Había un sitio que dolía más que cualquier golpe y más que una caída. Gabriel no conocía su nombre pero si su ubicación; estaba en el borde del pecho, justo por debajo de las clavículas y antes de que terminara el esternón, no era un dolor que irradiara o que presionara como habían dicho los libros de Jason, tampoco se trataba del corazón o los huesos, estaba por debajo de la piel pero se extendía hasta la punta del estómago y recorría la espalda. Era un dolor más allá del físico, que no se calmaba con pastillas o caricias, iba más allá de lo crónico pero pasaba en cuestión de horas cuando uno aprendía a concentrar su mente en otras cosas. Gabriel la concentraba en las manos que lo dibujaban y en vigilar que Beelz no metiera navajas al baño. Ese fue el año del cuarto intento, mientras él se reunía con un ángel exiliado, las señales de alarma lo hicieron desaparecer justo a tiempo para reponer el estómago de la chica. Había escondido las navajas bajo la lengua antes de tragárselas en la soledad de un cubículo ¿Qué tan jodido de bebe estar uno para que un arcángel venga a cuidarte cada uno de los pasos? Beelz tenía miedo a la respuesta, sobre todo a la vana sensación que profetizaba que algo malo habría de pasar dentro de poco. Gabriel trataba de no prestar atención ante las amenazas, sobre todo cuando en medio año las hordas no fueron a por ellos; casi estaba seguro de que Michael y Hastur tenían algo que ver con ese tiempo extra. Sin embargo estaban al límite, jalando una cuerda a punto de romperse mientras Gabriel aparentaba que todo iba bien.
Gabriel llegó a tiempo para hacer al estómago sanar y Azirafel estuvo allí, mirando como su rostro se contraía en pena y un tanto incrédulo por las palabras de Michael; suspiró, hacía demasiado tiempo que no veía a Gabriel pero podía jurar que no era el mismo que un día lo había mandado a caminar en el fuego de infierno. El de ahora lucía más similar al de antes de la caída, sus ojos se habían tornado más brillantes y se había deshecho del traje de oficina para lucir más parecido a los cánones del siglo en curso, también había adquirido el mal hábito de morderse las uñas y Azirafel lo notó cuando su mano se posó en el abdomen de Lord Beelzebub para inhibir la hemorragia. Con otro toque de sus manos hizo que el evento quedara en el olvido, ese era el arreglo de Gabriel para casi todo, el olvido. No era muy bueno en ello pero se esforzaba de veras.
-¿Realmente la amas, no?- Gabriel no respondió a la pregunta, desvió el tema a asuntos del cielo y el infierno, hacia Michael y luego dijo que no necesitaba ninguna ayuda. Azirafel se mordió el labio y miró con pena y cierta lástima al arcángel. Tal parecía que en el mundo siempre existía un demonio por el cual uno de los ángeles estaba dispuesto a caer. Solo que Lord Beelzebub ya no era del todo un demonio; había perdido su poder, cualquier vínculo con el infierno y ahora yacía medio sedada por los efectos de la curación milagrosa. -No vas a poderla proteger para siempre- dijo en última instancia haciendo al arcángel suspirar.
-Si Michael te mandó para que me des motivo para matarla ya puedes irte- Azirafel no iba a sugerir aquello a pesar de que Michael se mostró exigente en sus súplicas; la vida humana era corta y tal vez miserable pero era vida y aún en esos trozos de tristeza y amargura había trazos de felicidad como brotes de hierba en medio de la bruma y el resplandor de una estrella en la noche más oscura.
-Jamás te diría que lo hicieras- declaró el ángel. Comprendía las penas del amor y la mirada perdida de Gabriel al negarse a lastimar al ser amado. -Solo digo que quizá no seas suficiente llegado el momento. Te superarán en número y en fuerza y entonces...
-No vengas a hablarme de poder- dijo con cierto aire de odio -Soy el maldito arcángel Gabriel y...
-Y también tendrás un límite, justo como todos- Y Gabriel había tocado el límite varias veces. Azirafel lo supo cuando miró al que fuera el ángel más orgullosos llorar. Algo dentro de su núcleo empezó a temblar, Gabriel debía sufrir en serio como para hacer que la misma escencia de otros ángeles vibrara con su tristeza.
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Angelus (ineffable bureaucracy)
Fanfiction"El ángel del señor descendió a la tierra para cuidar a un demonio que habitó entre nosotros" Gabriel pensó que el castigo de Lord Beelzebub le llenaría de satisfacción. Que no habría nada más placentero que verlo vagando en el mundo mortal transfor...