te gusta geometría. — habla más o menos fuerte.

—No la verdad que no. Cállate. — susurré.

—¿Te parezco lindo?

—Cállate. No. — susurré irritada.

—Señorita Kim. Señor Jeon. Por favor silencio. — pronunció frío el profesor.

—Hey... psst... chica con lentes.

—Basta. ¿Puedes parar? Estoy tratando de prestar atención. — susurré lo más inaudible posible.

—¿Qué? — dijo fastidiándome.

—¡Qué te calles! — dije y hice un estruendo con mis manos y el banco donde me sentara provocando así, la atención de todos y del profesor.

— Ahora si. ¡Ustedes dos después a detención! — gritó el profesor

—Él me estaba molestando ¡no es justo! — me quejé.

—No importa. Estaban hablando y por su culpa, usted y su amigo se retiran de la clase. — dijo seco y en un instante continuó con la clase.

Me fui rápidamente y enojada de la clase, haciendo caso a la orden del profesor.
Mientras caminaba por el pasillo, veía a todos los profesores y a los alumnos en las clases. Mientras que yo, la chica que estaba hablando en clase, me fui a las gradas de basquetbol.

¿Saben qué? Ya que el señor Jeon me está jodiendo la vida en el instituto le voy a jugar una broma: voy a pretender que yo gusto de el.

¡Que broma que es! ¡Soy una genia!

"Te vas a terminar enamorando de él" pensé. Pero se que no va a pasar... ya que el "basquetbolista" no soporta que una chica no gusta de el.

Me fijé en mi mochila y tenía un sándwich y una botella de agua. Pura casualidad porque hoy saldría temprano.

—¡Qué chica rebelde! — dijo sarcástico.

—Ahora puedes hablar tranquilo, total ya nos echaron. — dije continuando sarcásticamente.

—Wow. No vi ese lado tuyo.

—Bueno ya lo viste, ahora déjame comer.

(...)

Me comí mi sándwich. Tomé mi agua. Jeon jugando al baloncesto.

—Uf parece como si hubiera jugado un partido de baloncesto...

—Y... prácticamente, lo hiciste.

— No, no lo hice. Estaba haciendo canastas.

—Ajá

—No sabes lo que son las canastas ¿cierto?

—Ajá — dije prestando más atención a mi celular que a lo que me decía.

—Ven que te enseño.

Yo no me había percatado de que en un segundo me estuviera sosteniendo de la muñeca para "enseñarme" a hacer canastas.

— No, no y no. No voy a sudar como cabra, como tú.

¿Se nota que no me gustan los deportes? Creo que sí.

—Hey, eso dolió. No vas a sudar como cabra, vas a tirar la pelota al aro. Nada más.

Yo soy más de noche de Netflix, tarde en la biblioteca, sentarme a tomar un helado o ver los deportes, y con tan solo eso me canso.

—Está bien. Me rindo y suéltame. — dije rendida yendo para en medio de la cancha.

Con el balón que me lanzó a la cara, pregunté que tenía que hacer. Mala idea. El se me acercó por detrás, me rodeo con sus brazos sudados y sus manos tocaban las mías.

Solo me concentraba en la pelota ya que si me concentraba al individuo de detrás mío me iba a dar un ataque de la loca de la limpieza.

En cuestión de tiempo, hice no una sino tres canastas. Realmente estaba sorprendida de mi misma.

—Ves... te dije. Ibas a aprender y no sudarías. — dijo alejándose con los brazos cruzados.

Me quedé en medio de la cancha.

—¿No vienes a sentarte y descansar?

Preguntó y yo, silenciosamente, me senté a su lado.

"No te olvides... no te tienes que enamorar." Repitió mi vocecita en ese momento.

When I'm with you ; jeon jungkook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora