Eileen.
"Ven mañana al cementerio abandonado a las 07:30 p.m"
Al llegar a casa y mirar el papel que me dio Nolan antes de desaparecer en el pasillo del instituto, no fue para nada lo que me esperaba. Me quedé mirando las letras escritas en él, sin comprender muy bien a qué venía esto.
¿Sería por el trabajo en parejas? ¿Era alguna clase de trampa para burlarse de mí? ¿Porque no directamente me lo había dicho?
No sabia cual era la respuesta correcta a todas esas preguntas que rondaban por mi mente, pero si sabia que fuera lo que fuese lo iba a averiguar; iba a ir al cementerio, sin importarme lo que pudiera pasarme.
Era demasiado curiosa. No podía darme un papel con una dirección y quedarse la cosa así.
Cogí lo necesario y me dirigí hacia el lugar indicado.
El cementerio abandonado que se encontraba situado a las afueras del pueblo estaba en ruinas y muy pocos se atreverían a visitarlo, pues dicen que los espíritus de los allí enterrados campan a sus anchas por el recinto. Es un lugar tenebroso y silencioso plagado de viejas tumbas sucias y apagadas donde siempre hay un fuerte olor a cera y hace frío, dicen que es posible oír voces suaves que susurran en el viento también ahí las presencias son muy fuertes y agresivas. Pocas veces alguien entraba, si de por sí los cementerios ya son lugares aterradores, un cementerio abandonado...
Decidí esperarlo justo en la entrada, donde había un banco, el único que había por aquí. No me atrevía a pasar dentro del cementerio yo sola, y no vi a nadie, por lo que supuse que Nolan aún no había llegado.
Se me hacía muy extraño que me hubiera pasado un papel, y encima con ésta dirección ¿quién vendría a un cementerio ha hacer un trabajo del instituto? Es de locos.
Después de estar un buen rato sentada, esperándolo a él. A lo lejos comencé a ver una figura negra, rezaba con toda mi alma para que fuese Nolan.
Y así era.
Venía vestido de negro; un gorro, también, negro le cubría su pelo negro, pero mechones rebeldes se le escapaban, adornandole la frente. Un aura de misterio y completo peligro le envolvía y no se decir si eso es bueno o malo. Se veía como el típico chico malo de los libros, pero algo me decía que él no era el típico chico.
Al verme, una pequeña sonrisa se le dibujó en los labios, pero la intentó disimular.
—No pensé que vendrías. —dijo, una vez que estuvo delante mío.
—¿Pensaste que no me atrevería a venir? —pregunté, un poco a la defensiva.
Sus ojos verdes me miraron con un destello de diversión en ellos.
—Te ves demasiado buena como para venir a sitios así. —fue hacia la gran verja oxidada del cementerio y la abrió. Se quedó mirándome, esperando. —¿Piensas pasar o te vas a quedar ahí?
Me levanté y sin mirarlo, pasé dentro del cementerio. Era la primera vez que estaba aquí después de que quedase abandonado. Un escalofrío me recorrió la espalda, de arriba abajo, y no me gusto nada esa sensación.
Nolan pasó por mi lado, caminando hacia el interior de aquél lugar, y no tuve más opción que seguirlo.
Caminaba tranquilo, como si no estuviese en el lugar más aterrador de toda la ciudad. No le importaba que hubieran tumbas abiertas, ni lápidas por todas partes, ni que incluso se viera cosas que parecían huesos y mucho menos que los panteones estuvieran abiertos. No le importaba nada, siguió caminando hasta llegar a un lugar donde había el tronco de un árbol junto con un par de lápidas rotas.
Se sentó en el tronco, y me miró con atención, esperando que me sentara a su lado. Y eso hice. Nos quedamos en silencio por un largo tiempo. El cielo comenzaba a oscurecerse y se oían cuervos a lo lejos.
—¿Porque me has hecho venir aquí? —la pregunta salió de mi boca sin planearlo.
—Para hacer el trabajo. —contestó sin más, encogiéndose de hombros.
—¿Y porque no hemos ido a la biblioteca? ¿O a mi casa, o a la tuya? —se tensó al oírme pronunciar las últimas palabras.
—A mi casa... Mejor que no. —me miró—. Siempre me han dado mucha paz los cementerios.
—¿Paz? —dije sin creérmelo—, son lugares aterradores, Nolan. —me reí, y poco después él también.
—Bueno ¿empezamos el trabajo ya? No creo que a tus padres les haga gracia que no entregues el trabajo. —dijo con una mirada algo pícara, yo solo asentí, saqué mis cosas y las puse en el suelo. Noté que no paraba de analizar cada uno de mis movimientos y eso me ponía nerviosa.
Empecé haciéndole algunas preguntas típicas y normales, como cuál era su color favorito y algunos de sus hobbies. Después de un rato le pregunté por qué se mudó aquí a lo que dudó en decirme pero terminó respondiendo que solo quería cambiar de aires y empezar de cero.
—¿Y tienes algún hermano?— Nada más escuchar la última pregunta Nolan se tensó y note que estaba apretando fuertemente sus puños, mientras mantenía la mirada en el suelo—. L-lo siento por decirlo yo...
—No pasa nada no lo sabias déjalo. —trató de decirme lo más amable que pudo, luego dio un largo suspiro y frotó su rostro. —Mejor no entremos en ese tema. —sonrió algo triste, mirándome.
—Entonces, si te parece puedes empezar a preguntarme. —El me hizo todas las preguntas que podrían servir para el trabajo y luego se tumbó.
—Todo el mundo tiene sus problemas y secretos, ¿no es así? —yo solo asentí algo desconcertada sin saber a qué venía eso. —Entonces no te conviene que indagues en mi vida, Eileen —me miró—, no quiero que la historia se vuelva a repetir otra vez. —suspiró, volteandose—. Quiero que sigas con tu vida como siempre lo has hecho.
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NOLAN MILLER | Editando
Mystery / ThrillerEileen empieza el último año de instituto con las expectativas de cada año, aburrido, con humillaciones y sola, pero está equivocada ya que llega un alumno nuevo, Nolan Miller y junto él asesinatos, desapariciones y muchos más problemas. Todo el mu...