Capítulo 9. Noche de chicas

596 31 4
                                    


Fernanda

Las canciones me transportaron a el pasado que empecé a recordar mi infancia con mis hermanos y siete está ahí jugando conmigo. Aquél día que pelee por una tontería ninguno de los dos quería perder que nos dejamos de hablar durante toda la tarde. Yo me moría de decirle: ganaste pero era una niña muy orgullosa y mimada debo de admitirlo, preferiría comer mil veces tierra que admitir que perdí.

Qué lindos recuerdos.

Recordé los días que hacíamos pijamadas y veíamos películas no nos olvidemos de las fechas importantes que pasábamos halloween en su casa comiendo dulces y jugandonos bromas, las navidades que pasaba en mi casa era un desastre tenía que esconder los regalos de siete siempre fue y será un niño curioso.

Sonreí con las mejillas humedecidas de lágrimas.

La puerta del aula se abre dejando ver a un chico españolo entrar, siete lo noté extrañó, su rostro lo reconocí a el instante. Está triste y sin ánimos de nada. ¿Qué le habrá ocurrido? Es raro que se entristezca de repente.

Si siete es una persona energética, sus pilas no se agotan porque sí, algo le debió de ocurrir para que esté deprimido.

—¿Estás bien?

—No, no lo estoy —se para de la banca, molesto—, ¡Nathaly, me mintió en mis propios ojos! Yo no sé que pensar de ella, me gusta, pero lo que hizo no estuvo bien.

—¿La amas?

Lo admito fue estúpido lo que pregunté, si, es necesario saber si la sigue queriendo o no. Mi mente sabe su respuesta, mi corazón quiere seguir engañándose.

Por Dios.

Soy una ilusa.

—Claro que sí y mucho.

Crack.

¿Escucharon eso? Pues me rompió.

—¿P-por qué no se lo dices? —tartamudee. Mi voz está a punto de quebrarse.

—Terminé con ella —soltó.

Mi boca se abrió sorprendida de sus tres palabras.

Rompieron. No son pololos. Me siento confundida, extraña y a la vez feliz, terminó con Nathaly, mi enemiga de primaria. Ya le quiero restregar en su cara: ¿ves? Siete te dejó por puta imbécil, me cagó en tu padre si ustedes dos regresan, aunque no lo creo, mi mejor amigo no da segundas oportunidades y me le rió enfrente de sus amiguitas.

La maldad es tan dulce...

El timbre sonó y a los diez minutos que pasaron entraron nuestros compañeros a dar clases. Siete se sentó a lado de mi, ninguno volvió a mencionar el tema. La clase que nos tocaba era artes, saque mi libreta y el estuche de lápices de dibujó. Siento un peso en mi hombro, miró por el rabillo del ojo y me encuentro a amigo se a recostado.

Suspire aliviada.

No me gusta verlo así, Nathaly me las va a pagar.

—Fer —susurra con los ojos cerrado. —No sabéis cuanto te quiero y te aprecio, eres la mejor amiga del universo.

«Mejor amiga, mejor amiga, mejor amiga», repitió mi conciencia.

Auch, duele, no me hagas sentir peor.

—Tú el mío... —y ya se durmió.

Le acarició el cabello castaño ondulado que tiene y que me fascina enredar mis dedos allí y perderme en su cabellera chocolate.

Enamorada de mi mejor amigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora