NOLAN MILLER | Editando

𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟐

Nolan Miller.

—Levántate Miller. —la ronca voz del inspector Smith me sacó de mis pensamientos—. ¿Nervioso por tu primer día en un instituto nuevo? —se burló y se marchó por donde había venido.

Mi vista se quedó fija en un punto de la pared de la habitación en la que me encontraba. No dejaba de pensar en el mierda día que me esperaba. Según el agente de policía Robbert, hoy iría al instituto Marshall ya que, según él, el director es muy fácil de comprar. Me habían expulsado de 3 institutos anteriores por "mal comportamiento" y lo que los policías querían era que dejara de darles problemas, por eso, si el director es corrupto, mejor para ellos ya que las dejará pasar todas.

Me acerqué a las rejas y grité al agente Robbert. No tardó mucho en venir, abrirme la puerta y esposarme.

—Si te vuelven a expulsar de éste instituto ya sabes lo que te pasara, Nolan. —me dijo, sabía que él tenía razón, pero el problema estaba en que las cosas no eran lo que parecían, pero no tenía otra opción que protegerlo.

Robbert era el típico agente de policía, bastante alto, moreno, con facciones muy marcadas y duras, y un poco viejo ya. Pero la verdad era que él, era el policía que mejor me trataba, todos los demás se creían superiores a mí, solo porque ellos eran policías.

Me metió en el coche patrulla, donde me encontré con la agente Valentino. Una mujer venezolana bastante dura. Ni siquiera me saludó, simplemente dijo algunas palabras por la radio y luego de subirse Robbert arrancamos.

No tardamos mucho en llegar al edificio en el que me pasaría los próximos días de mi insignificante existencia. Los pasillos estaban completamente vacíos, a excepción de algún profesor, todos los alumnos estaban en sus respectivas aulas y eso me alivió. No es que me guste mucho que la gente me vea esposado y con dos policías siguiéndome a todos lados.

Fuimos directamente al despacho del director, y lo supe por la placa metálica al lado de la puerta blanca. La agente Valentino con la mano hecha un puño tocó dos veces a la puerta y una voz grave y firme nos dijo que pasaramos.

Una vez dentro, el director era cómo me lo imaginé. Bajo, gordo, pelo canoso y gafas demasiado grandes. Tenía un aspecto ridículo, no sé cómo ha llegado a ser director.

Robbert me obligó a sentarme en una de las sillas delante de mi futuro director, mientras que ellos dos se quedaron, de pie, a mis espaldas. El director me echó una mirada de pocos amigos y luego subió la vista para mirar a los agentes.

—Bien, diganme agentes ¿Qué puedo hacer por ustedes? —su voz era grave y dura, y a pesar de la distancia que nos separaba eso no evitó que su aliento con olor a café llegara a mis fosas nasales.

—Señor Hernández, éste es el chico conflictivo del que le hablamos el otro día. —la palabra con la que me describió la agente Valentino hizo que se me escapará alguna risita ganándome una mala mirada del director.

—No estoy muy convencido... Pero, de acuerdo. —acto seguido se levantó y se dirigió a la puerta. Era más que obvio que no nos quería más tiempo en su despacho—. Bien, entonces ¿quedamos como acordamos, no?

—Exacto, señor, si lo acepta sólo durante éste curso le pagaremos 10.000 euros al mes. —la sonris que intentó disimular vagamente confirmó el trato.

—De acuerdo, puede empezar hoy mismo si todos estamos de acuerdo... —su vista se fue a un punto del final del pasillo, y al mirar hacía allí, una chica nos estaba observando con atención. Bueno, hasta que se dio cuenta y se escondió detrás de una columna—. ¿Eileen? ¿Qué haces por aquí? Deberías estar en clases.

La chica salió muy, muy avergonzada de su escondite y se acercó un poco a nosotros. Ojos marrones nos miraron con disimulo y se fijaron en el director. A pesar de la excusa que puso, el director la obligó a ir conmigo a clase y a mostrarme todo el instituto Marshall.

Cuando por fin estuvimos solos, y sus ojos se posaron en mí no pude evitar sonreír.

Esto iba a ser muy divertido.

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