CAPÍTULO 7: UNA NUEVA INTEGRANTE

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Estamos aburridos, los días pasan muy lentos, no hay mucho que hacer salvo escuchar música, bailar o cantar, pensé que un apocalípsis zombi sería divertido. Está lloviendo y observé que Ximena estaba sentada afuera observando la lluvia sola, así que decidí acompañarla y me senté con ella, ella se recostó sobre mi hombro haciendo que mis nervios saltaran, la abracé sin intenciones de soltarla, ahora mismo su supervivencia y la de Carlos son lo más importante para mí, no podría tolerar que algo les pase. Carlos está durmiendo profundamente, Ximena y yo platicamos un buen rato hasta que el sueño llegó, decidiendo por fin ir a dormir también. Habían pasado un par de horas cuando un gran estruendo me despertó, había sido un rayo y, además de mi sueño, se llevó también la luz, me sorprendió que ni Carlos ni Ximena siquiera se movieran, tendré que hacer guardia, al menos hasta quedarme dormido de nuevo, por suerte tenemos linternas; si bien la casa de mi abuela no es mu grande da un muy mal rollo en ésta situación, la lluvia, los truenos, la oscuridad total, no mentiré, siento un poco de miedo, pero debo ser fuerte, por Ximena. Mientras me paseo por la cocina pienso en varias cosas, entre ellas Ximena, no puedo decirle lo que siento, creo que es muy pronto y ella nunca sintió nada por mí. Estaba a punto de volver a acostarme cuando, entre la lluvia vi a alguien caminando, su voz apenas era reconocible por los fuertes golpes que las gotas de lluvia daban contra el suelo, pero fue suficiente para saber que se trataba de una mujer, pararente joven, no entendía lo que decía, pero era claro que estaba pidiendo ayuda, así que sin dudarlo salí corriendo hacia ella, le grité mientras abría la puerta del portón, ella se volteó a verme y desesperada me pidió que la dejara entrar a lo que por supuesto accedí sin siquiera considerar si estaba infectada o no, pero no podía dejarla ahí presa de esas cosas; una vez adentro le di una toalla para que se secara y ropa para que pudiera cambiarse y así no enfermarse. Su nombre es Alexa, es de pequeña estatura, similar a la de Ximena, pero más alta, tiene ojos claros como los míos y, a pesar de no conocerme aún, se mostró muy sociable, dejando de lado las incontables veces que me agradecía, parece muy simpática, al parecer tenemos una nueva integrante, ahora a esperar a que se enteren los demás. Tengo, para bien o para mal, un instinto protector muy grande, así que siento la responsabilidad de protegerla al igual como con Ximena. Una vez más me agradeció por ayudarla, esta vez con lágrimas en los ojos mientras me daba un abrazo, le dije que todo estaría bien, que la protegería, que jamás iba a dejar que le pasara algo, me miró con ilusión, pude notarlo, hubo un pequeño brillo en sus ojos, además de su sonrisa que denotaba tranquilidad, solo ella sabe lo que tuvo que pasar. Al final le hice una pequeña cama en la sala y me quedé con ella puesto que no quería quedarse sola, claro que dormí en el otro mueble y me quedé despierto hasta que Alexa durmiera. Veré que pasa después.

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