O1 : Ilegal.

245 28 2
                                    

Deberías ser ilegal.

Tu dulce voz hipnotiza a todos los que nos rodean, mientras que ves a cada uno con esa mirada seductora para luego guiñar al que más te parezca.

Sonríes ladinamente después de la pausa de la canción, continuando con el siguiente verso a la vez que tus manos recorren tu cuerpo con parsimonia y mueves tus caderas al son de la música jazz que toca la banda detrás de ti.

Me pierdo cuando das la vuelta, enseñando el escote de tu espalda que tiene el traje rojo con lentejuelas que trae puesto. Enloquezco cuando das un giro a tu cadera y trasero, ladeando tu cabeza para ver por encima de tu hombro y guiñar.

Guiñarme a mí.

Trago en seco sin saber como sentirme. Mi miembro da una punzada que me hace sisear en un escalofrío.

Por primera vez, fui ese "cualquiera" al que le atiendes coqueto en tus presentaciones.

En menos de lo que quisiera, tu acto culmina al igual que la música, dejándome la garganta seca ―al igual que la mayoría que te observa― para después aplaudir y aclamarte.

―¡Bravo!

―¡Haz una más, por favor!

Son diversas las palabras y piropos atrevidos que llegan a ti cuando terminas, sin embargo, con delicadeza les pides que vengan la próxima vez, y agradeces inclinándote hacia adelante para luego retirarte por la parte oculta del escenario a quién sabe dónde.

Cuando el telón cae, ya todo regresa a la normalidad.

Si así podía decírsele.

―Dios, en serio, ya quiero que hagan la subasta. ―musitó Yoongs, llevando su copa de champán, la cual fue olvidada por unos minutos, a sus labios.

―Dímelo a mí. Estoy trabajando turnos extras en cuatro trabajos para poder ganar.

Yoongi solía acompañarme, por no decir siempre. Empezó a ser así desde que lo traje la primera vez, quedó fascinado con el lugar de entrada, pero cuando te vio... Quedó enganchado.

―¿Les gustaría pedir otra cosa? ―una voz un poco aguda se unió a nosotros.

Giramos nuestros rostros al atractivo chico que nos veía sonriente con una bandeja en sus manos. Su cabello era de un color rubio, teñido claro está, pero bastante bonito. Un rasgo resaltante eran sus labios abultados y ojos azules pequeños. En su cuerpo se ceñía un pequeño delantal que cubría su parte delantera, dejando su espalda descubierta y su trasero ―considerablemente grande― cubierto con un pequeño short negro.

―Me gustaría otra copa de champán, ¿puedes traerla, lindo? ―soltó el pálido a mi lado, guiñándole al otro.

―Por supuesto, caballero. ―sonrió amablemente y giró hacia mí― ¿Y usted?

―No estaría mal un ron con cocacola, ¿no?

Él asintió, hizo una reverencia y se marchó alegando que regresaría pronto.

―Te diré algo ―susurró Min―; sino gano la subasta, me voy por ese. Un premio de consuelo.

Rió levemente y yo sonreí, negando con la cabeza.

Yo no me daría por vencido en la subasta. Si tenía que dormir en la calle después de ganar, valdría totalmente la pena.

Voy a ganarte, Jungkook.

●○







He aquí el primer capítulo de esta historia. Bienvenidos al burdel "La Joya de Busan".

Hermosa portada hecha por SmilingZabdiel  love u babe, muchas, muchísimas gracias~.

Piece of Art - 『Taekook 태국』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora