Enamorada de mi mejor amigo

Capítulo 8. ¿Rompimiento?

Fernanda

Salí de mi recámara vestida con el uniforme del colegio, baje las escaleras dirigiéndome a el comedor donde estaban mis hermanos viendo una serie de Netflix y desayunando hotcakes de mi querida madre. Adoro los hotcakes. Me trafique uno en la mochila, corrí a besar la mejilla de mi mamá que me miraba con una sonrisa de ternura.

Le sonreí, sentándome en la silla frente a mi hermano mayor que no desviaba la mirada del televisor. No sé, como hace para verse series tras series e ir bien en el Instituto, ¿será que hizo un pacto? Negué con la cabeza, picoteando los huevos revueltos.

—Hoy los llevaré a el colegio —dice mi mamá con emoción.

Frunzo el ceño mirando mi plato de comida.

—Vale, má —responde mi hermano menor. El único que está en la tierra después sigo yo que estoy en Júpiter.

Terminó de desayunar y lavó mi plato, me cepillar los dientes y el cabello que se me volvió a enredar. Salgo de la casa, cerrando la puerta del portón, me subo en el coche de mi mamá. Me costó pelear el puesto de copiloto, siempre que estoy con mis demonios conocidos como mis hermanos me hacen alguna maldad. Hay veces que llegó sucia a el colegio o manchada de slim de colores.

Miró por el retrovisor el camino de la otra calle que esta vacía, los árboles verdes ni se mueven y las casas son tan pequeñas que pocas familias viven allí, la mayoría vive por mi calle.

Sacó mi celular mirando las notificaciones del WhatsApp, Instagram, Twitter y YouTube, entró a mi buzón de mensajes. Tengo 30 mensajes de mi mejor amigo, 2 meses de Kevin, 6 mensajes de Dana y 1 mensaje de mimi.

Kevin

Hola, Fer, ¿me preguntaba si estás ocupada mañana?

[9:15am]

Ten un buen día

[9:15am]

No estoy ocupada, gracias ten un buen día, kev 😊

Mi mamá se estaciono en la entrada del Instituto, salimos yo y mi hermano mayor que no despega la vista de su móvil. Ruedo los ojos y cruzó la calle, entró y camino en dirección a mi aula de clases. Pido permiso a una chica que esta hablando con una compañera mía. Tomó asiento en los últimos puestos de atrás, doy una mirada a mi alrededor.

No hay nadie.

Llegué muy temprano que aburrido, saque mi iPhone y mis audífonos, los conectó y pongo mi música al azar, suena la canción de Bryan Mayers. Empiezo a tararear la letra y a bailar en el salón sin importar lo que me digan o hagan, moví las caderas y las manos.

Me muerdo los labios y al ver a Dana a recostado del marco de la puerta. Alzó la mano saludándola.

—Ahre, dímelo mami —le doy un leve golpecito.

—Vamos a la cafetería, tengo hambre —dijo arrastrándome a el infierno.

Dana y yo veníamos caminando y hablando de nuestra salida del viernes. Formamos la fila de la cafetería y nos sentamos en la mesa del fondo. Ella pidió una rebanada de pizza con un refresco y yo pedí una hamburguesa con papás y Coca-Cola. Miró mi plato con enamoramiento, mordi un trozo de ella. Dios, que delicia.

—Hola, chicas —Llegó siete y se sentó a lado de mi—, ya se enteraron mañana no tenemos clases, ¿por qué no salimos? —pregunta llevándose una papa a la boca.

Le di un manotazo por haber metido la mano en mi comida.

—¿Adónde iremos? —Se reaparece Aslani y Eric.