Capítulo 5. Corazón roto

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Siete

El timbre de receso sonó y las puertas automáticamente se abrieron saliendo los estudiantes de distintos grados chocaban entre sí peleando quién entra de primero a la cafetería o último. Esquivo a los alumnos de pre-media que querían empujarme contra los casilleros. Refunfuño esquivando caminé por el pasillo del comedor, saludando a las personas que me sonreían y aplaudían gritando mi nombre en coro.

—Hermano, ¿dónde estabas? —me preguntan y yo niego.

—Caminando —sonrió disimuladamente.

Los dos se miran dudando de mi respuesta.

—Ajá —dijo Aslani—. ¿Cuándo vendrás a mi casa a grabar? —pregunta.

—Estuve pensando ir hoy —empiezo a comer mi empanada de pollo guisado.

—Vale, vení hoy —insiste Eric.

Asiento sonriendo.

Los chicos se pusieron a practicar del partido de ayer que jugó Chile con Argentina, y que, al parecer, ganaron los argentinos. Siguieron hablando mientras que yo disfrutaba de mis empanadas de pollo, están deliciosas, me como otro trozo del plato.

—Fernanda, ven, siéntate con nosotros —les oigo a mis amigos invitarla a sentarse en nuestra mesa.

La silueta de mi mejor amiga caminando y sonriendo hacia ellos, se podría decir que me provocó un poco de celos inocentes. Desvío la mirada mirando a Nathaly que venía hablando con su grupo de amigos.

—Hola, chicos —los saluda sentándose a lado mío.

—Chicos, ella es Fernanda —los presentó entre dientes—. Fernanda ellos son Aslani y Eric —entrelazo mis manos, dando un solo aplauso.

Se intercambian sonrisas tras sonrisas.

—¿Me das tú número de celular? —inquiere Aslani mirándola fijamente.

—¿Eh? Es una broma, ¿cierto? —Fernanda se echa a reír mirándome.

Le doy un zape debajo de la mesa.

—¡Auch! —se queja Eric en vez de Aslani.

Gruñó girando la pierna en dirección de mi amigo.

—Y, ¿desde cuándo son mejores amigos? —nos pregunta Aslani.

—¡5 años! —respondimos a el unísono— ¡4 años! Me rindo, no sé —nos volteamos a ver.

Mis amigos tosen con disimulo mirándonos.

—Siempre me he preguntado, ¿si ustedes son españoles? —Fernanda abre su yogurt de fresa.

—Somos españoles —le remarcan el acento español.

Me relamo los labios escuchándolos en pleno silencio.

—¿En serio? —se sorprende abriendo los ojos como platos— lo digo porque ustedes no tienen el acento remarcado de siete.

Me rodea en el cuello el brazo de Eric.

—Este idiota no se le olvida su acento, ya que lo hablo con fluidez —me despeina el cabello.

—Aah —se mete una cucharada de yogurt. —Oye, Aslani, tú le estás enseñando mexicano a este bebecito.

Aslani se atragantó con su gaseosa de coca-cola.

—S-si —tartamudeó— ¡Dios mío! Oírla decir eso me provoco de todo —susurra sin ser escuchado por Fernanda.

—Pues le sale mal —se ríe. —Con permiso, chicos, voy a buscar otro yogurt.

Enamorada de mi mejor amigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora